Tras la aparición del SARS-Cov-2 en la población, de a poco se fueron registrando distintos factores que hacían que la enfermedad se comporte de una u otra manera, uno de ellos: el sexo. Y es que tras varios meses de investigación se llegó a la conclusión que el COVID-19 era más mortal en hombres que en mujeres.
Para el médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253) la mortalidad por COVID-19 en hombres más que en mujeres fue una tendencia clara desde el comienzo de la enfermedad. “De hecho, se empezó a estudiar por primera vez en China, donde un análisis realizado en febrero del 2019 encontró una tasa de mortalidad del 2,8% en los hombres en comparación con el 1,7% en las mujeres”.
Al principio, se sugirió que ser fumador podía ser una explicación probable. En China, casi el 50% de los hombres -pero solo alrededor del 2% de las mujeres- fuman, por lo que se supuso que las diferencias subyacentes en la salud pulmonar contribuían a que los hombres sufran peores síntomas y resultados.
La hipótesis del tabaquismo fue respaldada por un artículo, publicado en febrero que encontró que los fumadores constituían aproximadamente el 12% de aquellos con síntomas menos graves, pero el 26% de los que terminaron en cuidados intensivos o murieron.
Sin embargo, una nueva investigación publicada en la revista Science reveló que el sesgo masculino en la mortalidad por COVID-19 se observa en casi todos los países con datos disponibles desglosados por sexo, y el riesgo de muerte en los hombres es 1,7 veces mayor que en las mujeres.
En este sentido, las diferencias más allá de los órganos sexuales están presentes en todas las especies y se extienden a los sistemas fisiológicos, incluido el sistema inmunológico. La infección por diferentes patógenos da como resultado respuestas inmunes diferenciales y resultados de la enfermedad por sexo, y aunque el patrón depende de la edad y otros factores del hospedador, el sexo masculino se asocia más a menudo con respuestas inmunitarias más bajas y mayor susceptibilidad o vulnerabilidad a infecciones en animales.
Para el médico neurólogo Conrado Estol (M.N. 65.005), la hipótesis de mayor mortalidad en hombres que en mujeres escapa en algunos países: “En India por ejemplo, se registró un mayor aumento de fallecimientos en mujeres que en hombres. Si vemos en detalle, esto está relacionado a un factor social que se atienden menos a las mujeres que a los hombres. También se reportó en Nepal, Vietnam e Eslovenia, pero son confundidores. Los hombres son los que se derivan mucho más a terapia intensiva y los que fallecen”.
Lo mismo sucede con otras enfermedades donde los pacientes varones tienen cargas virales más altas, como en el caso del virus de la hepatitis B y el VIH, mientras que las mujeres generalmente desarrollan una respuesta inmune más robusta a las vacunas, como las vacunas contra la influenza.
“Esto es algo bastante reconocido en distintas poblaciones. Está relacionado a que las mujeres tienen una respuesta inmune más efectiva contra las infecciones y las inmunizaciones incluyendo a la infección por el nuevo COVID-19. Todavía se están estudiand pero es importante para poder efectivamente desarrollar tratamientos o terapias que modulen la respuesta inmune”, aseguró a Infobae la médica infectóloga Romina Mauas (MN 100075), coordinadora médica en Helios Salud.
“La diferencia en la mortalidad entre sexos siempre se vio. A todas las edades, la prevalencia de enfermedades infecciosas, bacterianas, virales, hongos y de parásitos fueron mayores en hombres. En los coronavirus previos, en el SARS-1, en el MERS, entre otras la tendencia en fallecimiento en los varones se mantuvo”, enfatizó Estol.
¿Cómo sucede? La respuesta fisiológica a la infección por virus se inicia cuando los receptores de reconocimiento de patrones detectan la replicación del virus. Esto conduce a dos programas antivirales por parte de las células infectadas: programas de defensa antiviral celular mediados por interferones tipo I y tipo III para limitar la replicación y propagación viral, y la producción de citocinas y quimiocinas para reclutar y coordinar células inmunes.
“Los adultos mayores varones tienen mayor probabilidad de contagiarse, atravesar complicaciones durante la enfermedad y fallecer. Las complicaciones se producen dependiendo el grado de inflamación. Cuantas más citoquinas hay, es decir, esa temida tormenta de citoquinas, mayor destrucción en el organismo. Hasta ahora no se conocía bien si solamente era un factor social, ya sea por el tipo de actividad o la exposición de varones al virus, pero esta investigación aclara algo que es importante: la teoría relacionada con el género”, enfatizó Debbag.
