Cuando creíamos que las cosas ya estaban mal, nunca imaginamos que en una semana se podrían poner peor. Las disputas por el agua y la percepción de inseguridad se agudizaron en los días recientes en San Luis Potosí y escalaron a niveles mas que preocupantes.
La muerte del chofer de la pipa que surtía agua en Valle Dorado, fue una lamentable muestra de lo grave que ya esta siendo ese problema social, mientras que las imágenes del comando que tomó -aunque haya sido unas horas- la tranquilidad de Tamazunchale, son evidencia de que se requiere coordinación, trabajo y diálogo entre todos los sectores de la sociedad y entre los propios órdenes de gobierno.
Ya la semana anterior se anticipaba en este espacio, el riesgo de enfrentamiento entre los gobernantes de la Plaza de Armas y tristemente parece que las distancias políticas se siguen ampliando.
Es cierto que las diferencias por las ideologías y las militancias son muchas, pero pareciera que las aspiraciones transexenales de ambos podrían poner en medio de la disputa a la gente. A esa gente a la que le falta agua, empleo, salario digno y muchos etcéteras
Quizá la Semana Santa permita que se diluya un poco la tensión de todos, aunque al menos entre el Domingo de Ramos -día de la consulta por la revocación de mandato- y el martes santo, puede que las cosas sigan tensas y movidas.
Y es que la escala potosina de la plana mayor del gabinete federal de principios de semana, podría significar que el Secretario de Gobernación habría dejado una ingrata tarea: promover la participación el día de la votación.
Habrá que ver si los nuevos militantes de Morena con alma tricolor, no resucitan sus viejas mañas de acarreo para garantizar una “amplia” votación.
Ya nos leeremos pasando la Semana Mayor, para comentar los saldos que el descanso y la política dejen en tierras potosinas. Por lo pronto, a disfrutar del ingenio, creatividad o urgencia económica de alcaldes y alcaldesas por organizar festejos entre enchiladas, festivales, altares, procesiones y quesos.
Por Lidia Juache