Hacer efectivo el derecho pleno a la participación política de las mujeres indígenas aún es tema pendiente en la agenda de los derechos humanos en el país, sin embargo, la lucha por su respeto ya está en camino. Experiencias recientes han motivado la publicación de un libro que fue presentado en la Coordinación Nacional de Antropología, durante un panel que hizo rodar lágrimas -de autoras y asistentes-, en un auditorio donde se erizó la piel más de una vez.
Democracia pendiente. Una mirada propia a la participación y la violencia política contra mujeres indígenases el título de la publicación, coordinada por la antropóloga y socióloga Paloma Bonfil, quien logra una pieza colectiva, guiando la participación de cuatro mujeres indígenas para desarrollar los estudios en campo, en sus propias comunidades, a través de una práctica que la académica considera innovadora dentro de ambas disciplinas.
Paloma Bonfil, coordinadora nacional de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), considera que es momento para que las Ciencias Sociales salgan del protagonismo académico y hagan un lugar para los portadores de cultura, impulsando la reflexión activa.
En los últimos años, el trabajo de la antropóloga ha sido generar metodologías colaborativas, interculturales, en las cuales sean las propias mujeres indígenas quienes construyan las preguntas, los instrumentos y mecanismos, así como el proceso de trabajo en los estudios en campo.
Esta forma de trabajo, además de ser incluyente, agiliza los estudios porque las mujeres que colaboran son de la propia comunidad en estudio, enfatiza Bonfil al referir “que ellas conocen la región, la gente y son activistas de los procesos de derechos de mujeres indígenas, e identifican rápidamente a quién entrevistar.
“En este ejercicio buscamos hacer preguntas que se pudieran responder en los entornos locales y luego en reflexiones colectivas, sobre las características particulares y las compartidas por varias comunidades. El resultado es un registro testimonial, más que un libro estrictamente académico, de importancia, porque están las voces de las mujeres indígenas”, dijo Bonfil.
El proyecto del cual deriva el libro fue desarrollado y editado por la Asociación Civil Grupo Interdisciplinario sobre Mujer, Trabajo y Pobreza (GIMTRAP) con el apoyo del Instituto Nacional Electoral (INE); contó con la participación de cuatro lideresas, así como una organización de mujeres indígenas de los estados de México, Michoacán y Oaxaca, abarcando tres regiones: zapoteca de la Sierra Sur oaxaqueña, purhépecha de la zona lacustre y la Meseta michoacana, y mazahua mexiquense.
La investigación se desarrolló a lo largo de 2018 y principios de 2019, por etapas y a través de distintas actividades, en el contexto de una contienda electoral que resultó una de las más agitadas de los últimos 20 años.
Hicieron el seguimiento de lo que sucedía con las mujeres indígenas que se insertaron en el proceso electoral, quienes vencieron muchas dificultades para estar postuladas y competir en circunstancias adversas, algunas de ellas para ganar los espacios de participación.
“Fue un seguimiento documental, de entrevistas, lo que vemos son los enormes retos de nuestro sistema democrático para que las mujeres indígenas participen por la vía electoral en la toma de decisiones en este país, tanto por las trabas que se ponen para su militancia partidista, para ser postuladas y para recibir los apoyos cuando ya son contendientes dentro de un proceso electoral. Lo difícil, muchas veces, no es postularse sino mantenerse y ejercer una función, una vez que se gana.
“En la actualidad, siguen existiendo formas de pensar y actuar sociales, en las cuales no se considera necesario, relevante ni importante que las mujeres estén plenamente en los espacios de toma de decisiones. ¿Qué estamos haciendo para cambiarlo?, es una pregunta ética, profesional, y también de compromiso social que vale la pena reflexionar”, expuso la antropóloga del INAH.
En el panel participaron tres de las cuatro autoras indígenas, todas profesionistas: Irene Hernández Bautista, mujer mazahua de una comunidad de San Felipe del Progreso, fundadora de Ke´Gua Rerichejui AC, organización dedicada al impulso de los derechos de las mujeres y jóvenes de esta etnia.
Para ella, lo importante es hacer visible lo que han vivido aquellas compañeras indígenas al intentar ocupar cargos de elección y puestos donde se toman las decisiones de su comunidad o municipios, y explicó que a través de este proyecto llevaron a cabo talleres para compartir experiencias, con la intención de que ese aprendizaje las ayude. “Les comparto sus vivencias, de cómo llegar a un espacio político, hablando su lengua, apenas conociendo los derechos que tienen, quisiera que todos las escucharan y sintieran lo que ellas han pasado”.
Patricia Torres Sandoval, abogada purhépecha de una comunidad de Tingambato, Michoacán, tiene 33 años e integrante de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas, de la Red de Abogadas Indígenas. Para ella la realidad es triste, expuso, “porque las mujeres indígenas siguen sin estar en los espacios de toma de decisiones y las pocas que sí han llegado, son bloqueadas porque los presidentes municipales no quieren que las regidoras, las síndicas brillen más que ellos.
“La violencia política se traduce en que las mujeres no conocen cuál es la agenda política, los derechos a la participación y representación política, y no saben cómo manejar el espacio de toma de decisiones para hacer la política pública comunitaria, municipal o estatal”. En este libro habla de esa limitación.
Marilyn Ramón Medellín es representante indígena ante el Consejo Consultivo de ONU Mujeres y fundadora de Ke´Gua Rerichejui AC. “Para mí es un sueño ver mi nombre en un libro”, dijo con la voz entrecortada, “…y me da mucha alegría”, sus lágrimas humedecieron más de dos ojos en el auditorio que la escuchaba.
La abogada señaló que en los municipios mazahuas han tenido que trabajar mucho, porque al ser un estado cercano a la Ciudad de México, con mucha migración, se pierde la identidad. “Quiero contribuir para cambiar la realidad de las indígenas, llevo ocho años en este camino y he conocido la historia de muchas mujeres que dentro o fuera de la política han vivido diversas formas de violencia. El ejercicio del libro me gustó porque plasma esas historias que necesitan salir para que otras personas las conozcan”.
La cuarta autora, quien no asistió a la presentación, es Camelia Gaspar Martínez, maestra en Derecho por la UNAM, integrante de la Red de Abogadas Indígenas, especialista en derechos de las mujeres indígenas e integrante de Ixmucane Defensoría de Mujeres AC.
El libro fue comentado por Dalia Barrera Bassols, quien lleva más de dos décadas haciendo investigaciones sobre participación política de las mujeres en los municipios. Dijo que este tipo de estudios hacen mucha falta porque en el tiempo que ella lleva estudiando había mujeres indígenas de diferentes grupos étnicos, pero no era fácil hacer un trabajo focalizado en sus problemáticas, siempre había cuestiones pendientes por comprender e indicar. Hay temáticas que son un reto en la actualidad porque estamos frente a situaciones extremas y complejas.