Marcela Loyola

Esta tarde se presentará en el Colegio de San Luis el documental “Justicia para Karla Pontigo”, durante los trabajos de la Jornada Académica y Formativa: por la erradicación de la violencia de género y el acoso contra las mujeres en las instituciones y la vida comunitaria.

Este documental, de Olivia Portillo, habla de los lamentables hechos que se presentaron en el “Play Bar” la madrugada del 28 de octubre del 2012, que terminaron con la vida de la joven Karla de apenas 22 años de edad, y fue el inicio del calvario que ha sufrió la familia para que haya justicia.

Lo que se puede ver en el documental es el relato de lo ocurrido desde el sábado 27 de octubre, cuando la joven entró a trabajar y durante el final de su jornada cuando le escribió a su hermano Fernando y ambos acordaron que él pasaría por ella a las 3:00 de la mañana, para que no regresara sola a su casa.

Fernando estuvo ahí, pero su hermana no le contestaba el teléfono, y cuando preguntó por ella no quisieron darle respuesta. Ante la incertidumbre intentó entrar al bar, pero se lo negaron, y momentos después alguien salió para avisarle que Karla tenía una gran cortada.

El joven entró, en el primer y segundo piso no había nadie. Fue hasta el tercero en donde la encontró, ahí estaba la cocina y la oficina del dueño del negocio, Jorge Vasilakos. La joven estaba tendida en el piso con un charco de sangre a su alrededor y una herida en la pierna. Una de sus compañeras la sostenía de la cabeza y las manos. Él se acercó, su hermana estaba todavía consciente y alcanzó a decirle “ayúdame”.

Le dijeron al joven que Karla no había prendido la luz, por lo que no vio la puerta de cristal de la oficina y chocó con ella, la rompió y el vidrio le había hecho la cortada en el cuerpo. Fernando se percató que sus botines tenían el cierre abajo lo que le pareció raro, pero al ver la gravedad de la lesión de su hermana, no preguntó y sólo la tomó de los brazos para bajarla por la escalera.

A medio camino llegaron los servicios médicos, quienes la subieron a una camilla para trasladarla en ambulancia al Hospital Central. Ya habían sido avisados previamente de lo sucedido en el bar, pero nadie informó a la policía. Cuando la subían al vehículo, Jorge Vasilakos, el dueño, estaba presente.

Karla llegó al hospital con su hermano y minutos después su madre. Los doctores la examinaron y le dijeron que además tenía golpes en la cabeza, una mordida en el labio, señales de estrangulamiento y una grave lesión en la cabeza; “Cuando la vi supe que no había sido un accidente”, dijo la madre de Karla, Esperanza, a medios de comunicación dos meses después del incidente.

A la 01:15 del lunes 28 de octubre del 2012, Karla sufrió un shock hipoglucémico y un infarto; falleció luego de 20 horas de agonía. Hasta ese momento las autoridades ministeriales no habían aparecido en el hospital, a pesar de que los médicos les informaron sobre la situación de la joven.

Cuando la policía llegó, lo hizo para presionar a la familia para que donara los órganos de la mujer, ya que se encontraban sanos. Esperanza accedió con la condición de que iniciaran una investigación por homicidio.

Fue hasta que pasaron 38 horas del incidente, que los agentes acudieron al lugar de los hechos a realizar las indagaciones periciales, pero el área donde ocurrieron los hechos ya había sido limpiada; lo único que encontraron fue que la mochila de la trabajadora estaba dentro de la oficina de Jorge. Al mismo tiempo los Servicios Médicos Forenses realizaron la necropsia de ley a Karla, en la que encontraron 11 lesiones, entre las que se encontraron signos de violación. Pero esta información se perdió después.

El día posterior a la muerte de la joven, su novio, con quien tenía tres meses de relación, asistió al Ministerio Público a declarar, y manifestó que Jorge Vasilakos, el dueño del bar, acosaba sexualmente a la edecán, le hacía comentarios sexuales sin su consentimiento.

También contó que tres días antes del incidente, Karla le envió un mensaje pidiéndole que fuera a recogerla al bar porque el hermano de su jefe le había dado una nalgada. Igualmente declaró que Jorge Vasilakos la iba a buscar al “Spa” en el que trabajaba.

En 2013 se cerró el caso y se acusó a Jorge Vasilakos, dueño del bar, de homicidio culposo por accidente, pero pudo seguir el proceso en libertad. La familia de Karla quedó inconforme y denunciaron que durante todo el proceso no los dejaron revisar el expediente.

Los parientes de Karla recurrieron a un amparo contra el juez segundo del ramo penal y otras autoridades derivado de la violación de garantía del debido proceso y negación de acceso a la justicia contra la PGJE. Se los consignaron y pudieron tener acceso a la investigación.

Por las irregularidades, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió en 2015 una recomendación al gobierno de San Luis Potosí para que aclarara el caso, identificara a la familia de Karla como víctima y les brindara atención psicológica; “La descripción de las misiones fue incompleta, inadecuada e ineficiente”, declaró.

De igual forma, el pasado 13 de noviembre la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una resolución para que haya una nueva investigación del caso con perspectiva de género y sea considerado el caso como feminicidio, pero a la fecha sigue sin haber responsables y nadie se encuentra en prisión por la muerte de Karla Pontigo. A Karla le negó justicia el entonces gobernador Fernando Toranzo y el actual, Juan Manuel Carreras ha sido más que negligente.

El documental

El guión, dirección y producción es de Olivia Portillo; investigación, de la doctora Oresta López; en la presentación participarán Esperanza Luccioto, Irinea Buendía, Olivia Portillo y Oresta López, la moderadora será Urenda Navarro.

El proyecto fue realizado con recursos del Fideicomiso CONACYT-COLSAN.