Javier Padrón
Apenas se alzó con el triunfo, Octavio Pedroza les extendió la mano a Marco Gama y Xavier Nava para dejar atrás las diferencias y fortalecer la unidad; el exhorto también lo hizo a Sonia Mendoza, no ha habido una respuesta positiva, la mano sigue en el aire.
De Nava y Sonia no sorprende su silencio al llamado conciliatorio, en el caso de Gama sí: no se presentó anoche a felicitar a Octavio en la celebración de la victoria dos a uno sobre Nava en la casona de la calzada de Guadalupe, ni siquiera una declaración periodística; se supone que el senador con licencia no arrastra agravios ni cuestionó el proceso interno. Se rumoró que esta tarde se habría reunido con Octavio a petición de éste.
Gama no sería un político diferente, primero quiere conocer la oferta de Octavio o quizá espera que Nava se la supere; y Sonia ya dijo lo que tenía que decir: “ganó la imposición y la amenaza”; y la postura de Nava también quedó clara ayer mismo: “en los próximos días les estaremos informando el resultado de nuestras reflexiones y las decisiones que vamos a tomar”.
Se asume como víctima, ni él ni Sonia aportan pruebas, si fueran contundentes ya las habrían expuesto para comenzar a acalambrar al CEN; sobre ellos pesan sospechas de compra de votos, lanzar la piedra sería costoso para todo el panismo, no solamente en el PRI hay borregos. El gallardismo estuvo presente en la elección, lo metió Nava de manera forzada, fue una estrategia fallida, y sus seguidores todavía este lunes machacaron en las redes sociales con la supuesta vinculación de Octavio con “El Pollo”, al que volvieron ubicuo.
Un saludo cortés por un encuentro fortuito, no tiene comparación con el pasado gallardista de Nava, quien usó esa plataforma para insertarse en la política potosina y combatió al PAN cuando su candidato a la alcaldía era Xavier Azuara. El pacto de unidad que impuso la cúpula patronal, como era de esperarse, valió sorbete, no se ve la intención de hacerlo efectivo, se confirma que se diseñó sólo para Nava.
Los mismos líderes empresariales no tienen la credibilidad y fuerza que ostentaron para que se les haga caso, algunos de ellos se beneficiaron de la nómina municipal navista al acomodar a sus vástagos. Para los verdaderos “fifís” es una vergüenza trabajar en el gobierno, de cualquier signo.
¿LA COALICIÓN EN RIESGO?
El insepulto PRD dio señales de vida con un boletín de prensa, no para felicitar a Octavio por su victoria, al que ignora por completo; sino para afirmar que se está en espera de que el PRI elija a su candidato, “ya que será lo que permita definir el perfil que irá en la coalición Sí, por San Luis Potosí”.
En esta descortesía del dirigente local Arturo Prida Romero, un correveidile de los hermanos Ortega Martínez, se aprecia una reserva a aceptar al candidato ganador de la contienda panista que en los hechos lo sería de la coalición, es el único partido con la estructura y cuadros suficientes para vencer a Morena, ese fue el ánimo con el que CEN avaló su alianza con sus enemigos históricos, sería cabeza en la mayoría de las quince entidades que renuevan gubernatura.
A través del dirigente nacional Jesús Zambrano, el PRD asumió a Nava como su candidato con meses de anticipación para reforzar la idea —que resultó falsa— de representar un liderazgo arrollador: la mayoría del panismo no quiso a Nava como su abanderado; y el PRD lo mantiene como su candidato, la ruptura parece inevitable. El dirigente del PRI, Elías Pesina, también está en el mismo tono de su homólogo perredista, en el formulismo de que se va a elegir al mejor candidato, midiendo fuerzas con el que vaya a designar el tricolor, ahí estaría la jugada que puede aumentar el número de candidatos a la gubernatura.
El dueño de Conciencia Popular, Óscar Vera no ha dicho nada, no se deja ver, al parecer estaría contagiado de coronavirus. El que mandó una señal de que Nava sí podría ser candidato a gobernador, no por el PAN, fue su secretario particular, Pablo Zendejas, con una reveladora imagen en el perfil de su cuenta de Twitter: “Nava gobernador” con la v de la victoria, la misma que usaba el abuelo Salvador Nava.