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Mesa Revuelta / La jubilación del arzobispo Cabrero

Javier Padrón

El tercer arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero ya cumplió 75 años y pasará a retiro en cuanto lo decida el Papa Francisco.

En los últimos días, Cabrero ha hecho varias declaraciones a medios, se le ve contento, de buen humor, asegura que se dedicará a escribir libros y no quiere que se le vea nostálgico, “llora el que está aferrado al poder porque se le acaba, yo vine a servir, soy potosino”.

Con 50 años de vida sacerdotal, el jerarca religioso fue designado arzobispo de San Luis Potosí el 3 de marzo de 2012 por Benedicto XVI, reemplazó al segundo arzobispo Luis Morales Reyes; el primero fue Arturo Antonio Szymanski Ramírez, ya fallecido.

A ellos tres les tocó, en distintos momentos y circunstancias, propiciar y encubrir durante tres décadas al sacerdote pedófilo Eduardo Córdova Bautista, al que se le adjudican 100 agresiones sexuales en contra de menores de origen humilde como de la clase alta; y no solo gozó de impunidad otorgada por la Arquidiócesis que lo integró y mantuvo en su cúpula a sabiendas de su perfil depredador, sino del mismo Vaticano que no actuó con pruebas en la mano, hasta el 2014 en que fue expulsado de la iglesia.

Si la justicia divina no lo tocó, menos la terrenal representada por la ahora Fiscalía General del Estado. Córdova lleva siete años prófugo, desde el último tramo del sexenio torancista hasta el actual que está por concluir, no hay ninguna noticia oficial sobre su paradero, en los hechos la investigación está suspendida, es un favor al alto clero.

En su despedida, el arzobispo Cabrero habla de todo, salvo de Córdova, es una sombra en su ejercicio, un dolor que calla; recibió una iglesia en crisis y así la deja, con el rebaño diezmado, la falta de vocaciones, el diezmo muy menguado desde antes de la pandemia, como la credibilidad que intenta restaurar su vocero Jesús Priego con arengas anti-AMLO cada semana.

VIANEY CON MORENA

Fue una sorpresa que la diputada expanista Vianey Montes se decidiera finalmente sumarse a la campaña de la doctora Mónica Rangel; solo coqueteó con el PVEM que le ofreció la candidatura a la alcaldía de Rioverde; vinculada a la diputada Sonia Mendoza, tomó el camino contrario.

El que sí se fue al PVEM, fue el también expanista Juan Pablo Escobar, dejó la coordinación de campaña, si es que alguna vez la asumió, del candidato independiente Arturo Segoviano que no emociona y no comunica nada relevante, no parece tener idea en qué se metió.

A un mes de iniciadas las campañas a la gubernatura, en el PAN se dieron cuenta que no fue necesaria la coalición con el PRI, PRD y PC que fue diseñada pensando en que Morena sería un partido fuerte y unido, que no se ve por ningún lado, está más desvencijado que el propio PAN. El adversario a vencer resultó Ricardo Gallardo del PVEM.

Al candidato Octavio Pedroza lo cercaron priistas que llevan sexenios viviendo del erario sin mucho esfuerzo, solo adulando a los gobernadores en turno, ofreciéndoles servicios múltiples, anteponiendo relaciones políticas y familiares, no quieren quedarse fuera de la nómina. Son un lastre para su campaña y le impiden un mayor crecimiento electoral.

NAVA CONTRA MEDIOS

Un grupo de medios digitales denunciaron al candidato de Morena a la alcaldía, Xavier Nava, al alcalde interino Alfredo Lujambio y al tesorero Rodrigo Portilla, de pagar con recursos municipales a la empresa “Adendum” para atacarlos a través de “hackers” y “bots”, al grado de que Facebook les suspendió sus páginas. El navismo, víctima del poder priista y de su maquinaria mediática, se volvió verdugo de la libertad de prensa.

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