Ante las versiones de diversos medios de comunicación sobre las presuntas irregularidades en la construcción del Hospital Central y el manejo financiero de la noble institución, el doctor Francisco Alcocer Gouyonnet está en un dilema, se va o se queda.
Descendiente de una familia de médicos de larga tradición en San Luis Potosí, Francisco egresó de la Facultad de Medicina de la UASLP, realizó además estudios en el Instituto Nacional de Nutrición y en la Universidad de Alabama, y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Su gestión al frente del HC ha sido muy controvertida. La difusión de noticias negativas ha sido constante. Ciudadanos Observando documentó las contradicciones en los sueldos del personal directivo, en los que Alcocer ganaba menos que el director administrativo Héctor F. Aguilar Martell.
Otra noticia de escándalo fue que la institución compró medicinas contra el cáncer por un millón de pesos a una empresa “fantasma” (Comercializadora Ismalog), la misma que fue utilizada por la anterior legislatura para adquirir despensas y material para construcción.
La contratación de una empresa farmacéutica vetada por el gobierno federal por presuntos actos de corrupción y la cereza del pastel fue la adjudicación de la construcción del nuevo HC a la empresa Ingeniería y Control de Proyectos S.A de C.V, el concurso público fue descalificado por la CMIC al considerar que fue hecho a la medida para que fuera ganado por esa empresa.
La obra presumida como un gran logro de la administración carrerista luego de años y años de gestiones infructuosas para su modernización, con un costo de mil 956 millones de pesos, es considerada como “un nuevo cascarón”, no se amplió su capacidad de atención ni de servicios a la población.
Cuando ha tenido que enfrentar a diputados, al consejo de transparencia y medios de comunicación, el doctor Alcocer asegura que todo está en orden, encomia al HC y que se debe presumir la institución.
Los que conocen y tratan al doctor Alcocer aseguran que es un hombre intachable, incapaz de incurrir en actos de corrupción, que no tiene ninguna necesidad de andar en conflictos, que como médico particular es muy exitoso y que todos los problemas en los que se ha visto envuelto se originan en la Secretaría de Salud y se lava las manos.
Que tanta alharaca generada, ya le está colmando la paciencia, no quiere ver su nombre manchado por culpa de otros, se siente utilizado y ya se hartó.
LA DOCTORA RANGEL
La llegada de la doctora Mónica Rangel Martínez a la Secretaría de Salud provocó de inmediato inconformidad de una parte de los trabajadores, hubo despidos inevitables, la limpia habitual de cada inicio de sexenio, y hacia fuera, grupos de poder han intentado su destitución porque, se dice, que les afectó sus intereses económicos en las licitaciones y adjudicaciones directas.
La designación de su chofer como su secretario particular, su boda y la mesa de regalos en Liverpool, el accidente con una pistola en forma de pluma, el “hackeo” de su cuenta de redes sociales; cuando soltó en una comparecencia ante diputados que ganaba 222 mil pesos dio una idea de su falta de previsión y asesoría adecuada; y la deuda que arrastra la dependencia de mil 600 millones de pesos, son algunas de las noticias que han moldeado la vulnerabilidad de esta funcionaria en la administración estatal.
Sin embargo, cuenta con todo el respaldo del gobernador Carreras, se reúnen con mucha frecuencia, la ha sostenido con firmeza como a la titular de la SEGAM, Yvette Salazar, que también trae su cauda de detractores.
Los que quieren fuera a la doctora Rangel son los mismos que lo apoyaron a él para llegar a la gubernatura, la ven como una extraña sin méritos que no debió llegar a la secretaría porque no les comparte el enorme presupuesto de que dispone; el elemento femenino del gabinete ha resistido más de lo que se esperaba.
El sexenio ya está en su tramo final y el Congreso del Estado cada año vota la cuenta pública sin problema, la Auditoría Superior no encuentra nada grave, habrá que esperar el escrutinio de la Auditoría de la Federación de este año y el próximo sobre el ejercicio de las partidas de su competencia.
La oposición panista no ha mostrado interés en los tejes y manejes de los recursos de salud; sus legisladores usaron la misma empresa “fantasma” que le facturó al Hospital Central, por lo que no tiene mucho que decir, sus reclamos se han concentrado en la desaparición del Seguro Popular y en la escasez de medicamentos para tratar de demostrar que la 4T colapsó el sistema de salud, cuando lo cierto es que ya estaba tronado desde hace muchos años. [Javier Padrón]