- El mecanismo subyacente potencial de este dimorfismo sexual en la respuesta inmune se encuentra en los cromosomas sexuales: una cantidad sustancial de genes importantes relacionados con la inmunidad está codificada en el cromosoma X
- El mecanismo subyacente potencial de este dimorfismo sexual en la respuesta inmune se encuentra en los cromosomas sexuales: una cantidad sustancial de genes importantes relacionados con la inmunidad está codificada en el cromosoma X
- Las citoquinas son “señales de alarma” del organismo: un agente extraño entra en el cuerpo, se liberan citoquinas y el sistema inmune reacciona y acude a atacar a ese microorganismo extraño (el virus). Sin embargo, cuando hay una tormenta de estas “señales de alarma” o moléculas, entre ellas una llamada interleuquina 6 (IL-6), el sistema inmune se descontrola y no lucha solo contra el coronavirus, sino que también ataca al propio organismo.
En este sentido, de acuerdo a la investigación, el mecanismo subyacente potencial de este dimorfismo sexual en la respuesta inmune se encuentra en los cromosomas sexuales: una cantidad sustancial de genes importantes relacionados con la inmunidad está codificada en el cromosoma X. “Las mujeres tienen dos cromosomas X por ende, tienen un mayor número de receptores y producen menos inflamación cuando el sistema inmune se encuentra con el virus”, apuntó Debbag.
Otra de las explicaciones está relacionado a la hormona femenina: el estrógeno, que se encarga de regular el funcionamiento de muchos tipos de células del sistema inmune y también contribuye a bajar los niveles de proteínas inflamatorias. Además aumenta la producción de ACE2, la proteína que el coronavirus utiliza como entrada al organismo.
Para los hombres es distinto. “Se sabe que la testosterona inhibe al sistema inmune. De hecho se ha visto que hombres con cáncer de próstata a los que se les inhibe la testosterona tenían una enfermedad menos grave. Mientras que el estrógeno ayudaría a las defensas en el caso de las mujeres”, explicó Estol.
El envejecimiento, otro factor clave
El sexo también tiene un gran impacto en la vejez. Las células inmunitarias o incluso el sistema inmunológico se ven afectados de forma diferencial por el envejecimiento, según el sexo. El envejecimiento induce una disminución en la proporción de células T vírgenes que es más prominente en los hombres, y las células B disminuyen después de los 65 años solo en los hombres.
Estos tienen cambios abruptos y drásticos en el paisaje epigenético de sus células inmunes entre las edades de 62 y 64, y posteriormente exhiben un fenotipo de inmunosenescencia acelerada que se caracteriza por una mayor expresión de genes proinflamatorios innatos y una menor expresión de genes relacionada con la inmunidad adaptativa, lo que potencialmente podría predisponer los hombres mayores a la hiperinflamación y las respuestas inmunitarias adaptativas deficientes.
A pesar de la comprensión emergente de las diferencias sexuales de las respuestas inmunitarias en COVID-19, quedan muchas preguntas. El sexo no es binario y se sabe poco sobre las respuestas inmunitarias a las infecciones virales, incluido el COVID-19, en personas con trastornos del desarrollo sexual (DSD) o en personas transgénero. Además, se sabe poco acerca de las respuestas inmunitarias en estos individuos, algunos de los cuales se someten a terapias hormonales de reasignación de género. Es posible que este colectivo generen respuestas inmunes distintas a la infección viral en general y también a COVID-19.
Los hombres también se vieron afectados de manera desproporcionada durante los brotes de SARS y MERS. Más mujeres que hombres fueron infectadas por el SARS en Hong Kong en 2003, pero la tasa de mortalidad entre los hombres fue 50% más alta, según un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine.
En cuanto al MERS, alrededor del 32% de los varones que lo contrajeron terminaron muriendo, en comparación con el 25,8% de las mujeres. Y no es un rasgo de las enfermedades siglo XXI, ya que los jóvenes adultos masculinos también murieron en una proporción muy superior a las jóvenes durante la epidemia de gripe de 1918. ¿Por qué las mujeres tienden a resistir mejor que los varones este tipo de virus? Los científicos afirman que hay distintos factores que pueden actuar en contra de un sexo y a favor de otro.
De acuerdo a Leda Guzzi, médica infectóloga, miembro de la SADI, infectóloga de Swiss Medical Group y del Hospital Maternidad Santa Rosa otra gran variante entre ambos sexos es el post covid: “Las mujeres teniendo menos severidad y mortalidad presentan mayor porcentaje de síndrome post covid, pero es algo que también se está estudiando actualmente”.
Con información de Infobae