Los precios apenas dan tregua en Estados Unidos. La inflación se situó en octubre en el 7,7%, frente al 8,2% de septiembre, según los datos difundidos este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales. La inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos, pasó a ser del 6,3%, frente al 6,6% del mes anterior, que era el máximo en cuatro décadas. La persistencia de la inflación llevará a la Reserva Federal de Estados Unidos a subir los tipos de nuevo en su última reunión del año, pero con este dato puede empezar a bajar el ritmo de encarecimiento del precio del dinero.
El dato es mejor de lo que esperaban los economistas, que creían que la inflación cedería solo hasta el 8,0%. Aun así, los precios del carrito de la compra siguen subiendo a un ritmo del 12,6% y los de la gasolina, un 17,5%. Los precios subieron en octubre un 0,4% con respecto a septiembre, pero la tasa interanual cede porque ahora empieza a descontar meses del año pasado en que los precios estaban subiendo con mucha más fuerza.
La inflación ha sido destacada por los votantes como el tema estrella de la campaña de las recientes elecciones legislativas, aunque no ha tenido el efecto devastador que los republicanos (y la mayoría de las encuestas) esperaban. El precio de la gasolina y de la cesta de la compra llevan más de un año castigando los bolsillos de los estadounidenses, pero los demócratas han resistido mejor de lo que se esperaba en las elecciones que deciden la composición del Congreso.
La Reserva Federal ha acometido la subida de tipos más agresiva desde comienzos de la década de 1980 para tratar de enfriar la demanda y frenar la escalada de los precios, pero el mercado laboral se ha mostrado resistente. Además, los estadounidenses tienen mucho ahorro extra acumulado de la pandemia (gracias a las ayudas fiscales y al menor gasto derivado del confinamiento) y eso complica la tarea del banco central.
Por primera vez, sin embargo, la inflación depara una sorpresa netamente positiva y parece que el endurecimiento de la política monetaria empieza a surtir efecto. El presidente de la Resera Federal, Jerome Powell, ha dejado claro, sin embargo, que el dato de un mes suelto no es suficiente para empezar a cantar victoria.
En su reunión de la semana pasada, la Reserva Federal aprobó una subida de los tipos de interés oficiales de 0,75 puntos porcentuales, hasta el rango del 3,75%-4%, los tipos más altos desde la primera mitad de enero de 2008. Fue la sexta subida del año y la cuarta consecutiva de esa cuantía en menos de cinco meses. El banco central anticipa que los tipos van a seguir subiendo, y aunque abre la puerta que las próximas subidas sean a un ritmo menor, también advierte que es posible que las alzas se extiendan más y lleven el precio del dinero a un nivel más alto del previsto hasta ahora.
Con información de: El País