Jorge Ramírez Pardo
Hoy como todo viernes, a las 10 de la noche, en su programa “Sala de arte 20.1”, TV UNAM (Canal 20) presenta la película de un director destacado; en este caso “Lola” (1986) del realizador catalán Bigas Luna.
El argumento: Lola es una mujer que está emocionalmente atada a su compañero, el violento y alcohólico Mario. Después de uno de los ataques sexuales de éste último, decide abandonarlo y marcharse a Barcelona, donde conoce a Robert, un francés que está en la ciudad por motivo de negocios y que abandona a su familia por ella. Años más tarde, Mario reaparece y Lola no puede evitar volver con él, además de que la hija que Robert cree suya es de su antiguo compañero. Una noche, cuando su marido está de viaje, deja entrar a Mario en su piso, éste amenaza con llevarse a su hija… Casi de inmediato regresa Robert y es… Poco después se descubre que Mario había sido contratado por Jeanine, la esposa abandonada de Robert, y a la hija de Lola. (Hay un desenlace fatal –que se omite deliberadamente, lector, para no matar la ilusión de sus implicados y las circunstancias-).
Componentes de Lola
Respecto a la película, Bigas Luna, su realizador y guionista comentó: “Quise representar una mujer que, pese a su gran forja con dos carreras y solvencia, es víctima de sus pasiones elementales, primarias”
En el programa de la televisión española “Historia de nuestro cine”, su conductora Elena Sánchez se refirió a la película como un trabajo característico de Bigas luna erotómano confeso. Es, agregó, la mezcla de un triángulo amoroso no habitual, la mujer tiene dos hombres, el marido y el antiguo novio. Esto confirma el dicho: “La razón sin pasión es ciega y la razón sin pasión es vana”
En la misma emisión televisiva, el analista Carlos Aguilar comento: Es el dilema de esta mujer entre la pasión sana y la pasión insana. Contraste estético sugestivo, la sordidez en contraste con la elegancia; está realizada con gran cuidado estético.
La protagonista
Luego de haber destacado como coprotagonista de la última película de Luis Buñuel “Mi último suspiro”, Ángela Molina en el papel de Lola confirma su versatilidad y calidad histriónica, luego afianzada con los directores españoles Fernando
Trueba y Pedro Almodóvar, y con numerosas presencias en cine multinacional, incluido un serial televisivo mexicano, dirigida por el actor Daniel Jiménez Cacho.
Visión académica
A continuación, una síntesis, de un segmento del texto “De maría a lola y lulú: descenso del cielo a los infiernos en la obra de transición de Bigas Luna, elaborado por Carolina Sanabria para Káñina, revista Artes y Letras de la Universidad de Costa Rica.
Lola mantiene vestigios del tratamiento de la temática negra –atmósfera underground- y un acercamiento frontal a la pulsión sexual, con tratamiento directo al erotismo desde el arquetipo de la mujer depredadora, pasional y carnal, de condición cercana a lo animal, dominada por las leyes del instinto antes que de la razón.
Lola es una Eva que tienta, de una mujer que figura como contraparte del mundo de salvación, conducente a las antípodas de la espiritualidad: esta vez el viraje es un descenso a los infiernos.
El origen argumental literario
Lola es un personaje emblemático surgido como una variación de la mujer depredadora que tiene su paradigma en Carmen (1845), el mítico personaje de origen gitano de la pluma de Prosper Mérimée –tres décadas más tarde adaptado como texto operístico por Georges Bizet–.
Importantes directores como Josef von Sternberg en El Ángel Azul (The Blue Angel, 1930), Max Ophuls en Lola Montès (Lola Montes, 1955), Jacques Demy en Lola (Lola, 1960) y Rainer Wender Fassbinder en Lola (Lola, 1981) han articulado también sus producciones alrededor de este mito de la mujer desencadenante de pasiones letales –cabaretera, su común denominador–.
Junto con Carmen, esta femme fatale, es un patrón que se inserta en la tradición mítica de la mujer pandórica, motivo de todos los males, el prototipo que personifica el delirio que enreda al hombre hacia un destino fatal.
Lola pone en escena “claustrofóbico melodrama erótico sin erotismo” sobre el amour fou, desmesurado e incluso sadomasoquista de una mujer que no puede renunciar al hombre agresor con el que ha vivido.
Película de obsesiones y contrastes
Destacan las históricas diferencias culturales entre norte y sur
El film inicia con Robert Lafont en su elegante departamento parisino, brinda y dialoga con su esposa Jeanine, un día antes de viajar a Barcelona. Ella se refiere a las mujeres hispanas como gordas desaliñadas (desparramadas en sus traseros).
