Como titular de la SEDATU, Rosario Robles Berlanga vino en varias ocasiones a San Luis Potosí en giras de trabajo con el gobernador Juan Manuel Carreras, la relación era buena a secas, no había una gran amistad y se conducían siempre en la línea de la institucionalidad.
Con biografías opuestas, ella se forjó en el sindicalismo universitario, mujer de izquierda, cofundadora del PRD, jefa de gobierno de la CDMX que devino en doble secretaria de Estado del presidente Enrique Peña Nieto; mientras que Carreras, egresado de la Escuela Libre de Derecho, prohijado por el exgobernador Gonzalo Martínez Corbalá, dejó el PRI seis años para laborar en el gobierno de Calderón en un cargo de bajo perfil, para luego regresar en la gestión de Toranzo y de ahí brincar a la cúspide del poder estatal.
Si algo los unió, fue la mutación de sus carreras políticas y la habilidad para caer parados.
Las visitas de Rosario a la entidad eran intrascendentes, la SEDATU no es una dependencia que haga obras y su función es más de planeación y regulación del territorio, además de otorgar certeza jurídica a los núcleos agrarios.
Su fidelidad a Peña Nieto la demostró con creces en una de esas giras, en junio del 2016, no le importó incomodar al gobernador Carreras ni enfrentarse al entonces alcalde capitalino Ricardo Gallardo Juárez, reunidos en la colonia General I. Martínez para inaugurar una obra de pavimentación, que se atribuyó al perredista.
Entrona, manifestó: “Me da mucha pena cuando una mujer se sube a leer algo que le escribieron; yo creo que tenemos mucha capacidad y mucha fuerza y tenemos la inteligencia para no dejarnos engañar. Y esta obra, de 20 millones de pesos, el gobierno del presidente Peña Nieto puso la mitad de esta obra […] desde luego que son recursos del pueblo, son los recursos de los mexicanos que están aquí a favor de los que menos tienen, de manera transparente […] aquí nadie está para ponerse medallas que no le corresponden, estamos para trabajar”.
Carreras le preparó el terreno, al aclarar que la obra se había iniciado antes de que entraran en funciones tanto él como Gallardo. El incidente dio para una nota nacional, presentando a una secretaria Robles con la camiseta bien puesta, cuando lo cierto es que el sexenio de Peña Nieto no aportó nada a los potosinos que se recuerde, que no sean los tramos carreteros de cuota del grupo Valoran de los Rangel, por lo que defender esa pavimentación resultó risible, más a la distancia.
Hoy, Robles está en la picota, encarcelada por el escándalo de la “estafa maestra” que se orquestó a su paso por la SEDESOL y SEDATU de la mano de Emilio Zebadúa, con un daño al erario de 3.4 mil millones de pesos, y está embarrando a Peña Nieto (que alguna vez le dijo: “No te preocupes, Rosario”), y a José Antonio Meade, quien la sustituyó en la SEDESOL.
Esos personajes deben estar ahora muy preocupados, el salpicadero apenas comienza, ya se verá hasta dónde es capaz de llegar la #4T.
Juicio político contra Nava
La abogada Teresa Carrizales presentó la solicitud de juicio político en contra del alcalde Xavier Nava por haberla desalojado de la oficialía del Registro Civil y remitirla a la barandilla, las expectativas de que proceda son remotas, con la experiencia del caso del secretario de Seguridad Pública, Jaime Pineda, la mayoría del Congreso del Estado, como la anterior, acata —sin chistar— línea palaciega.
El PAN en trance
El PAN estatal tiene algún temor porque decidió encerrarse a piedra y lodo para no recibir a José Cruz Paulín Rojas, aspirante fallido a dirigir el comité municipal de Soledad porque, al decir de la comisión organizadora del proceso, no presentó en el plazo establecido su carta de no adeudo (de cuotas partidistas).
¿Por qué le temen tanto a Paulín? ¿Le saben algo que desconoce la opinión pública? ¿Será otro agente desestabilizador como ven al exregidor que denunció haber sido agredido por el dirigente Juan Francisco Aguilar? [Javier Padrón]