Desde el año pasado, en redes sociales se desató una gran polémica en cuanto a qué flor de cempasúchil se debería comprar para adornar los altares de Día de Muertos. La perspectiva más fuerte señalaba que los consumidores sólo debían adquirir la flor “criolla”, la que normalmente se cultiva en los campos mexicanos, y no una flor “híbrida” cuyas semillas (o incluso flores) supuestamente provenían de China, pues la flor se veía diferente y se vendían en macetas.
En entrevista, el productor Julián Jiménez aclaró que no debería haber tal polémica, ya que muchas semillas (no sólo las de cempasúchil) son importadas de otras partes del mundo, mientras que todo el esfuerzo que se pone para sembrar y cultivar las flores o frutos proviene de mano de obra mexicana.
“Todo el esfuerzo, todo lo que hacemos, pues es aquí mexicano. Aquí anduvimos batiendo para hacer el suelo, es mexicana la maceta… Nosotros somos mexicanos y trabajamos día de aquí para producir.”
Explicó, que mientras la flor criolla es a la que normalmente estamos acostumbrados, la “creación” de la flor híbrida fue resultado de una selección genética de las mismas plantas nativas, de las cuales, se van viendo cuáles son sus características deseables y se van haciendo cruzas hasta obtener el resultado.
Mientras recorríamos sus campos, explicó que, tanto para los productores como para los consumidores, la flor criolla cuenta con una gran desventaja: sobre sus tallos crecen tanto las flores “macho” como “hembra”. Estas últimas, son las más famosas, las que tienen forma circular y sus pétalos rebozan apretados unos con otros, mientras que las flores “macho” cuentan con menos de 10 pétalos.
De esta manera, indicó que nadie quiere comprar los ramos que tienen flores “macho”, pues no los consideran bonitos o útiles: “una de las desventajas de tener este criollo es que el 30 por ciento son machos cuando te florecen, entonces, de ahí tienes la primera gran pérdida porque nadie te va a comprar.”
Dificultades de esta temporada para el crecimiento de la flor de cempasúchil
El productor Julián Jiménez, quien tiene sus sembradíos atrás del Edificio Torres Corzo (cerca del Río Santiago), explicó que este año fue difícil para la producción de esta flor, la cual se comienza a sembrar desde mediados de julio.
“Nosotros este año fue muy malo porque hay muchas sequías… entonces las plantas sufrieron de mucho estrés, les tienes que meter más riego y aun así no desarrollaron. En años pasados eran plantas mucho más altas las criollas, pero este año no, no desarrollaron de la misma manera.”
Indicó, que, si bien dotaron a las plantas del suficiente riego y cuidados para que pudieran florear justo para el Día de Muertos, la sequía afectó de igual manera a las plantas, ya que faltaba humedad en el aire.
Sin embargo, lograron sacar adelante la producción y las flores, tanto criollas como híbridas ya están a la venta en sus sembradíos, los cuales, destacan en medio de la zona urbanizada. Además, permite el acceso para que la gente se pueda tomar fotos de manera gratuita entre los campos de esta magnífica flor de temporada, la cual, impregna de su característico olor a quien camine entre ellas.
Con información de: El Universal SLP