La muchedumbre amontonada recientemente en una calle fría y oscura de Hong Kong no era parte de las manifestaciones antigubernamentales que estremecen desde hace meses este territorio semiautónomo chino.
No exigía reformas políticas sino mascarillas, que están escaseando en medio del furor desatado por el virus que ha matado a más de mil personas en China continental y a una en Hong Kong.
Las manifestaciones de protesta han perdido fuerza en los dos últimos meses hasta quedar prácticamente en la nada. Toda la atención está enfocada en cómo evitar una repetición de lo que pasó con el brote de SARS del 2002-03, que mató a unas 300 personas en Hong Kong.
La mayoría de las demandas de los manifestantes, no obstante, no han sido satisfechas y es demasiado temprano para dar por muerto a ese movimiento.
Manifestaciones cada vez más pequeñas
La frecuencia e intensidad de las manifestaciones disminuyó tras la victoria abrumadora de fuerzas a favor de la democracia en elecciones municipales en noviembre. La votación representó una fuerte condena al Gobierno de Carrie Lam y fue seguida por un período de relativa calma.
Cientos de miles de personas colmaron las calles el 8 de diciembre para participar en una marcha pacífica y presionar al Gobierno a que acepte sus demandas de una democracia plena y de que se investiguen denuncias de brutalidad policial contra los manifestantes.
Los manifestantes regresaron el 1 de enero con una marcha que dio lugar a desmanes violentos. La policía disparó granadas de gas lacrimógeno y cañones de agua, mientras que los manifestantes, vestidos de negro, les tiraban bombas incendiarias. Más de 400 personas fueron detenidas.
Desde entonces han estallado algunas manifestaciones más pequeñas, incluidas concentraciones a la hora del almuerzo en las que participan oficinistas y vigilias en homenaje a un estudiante fallecido durante las protestas.
La frustración persiste
El malestar con el gobierno no se ido y ahora se critica su manejo de la crisis asociada con el coronavirus (COVID-19).
Residentes de varios barrios han montado protestas contra los planes del Gobierno de poner en cuarentena a las personas infectadas. Miles de empleados de hospitales que hace poco se sindicalizaron se declararon en huelga la semana pasada y plantearon cinco demandas, incluida la de que se cierre la frontera con China continental y se ofrezca mejor protección contra el virus a los trabajadores del campo de la salud.
Un sindicato de asistentes de vuelo de Cathay Dragon, una aerolínea afiliada a la principal compañía aérea de Hong Kong, Cathay Pacific, también amenazó con declararse en huelga si no se suspenden los vuelos a China continental.
Dixon Sing Ming, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, indicó que las protestas dieron paso a un movimiento más amplio, en el que participan nuevos sindicatos y que promueve boicots a empresas estatales a través de las redes sociales. Circularon versiones de que en el primer mes del año se formaron 27 sindicatos nuevos, comparado con 23 en todo el 2019.
Cuando aumentaron las presiones para que se cierre la frontera, el Gobierno suspendió las comunicaciones con trenes y la mitad de los vuelos. Posteriormente cerró todos los puertos de ingreso, con excepción de tres. Y acto seguido impuso una cuarentena de 14 días para todas las personas provenientes de China continental. Muchos piensan que estas medidas se demoraron demasiado y no son suficientes.
Los desencadenantes
Un dirigente que participa en la organización de las protestas, Ventus Lau, dijo que el malestar no solo no desapareció, sino que se agravó por el manejo que hizo Lam de la crisis asociada con el virus, sobre todo su negativa a prohibir el ingreso de visitantes de China continental. Muchos creen que Lam cedió a presiones del Gobierno central chino, incluidos algunos funcionarios de su administración que se han sumado a las críticas.
La nueva crisis seguramente avivará los pedidos de reformas y “dará más fuerza al movimiento a largo plazo”, pronosticó Lau.
En el horizonte asoman otros asuntos espinosos que podrían sacar nuevamente a la gente a las calles, entre ellos un informe sobre el comportamiento de la policía durante las protestas que está siendo demorado.
En las redes circula una consigna que sintetiza el sentir de la gente: “Combatan el virus, pero no se olviden de nuestra causa”.
AP.