[Javier Padrón]
Las cúpulas empresariales potosinas están muy a disgusto con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Razones les sobran. No les da el trato preferente al que estaban acostumbradas, los privilegios que gozaron con Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, se acabaron.
Ya no ha habido concesiones de televisión y radio, contratos publicitarios, obras públicas y servicios, créditos de la banca de desarrollo en condiciones inmejorables, favores en perjuicio de la hacienda federal como la condonación de impuestos millonarios, mientras el resto de los contribuyentes sí cumplen con sus obligaciones.
No todos, no se generaliza, solo unos cuantos empresarios potosinos formaron parte de un modo u otro de la corrupción sexenal que ahora se combate como línea fundamental del nuevo gobierno, la persecución judicial de políticos y empresarios es descalificada, la ven como una maniobra política de AMLO para perpetuarse en el poder e instaurar ¡el comunismo!
En la última protesta vehicular del FRENA en la ciudad se entonó el himno guadalupano: “Mexicanos volad presurosos del pendón de la Virgen en pos. Y en la lucha saldréis victoriosos, defendiendo a la patria y a Dios”.
Se conduelen de la detención del narcopolicía García Luna y la sombra aciaga que se cierne sobre los expresidentes Calderón y Peña por los diversos actos de corrupción que presuntamente cometieron, añoran el viejo régimen, piensan que estarían mejor con Ricardo Anaya o Pepe Meade, quienes se mantienen de bajo perfil, inactivos en las redes sociales, temerosos de que resulten involucrados en los escándalos de corrupción y los aprehendan.
Los dueños de los medios tradicionales se desvivían en cada visita presidencial por mostrarse sumisos, abyectos en espera de ser recompensados. Las cosas han cambiado de manera radical, de los aplausos pasaron a la crítica sistemática, ejercida con plena libertad, no hay censura ni acciones coercitivas. Es más sana la diferencia de ahora que la sospechosa unanimidad que había durante el prianismo.
Definida la fecha de la próxima reunión de la CONAGO en la capital potosina con la presencia del Presidente AMLO, no se ha dado a conocer la agenda de las actividades adicionales a desarrollar, sería conveniente un encuentro con el sector privado local que se ha ido posponiendo, es necesaria y a nadie conviene ahondar el distanciamiento.
Los empresarios no son los únicos inconformes, también hay un cúmulo de grupos sociales que exigen justicia que les niegan las autoridades locales, buscarán entrevistarse con AMLO los afectados por el presunto defraudador Gabriel Salazar Soto, con carta de impunidad por sus negocios millonarios con la secretaria de Salud, Mónica Rangel; los defensores de la Sierra de San Miguelito, una activista del FAO está bajo proceso acusada de “motín” por los hechos del 5 de junio; los transportistas que sufren por la inseguridad, comerciantes ambulantes, comunidades indígenas, más lo que se presenten sin previo aviso.
Es necesario que AMLO informe si avalará el proyecto inmobiliario de Carlos López y la vía alterna que afectarán a la Sierra de San Miguelito; la segunda ya cuenta con la Manifestación de Impacto Ambiental, es un indicio claro que el presidente les dará el visto bueno a ambos proyectos. Los empresarios tendrán motivos para celebrar. ¿Y don Víctor Toledo, aún titular de la SEMARNAT, que opinará?
Flotará en el ambiente la sucesión estatal, ¿AMLO ya tiene a su favorito? ¿Se lo compartirá al gobernador Carreras? ¿Este lo adoptará como suyo o le jugará las contras? Se espera que inaugure el cuartel de la Guardia Nacional en Soledad.
“LOS SIETE BARRIOS NOS RESPALDAN”
A una semana de la visita presidencial, la Alianza Empresarial Potosina intensificó la difusión de un video, “Los potosinos los traemos bien puestos”, inevitable referencia machista, en el que se promueve el uso de cubrebocas, que tanto AMLO como el doctor López-Gatell se muestran reacios a usar.
Un detalle llama la atención del video, aparece una pareja gay abrazada, lo cual es positivo, es incluyente, considerando la intolerancia del sector empresarial hacia la diversidad sexual. El clero quizá no lo ha visto, ya habría puesto el grito en el cielo.