[Javier Padrón]
La sesión ordinaria del Consejo Directivo Universitario, realizada la mañana de este viernes en el auditorio Rafael Nieto, bajo las medidas de prevención sanitaria por el Covid-19: medición de temperatura, el uso de tapabocas y gel antibacterial, la distancia entre dos butacas de los consejeros asistentes, reflejaron el ambiente de hermetismo que rodea a la sucesión del rector Manuel Fermín Villar Rubio.
En la sesión se avaló la creación de dos maestrías y un doctorado, con lo que se alcanzó la cifra de 99 posgrados en la UASLP, todo sucedió con apego al orden del día previsto.
Al concluir la sesión, el rector Villar Rubio salió por la puerta trasera para evitar a la prensa y su segundo de abordo, Anuar Kasis Ariceaga, al ser alcanzado por un grupo de reporteros desde el interior del Rafael Nieto prácticamente huyó, solo volteó para pretextar que tenía unos asuntos que atender y se metió a su oficina.
¿A qué le temen ambos funcionarios? ¿Al contagio del coronavirus?, o ¿a los cuestionamientos de la prensa a la que tratan con desprecio?
La explicación parece ser la siguiente: en el Edificio Central se desató una guerra en la punta de la pirámide porque no se acataría la regla no escrita de que el secretario general es el que suele ascender a la rectoría.
Enterado de que Villar Rubio impulsa a la secretaria académica, Dolores Lastras Martínez, para sucederlo, Kasis emprendió una campaña entre los consejeros para pedirles su voto para su candidatura que no ha hecho pública hasta ahora.
Debió sentirse traicionado, desdeñado, enfrenta el dilema de mantenerse fiel a su jefe o romper con él y trastocar sus planes que lo dejaron fuera, perdió mucho tiempo al confiar en que Villar había decidido favorecerlo, solo fue utilizado para alentar especulaciones y encubrir el verdadero objetivo.
Dolores Lastras tampoco se ha pronunciado como aspirante, ni ha hecho ninguna declaración a medios sobre el tema, se mantiene en silencio en una burbuja, como lo dicta el anacrónico canon del tapadismo priista, empero, sí está buscando los votos de los consejeros y tiene ya un proyecto de trabajo que le fue hecho por encargo de Villar a terceras personas, y debe estar concentrada en su lectura para ver por dónde va la cosa y no desbarrar.
Como no forma parte del CDU no se dejó ver en el Rafael Nieto pero su nombre se mencionó en voz baja entre los consejeros como la favorita de Villar Rubio, y en voz alta entre los reporteros que cuestionaron al director de Medicina, Alejandro Zermeño y al director de Humanidades, Miguel Ángel Aguilar, sobre la eventual llegada de Lastras a la rectoría por imposición de Villar.
La mayoría de votos del CDU, que se pensaba amarrada para Kasis, se puede ver disminuida al traslaparse a favor de Lastras; el secretario general por un lado, tratando de ganar adeptos a última hora y por el otro, haciendo lo suyo, el director Zermeño, la mayoría obtenida por Villar desde su posición de poder para Lastras se puede fragmentar de manera drástica y el escenario de una sucesión tersa a lo mejor no lo será tanto, por lo menos no sería suficiente una ronda de votaciones para lograr la mayoría requerida.
A diferencia de Zermeño que se abrió de capa desde el principio y tiene un importante número de votos comprometidos para su causa; Kasis lo habría buscado para que declinara a su favor sin lograrlo, Aguilar no es ningún problema.
Funge como una pieza clave de Villar en el manejo de la sucesión, restar fuerza a los que se salen del guion y legitimar el resultado diseñado, en sus declaraciones a los medios de este mismo viernes se dejó ver como un operador político del rector, no es un candidato genuino, trabajo que le será recompensado con magnanimidad en la próxima administración.
De llegar Lastras a la rectoría representará la continuación del villarismo, estaría subordinada a la tutela de su maestro, sería una figura decorativa, se mantendrían sin cambio las prácticas que han estado mermando a la UASLP: la resistencia a la transparencia y rendición de cuentas, la prevalencia del nepotismo, tráfico de influencias y corrupción; el manejo bonapartista que ha distinguido a los últimos rectores.
En los campos del discurso y la imagen, no de lo realidad, parece ser la idónea para la crisis que enfrenta la UASLP por las denuncias de acoso sexual de docentes, se haría suponer que con su arribo se daría un manejo eficaz para erradicar este problema y se lograría la utópica equidad de género en la machista institución, se manejaría como un brinco histórico al dejar atrás el añoso poder patriarcal.
Si no se presenta un imprevisto, la sesión extraordinaria para elegir al nuevo rector o rectora se realizará el 3 de abril, precisamente el Viernes de Dolores.