El nuevo coronavirus, oficialmente conocido como síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2 (SARS-CoV-2), agente etiológico de la enfermedad COVID -19, surgió en Wuhan, provincia de Hubei, China en diciembre del 2019. El 11 de marzo de 2020, la Organización de la Salud (OMS) declaró esta enfermedad como una pandemia .
En ausencia de cualquier terapia eficiente conocida y debido a la situación de “salud pública de emergencia “, muchas drogas han sido probadas recientemente en el tratamiento para COVID-19, incluyendo un medicamento antipalúdico de bajo costo: la cloroquina y su derivado hidroxicloroquina (HCQ), junto con varios otros medicamentos antivirales.
Los informes recopilados hasta el momento han sugerido que varias de estas drogas podrían ser candidatos potenciales para el tratamiento de COVID-19, aunque la efectividad clínica de estos fármacos aún no se ha evaluado completamente; sin embargo, el pasado 10 de abril se publicó el primer ensayo clínico controlado sobre la HCQ en el tratamiento del COVID 19.
En este estudio aleatorio doble ciego, se observó que el tiempo de recuperación, la duración de la fiebre y de la tos fueron estadísticamente menores en el grupo de la HCQ en comparación con el grupo que no la recibió (p<0.05), al igual que la recuperación de los casos complicados con neumonía, lo cual ocurrió en el 80.6 % de los tratados con HQC, en compración con el grupo control que fue de 54.8 % (p <0.05).
El estudio mencionado se llevó a cabo dado los antecedentes de la eficacia de la cloroquina sobre el virus SARS COV 1 (Savarino A. Effects of chloroquine on viral infections: ¿an old drug against today’s diseases? Lancet Infect Dis. 2003; 3: 722- 727 ) y los reportes del Dr Zelenko y del Dr Gautret ( Hydroxychloroquine and azithromycin as a treatment of COVID-19: results of an open-label non-randomized clinical trial, DOI: https://doi.org/10.1016/j.ijantimicag.2020.105949 ), quienes habían demostrado en estudios no experimentales su eficacia en más de 500 pacientes.
La manera como estos medicamentos actúan está aún por dilucidarse, pero todo pudiera indicar que este fármaco actúa como un ionóforo del zinc al favorecer el ingreso de este mineral al interior de la célula (Universidad de Oklahoma. Chloroquine Is a Zinc Ionophore Jing Xue. PLosOne 2014; 9(10): e109180), el cual desde el año 2010 había demostrado que es efectivo in vitro contra Coronavirus al inhibir la RNA polimerasa, enzima indispensable para su replicación (Zn2+ Inhibits Coronavirus and Arterivirus RNA Polymerase Activity In Vitro and Zinc Ionophores Block the Replication of These Viruses in Cell Culture.Velthuis. www.plospathogens.org. November 2010. Volume 6. Issue 11 | e1001176) Además de que existen múltiple evidencias de la acción antiviral e inmunopotenciadora del zinc en la literatura (The Role of Zinc in Antiviral Immunity.Scott A Read, Adv Nutr 2019;10:696–710; doi: https://doi.org/10.1093/advances/nmz013), que apoyan esta hipótesis.
Por otra parte, en su nuevo estudio, Wong e y colaboradores ( Wong C.P., Rinaldi N.A. and Ho E. Zinc deficiency enhanced inflammatory response by increasing immune cell activation and inducing IL6 promotes demethylation. Molecular Nutrition and Food Research 2015 DOI: 10.1002/mnfr.201400761) intentaron ahondar en la relación existente entre la deficiencia de zinc en las personas mayores y la inflamación. Demostraron que dicha deficiencia produce una desregulación de la citoquina IL-6, que es imprescindible para controlar la respuesta inflamatoria. En un experimento, descubrieron que los especímenes más viejos tenían unos niveles de zinc más bajos, lo que se tradujo en una reducción de la metilación de IL-6 y un aumento de la inflamación, que en última instancia es responsable de las neumonías graves y, en algunos casos, de muerte (Khattab A, Clinical study of serum interleukin-6 in children with community-acquired pneumonia. Egyptian Pediatr Assoc Gaz 2018; 66:43-48)
Lo anterior ha llevado a diversos grupos alemanes, a proponer la inclusión del zinc en las investigaciones actuales de la HCQ contra el coronavirus (Does zinc supplementation enhance the clinical efficacy of chloroquine/ hydroxychloroquine to win todays battle against COVID-19? Derwand R. doi:10.20944/preprints202004. 0124.v1) y el 8 de abril se informó que un equipo australiano está comenzando ensayos con zinc intravenoso (https://about.unimelb.edu.au/newsroom/news/2020/april/world-first-trial-to- test-benefit-of-intravenous-zinc-in- covid-19-fight )
Grupos como el del Dr Principi, que en el último número del Lancet infectous disease, sugieren el uso de la hidroxicloroquina como medicamento profiláctico mas que como agente terapéutico, para la prevención de la infección contra el SARS COVID 2, una vez que se evalúe el riesgo beneficio dado los posibles, aunque poco frecuentes efectos colaterales de la HCQ (Chloroquine or hydroxychloroquine for prophylaxis of COVID-19. April 17, 2020. DOI:https://doi.org/10.1016/S1473- 3099(20)30296-6).
