Durante su comparecencia en la Cámara se Diputados para aclarar el operativo del 17 de octubre en Culiacán, el secretario Alfonso Durazo dijo que no tiene inconveniente en poner su renuncia sobre la mesa y que si es sometido a juicio político por el poder legislativo “me someteré a la decisión de esta soberanía”.
“Mi renuncia es lo de menos, si una renuncia resolviese un problema de la dimensión que tenemos, no tendría ningún inconveniente en ponerla sobre la mesa. Yo lo he dicho en otras ocasiones: no busqué esta responsabilidad pero también una vez asumida no la eludiré y estaré aquí cumpliendo en la medida que tenga de aportar a la solución del problema de inseguridad.
“El tema del juicio político, pues les corresponde a ustedes promoverlo y les correspondería a esta soberanía decidir. Y cualquiera que sea la solución de ese proceso, no faltaba más, me someteré a la decisión de esta soberanía”.
Sobre haber hecho público el nombre del coronel responsable del operativo en Culiacán violando así, no sólo la regla básica de táctica militar sino hasta la Ley de Seguridad Interior según el planteamiento del diputado Yunes, el secretario respondió que se hizo por responder una pregunta.
“Terminamos poniendo un nombre sobre la mesa para que vean todos ustedes que tenemos restricciones en virtud de la eficacia del trabajo que estamos haciendo en materia de seguridad. Esas restricciones tenemos que repararlas todos, no solo el gobierno. Nada de estado fallido o derrotado esas son sutilezas que no entiende la gente.
“El estado mexicano tiene la capacidad de enfrentar al crimen organizado a condición de que lo hagamos conjuntamente en una serie de variables, no solo el gobierno federal y no solo la fuerza pública, son muchas variables y somos muchos los corresponsales”.
En medio se una comparecencia difícil, en la que se expresaron duros cuestionamientos, Durazo dijo que la información ofrecida el miércoles 30 “es un ejercicio inédito de información, nunca antes el Ejército, la Marina, la Policía Federal han dado la información que hemos puesto sorbe la mesa en el caso Culiacán.
Por Milenio