Sin embargo, cuando Robert va a la curtidora donde trabaja Lola…, ella subvierte ese prejuicio cultural, porque cuando Robert la conoce, se enamora de ella y se queda en España.
Lola se presta para ahondar en las diferencias culturales que en este caso se encarnan en dos personalidades con un nexo de contraste, Mario (ex marido de Lola) y Robert: dos prototipos opuestos e inconciliables que, además, responden a las opciones políticas del momento.
El primero es el salvaje, el obsesivo, el hombre del sur: la personificación del pasado, del atraso cultural –producto de una historia de “barbarie” en España … es el germen del macho ibérico, … Mario mantiene una relación de agresión con Lola, quien, aunque lo abandona, ha quedado marcada por la pasión irrefrenada. “Y ahora debo escupir ese veneno que sin quererlo yo se me ha metido dentro/ Y ahora debo escupir ese veneno que quema con su amor todo mi cuerpo”.
Robert viste pulcro, de traje entero, bien peinado y afeitado, mientras que Mario luce físicamente deteriorado, sin rasurar, vestido con una camiseta que deja ver su tatuaje –en ese entonces todavía signo marginal–. Ambos comparten “ese oscuro objeto del deseo” que desde la última producción de Buñuel se reencarna bajo las mismas facciones de otro personaje.
Sus disparidades se plasman en el trato hacia Lola: Mario la golpea y humilla, en contraste con el empresario francés, que renuncia a su familia en París, de modo que su esposa Jeanine pasa a recibir un tratamiento semejante al de amante –le proporciona dinero a cambio de que se mantenga alejada–. …, se le concede a la amante la condición de esposa y viceversa.
Los dos personajes evidencian el abismo tradicional entre España y Francia: Robert representa el norte, el refinamiento, la civilización, la racionalidad –esto es, la importancia de formar parte de la Europa democrática y desarrollada… la dicotomía asocia a Europa a la civilización y relega a España a la barbarie.
Todos los personajes están envueltos en una red de obsesiones entrecruzadas y no correspondidas en intensidad proporcional, empezando por Jeanine, quien sigue esperando y buscando a Robert habiendo transcurrido más de tres años, y es quien promueve los hechos que se desbordan.
Aspectos estéticos
El lenguaje audiovisual de la película, se inclinan a una iluminación con una abundancia de fondos luminosos y una mayor variedad tonal en el color.
“Las cosas del corazón, las cosas viscerales, tienen su propia lógica, siguen su propio orden”. Hacia el febril temperamento se orienta además la utilización cromática. Sobresale un tono que definirá la siguiente etapa de producción de Bigas Luna: el rojo.
En el mundo de los animales y de la señalización vial, el color rojo es un indicador de peligro, y en construcciones culturales y artísticas, es el color del crimen y del sacrificio, de la pasión y los celos.
la dimensión erótica del personaje, esta tonalidad tiene motivos sexuales. El enrojecimiento de la hembra humana es producto de una excitación sexual extrema (Morris 2005). En Lola, el uso del rojo apunta a una oposición con la supuesta inexpresividad de la rubia y flemática esposa gala, y se asocia al carácter pasional de la protagonista.
La pasión de Lola guía a la fatalidad, según se anticipa desde las imágenes del hueso de melocotón que en una de las primeras secuencias le ofrece a las hormigas.
El realizador
Bigas Luna, quien también fue un importante guionista que logró lanzar a la fama a diferentes artistas de talla internacional. La película de 1986 es un drama protagonizado por Ángela Molina, Patrick Bauchau, Féodor Atkine y Assumpta Serna.
A lo largo de su producción fílmica, Bigas Luna logró desarrollar un conjunto de filmes de corte transicional que no se enmarcan dentro de un patrón establecido. Son películas que arrastran elementos del período anterior –la sordidez, la oscuridad, la presencia de la muerte– y que anuncian el tono que desarrollará en su producción siguiente, caracterizada fundamentalmente por una tendencia comercial de acceder a las grandes masas, en especial una mayor explotación de algunos temas como el erotismo y la figura femenina, que en este caso se asocia a los dos tipos de mujeres básicos: la mujer ángel y dos variaciones de la mujer fatal. Aun así, no hay que olvidar que el cine tiene fundamentos comerciales y que necesita venderse, sin que ello implique, como en algunos de estos casos, la pérdida de continuidad con su trabajo precedente y de calidad –aún–.