Las lámparas Led —marca Philips— que han sido instaladas recientemente por el Ayuntamiento capitalino, han presentado fallas en el bulevar Río Santiago por presuntos actos vandálicos, según la autoridad municipal, pero lo cierto es que las lámparas adquiridas con sobreprecio estaban caducas como denunciaron otros proveedores.
La licitación estuvo controlada en todo momento por el tesorero Rodrigo Portilla con la consigna de que la empresa ganadora sería la que presentó las lámparas Philips, como así ocurrió.
Por eso fue puesta en duda la noticia que dio el director de Obras Públicas de la alcaldía, Marco Antonio Uribe Ávila, de que el sistema de alumbrado había sido vandalizado entre la avenida Damián Carmona y el puente vehicular Carlo Magno, uno de los tramos más transitados y vigilados del bulevar.
El funcionario dijo que se detectó a “personas ajenas al proyecto (sic) que incursionaron en las redes de energía eléctrica que alimenta el sistema de alumbrado del bulevar del río Santiago”, pero no explicó entonces porque no fueron detenidas esas personas “in fraganti”.
La versión de Uribe Ávila es muy inconsistente y deja entrever que el sistema de telegestión no existe o no funciona como se prometió en las bases de la licitación, porque se tendrían reportes en “tiempo real” de cualquier acto vandálico y enviar de inmediato a la policía municipal a los puntos identificados para proceder a detener a los vándalos que solo existen en la mente del funcionario.
Así es como con supuestos actos vandálicos se pretenden ocultar las graves deficiencias que presentan las lámparas Philips, los proveedores que participaron en el concurso público desde el principio denunciaron que el tesorero Portilla manipuló todo para emitir un fallo ya definido con anterioridad, a pesar de que esas lámparas ya presentaban una fecha de caducidad.