Por lo que es posible el empleo de otros ionóforos naturales del zinc como la Quercetina que también ha demostrado ya su mecanismo esta acción, pero sin los efectos colaterales de la HCQ, además de su actividad antiviral contra otros virus como el del ébola (Prophylactic Efficacy of Quercetin 3-_-O-D-Glucoside against Ébola Antimicrobial Agents and Chemotherapy 2016; 60:9 y Dabbagh-Bazarbachi. Zinc Ionophore Activity of Quercetin and Epigallocatechin-gallate:From Hepa 1 ‑ 6 Cells to a Liposome ModelH. Doi.org/10.1021/jf5014633. J Agric Food Chem 2014; 62: 8085−3).
Si se considerara el sistema inmunológico como un motor, donde la quercetina es una bomba de combustible, el zinc es el combustible. La bomba PUEDE acelerar el motor, pero solo SI hay suficiente combustible en el tanque.
Por lo tanto, dado que la HCQ ha sido probada al menos en un ensayo contra el coronavirus y de que su mecanismo de acción es a través de facilitar el ingreso del zinc al interior de la célula desde el espacio extracelular y que también ya demostró su eficacia al inhibir la RNA polimerasa de la célula infectada con el primer SARS COV y por tanto la replicación viral, es de suma relevancia considerar el estado que la población mexicana guarda sobre los niveles de Zinc.
Al respecto se estima que la deficiencia de zinc en nuestra población puede alcanzar hasta el 50 % de la población (salud pública de México 2012;54: 2), debido a nuestra dieta tanto en zonas urbanas como rurales ya que los fitatos de cereales y en especial leguminosas impiden la absorción de este mineral hasta menos del 10% de su ingesta (Deficiencia de zinc y sus implicaciones funcionales. Salud pública de México 1988; 40:2). En especial en los adultos mayores, los cuales por sus condiciones particulares pueden tener una frecuencia mayor de déficit marginal de Zinc (The immune system and the impact of zinc during aging. Rink. Immunity & Ageing 2009; 6:9), afectando su inmunidad.
Al respecto, existen sugerencias de la organización mundial de la salud, con respecto a la suplementación de zinc (OMS. Administración de suplementos de zinc para mejorar los resultados terapéuticos en niños diagnosticados de infección respiratoria, abril 2011; Zinnc and the risk for infectous disease. Christa Fischer Ann Rev Nutr 2004; 24:255–75), ya que se ha observado que los niveles bajos de zinc están relacionados con todas las afecciones crónicas que representan más del 99% de las muertes por SARS-CoV-2 (CoVID-19): vejez, hipertensión, enfermedad cardíaca, diabetes, género masculino, cáncer y obesidad.
En cuanto a profilaxis, además de lo comentado, no existe al momento actual medidas implentadas, otras, que las de evitar el contagio a través de distancia o barreras físicas y el uso de prepraciones de alcohol, lo que definitivamente no tiene otro propósito que el de “aplanar” la curva para evitar sobrepasar los alcances, que en cuanto capacidad de atención de servicios de salud tienen los diferentes paises. A pesar de lo anterior, al terminar la cuarentena el virus estará ahí,infectando al menos al 80 % de la población y provocando neumonía y en algunos casos la muerte en las personas con factores de riesgo. Lo que realmnte necesitamos es disminuir la probabilidad de complicaciones, no el número de infecciones, através de un sistema inmune saludable.
Con base en lo anterior, recomendamos enfáticamente la suplementación de Zinc de manera profiláctica en nuestra población, especialmente entre los adultos mayores, siendo importante incluir un ionoforo y fitasas que permitan su correcta absorción. Quizás una vacuna podría ayudar a reconocer el virus antes, pero también hay informes de personas que dieron inicialmente negativo y posteriormente sin un nuevo contacto resultan con pruebas positivas. Si es correcto, esto podría estar relacionado con fluctuaciones en la salud inmunológica, por lo que tener su propia salud inmunológica es mucho más valioso que esperar una vacuna.
Queda un largo camino por estudiar con respecto a su efecto preciso del Zinc en esta pandemia; sin embargo, sus beneficios ya demostrados son muchos y la carrera contra el SARS COVID 2 que amenaza con nuestra superviviencia ya empezó, y va adelante. (Meunier N. Importance of zinc in the elderly: the ZENITH study. Eur J Clin Nutr 2005; 59: S1–S4. https://doi.org/10.1038/sj.ejcn.1602286).