Roberto Esquivel Cabrera es un ciudadano mexicano de 56 años que se hizo famoso en el año 2015 por tener el pene más grande del mundo. Sus medidas de 48 centímetros de largo, 900 gramos de peso y 25 centímetros de circunferencia del glande le llevaron a ostentar este título. Sin embargo, no figura en el Libro Guinness de los Récords porque su candidatura no ha sido valorada al haberse declarado «una persona con discapacidad». En la actualidad es el actor Jonah Falcon quien se encuentra en primera posición con sus 35 centímetros de miembro viril.
Pero lo que Cabrera pensaba que sería una bendición y le llevaría a una carrera de éxito en el mundo del porno, se ha convertido en una auténtica pesadilla. «Quiero hacer una película. Comprar yo todo el equipo, hacerla yo mismo en varios idiomas y distribuirla en muchos países», relataba él mismo hace años.
Pero su sueño para salir de la pobreza se ha visto truncado. El mexicano tiene que enfrentarse a muchos problemas en algunas de sus actividades diarias como poder caminar, agacharse o hacer determinados movimientos con normalidad. Además, no puede dormir boca abajo y se ve obligado a atarse el pene a una pierna para poder descansar. A ello hay que sumar los numerosos dolores que le provoca el tamaño de su miembro viril y las frecuentes infecciones urinarias.
También sus medidas le limitan en su vida sexual. Pese a su virilidad, es prácticamente nula y Cabrera ha confesado que sólo ha mantenido relaciones una vez. «Nunca he tenido novia, ni pareja ni nada de eso. Me gustan las mujeres, pero nunca tuve una y menos ahora con esto», explicaba en declaraciones al periódico ‘La República’.
Pero a pesar del dolor, el mexicano de momento no ha querido someterse a una cirugía de reducción de pene, como le han recomendado los especialistas. «Lo mejor que puede hacer es tener un pene de tamaño normal para que pueda tener relaciones sexuales», le aconseja su médico, que en declaraciones a The Sun ha asegurado que «si no lo puede utilizar, ¿para qué quiere tenerlo?». Quizás con el infierno que está viviendo, Cabrera cambie de opinión.
Con información de: El Correo