Tras más dos años de pandemia, cada nuevo actor viral en la pandemia hace suponer un cambio. Y no siempre es así. Mas aun cuando en la actualidad la tasa de inmunidad natural, “se supone alta por la cantidad de contagios a los que hemos asistido en la última ola”, explica Cristian Smerdou, investigador principal de Desarrollo de nuevos vectores de Terapia Génica del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y tenemos en escena la protección que conceden las vacunas y sus refuerzos.
Como explica Según Fernando González Candelas, de la Unidad Mixta Infección y Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio) y la Universidad de Valencia, se trata un mecanismo más por el que se genera variabilidad. “La OMS sólo reconoce como variante bajo vigilancia [VUM, Variant Under Monitoring] la variante recombinante XD, no la XE. La variante XD es, en efecto, una variante con parte de delta y parte de ómicron”.
Los casos de Covid siguen al alza en diferentes regiones del planeta: los casos de COVID-19 en Europa, Estados Unidos y Asia oriental debido a ómicron silenciosa o BA. Desde la OMS, Maria Van Kerkhove, su epidemióloga jefa, ha insistido en varias ocasiones en “mantener los sistemas de vigilancia en alerta ante esta nueva combinación”. En la literatura científica ya la han bautizado como ‘deltacrón’, como recoge un artículo publicado en The British Medical Journal.
¿CÓMO SE PRODUCE LA RECOMBINACIÓN DE DELTACRON?
Así, González Candelas cuenta los detalles de cómo se produce esto: “En concreto, la proteína S (espícula o spike) es del tipo ómicron (BA.1) y el resto del genoma corresponde a delta”. El portavoz de Fisabio recalca que “no se ha asignado a esta variante la categoría de VOC o VOI (variante de interés y variante preocupante, respectivamente) pues tanto delta como ómicron ya están designadas así”.
Y continúa explicando que hay “otra variante recombinante, correspondiente al linaje XE, que se ha detectado en Reino Unido y otros países y parece asociarse a una ligera mayor transmisibilidad que los genomas que se combinan en ella, ambos ómicron, pero una parte es BA.1 y la otra es BA.2. Por el momento, la OMS no la considera variante que necesite vigilancia, aunque sí lo es para Public Health England por esa mayor transmisibilidad detectada en ese país”.
Los expertos llaman a la calma y manifiestan que se trata un mecanismo más del virus. “No debe asustarnos. Ha estado ocurriendo durante toda la pandemia y va seguir ocurriendo. El fenómeno se da cuando dos variantes del virus infectan a un mismo individuo. Por lo tanto, la primera condición es que esas dos variantes se tienen que ‘encontrar’ en el espacio y en el tiempo”, explica Iñaki Comas, investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia del CSIC.
González Candelas explica que “la recombinación es un fenómeno muy frecuente en virus con genomas de RNA y polaridad positiva, como el SARS-CoV-2, aunque en muchas ocasiones pasa desapercibida porque no genera variantes distintas a las progenitoras”.
Además, si atendemos al caso del SARS-CoV-2 “hemos empezado a detectar estas variantes recombinantes con más frecuencia gracias a que han coincidido en el tiempo y el espacio dos variantes con alta prevalencia, delta y ómicron, lo bastante diferentes como para ver que una parte del genoma se parece a una y la otra parte a la otra variante” comenta el portavoz de Fisabio. Esto ha sucedido previamente, ya con Alpha se detectó alguna variante recombinante, pero no tuvo trascendencia epidemiológica.
MÁS TRANSMISIÓN DE CASOS, MÁS PROBABILIDAD RECOMBINACIÓN
Como añade Smerdou, “esto sucede cuando los niveles de transmisión del virus son altos y hay más posibilidad de que una persona se contagie al mismo tiempo con dos variantes”. Si esto sucede, la variante resultante “combina” material genético de ambas “y si tiene éxito y consigue transmitirse de forma eficiente se convierte en una nueva variante en circulación”, expone Smerdou.
Pero esto ahora es posible también “porque, y por lo que ahora nos parece más común, la detección formas recombinantes es más fácil cuanto más diferentes son unas variantes de otras. Al principio de la pandemia las variantes apenas se diferenciaban en una o en unas pocas mutaciones por lo que era imposible distinguir formas recombinantes”, detalla González. En este momento en el que variantes tan distintas coexisten, como ómicron (BA1, BA2) y delta “es más fácil encontrarlas”, añade el portavoz de Fisabio.
Desde el instituto valenciano del CSIC, Comas apunta que “en realidad no tienen por qué cambiar el curso y el control de la pandemia. Han de ser tratadas e investigadas de la misma manera que las no recombinantes. En ese sentido la respuesta a ómicron ha sido un buen manual de instrucciones que ahora debemos seguir”.
Para González Candelas, en la situación actual, dadas las diferentes mutaciones presentes en las tres principales variantes implicadas, delta y las ómicron BA.1 y BA.2, “se sigue con más interés por si las nuevas combinaciones de mutaciones resultantes de la recombinación tuviesen efectos combinados más importantes que por separado, al poder aumentar la transmisibilidad, disminuir la eficacia vacunal o dar como resultados fallos en los diagnósticos por PCR o hacer ineficaces algunos tratamientos basados en anticuerpos monoclonales”.
De momento de todas las variantes recombinantes XE parece que es la que crece más rápido, pero no está claro si es debido a un fenómeno local en Reino Unido o por la variante en sí misma. En cualquier caso, XE es una mezcla de BA.1 Y BA.2 con la espícula procedente de BA.2. Es de esperar que la protección a las vacunas se mantenga con respecto a lo que vemos con BA.2 y BA.1″.
Los tres expertos concluyen que hay que incorporar la detección de estas variantes recombinantes en nuestros sistemas de vigilancia “y seguir trabajando en la integración con la información clínica, epidemiológica y de vacunación de los casos para establecer lo más pronto posible su riesgo”, remacha Comas.
De momento, como argumenta el portavoz del CIMA “no suponen un riesgo mayor del que ya tienen las variantes circulantes. Por un lado, por el efecto barrera de las vacunas y, por otro, porque mucha gente ya se ha expuesto en las anteriores olas a estas variantes contra las que debe haber adquirido la inmunidad correspondiente”.
¿POSIBLES ESCENARIOS CON NUEVAS RECOMBINACIONES DEL CORONAVIRUS?
González Candelas apunta que aún no “tenemos suficiente capacidad ni conocimientos para poder predecir con precisión cómo se va a comportar una nueva variante, sea por recombinación o por algún otro de los mecanismos antes comentados”.
Si una nueva variante pasa a extenderse por la población, “podemos estar casi seguros de que lo hará porque es más transmisible, pero hay varias formas de conseguir esa mayor transmisibilidad por parte del virus”. Puede ser más eficiente en “la penetración de las células, o ampliar el rango de las que puede infectar, o reducir el ciclo reproductivo en su interior, o aumentar la producción de virus”. Esto ya lo hemos ido viendo con variantes previas.
Pero también podría aumentar su transmisibilidad si realmente provoca lo que denominan los expertos “fallo vacunal”, es decir, que “se transmitiese e infectase con gravedad mayor a personas con su pauta de vacunación completa. Si sucediese esto, lo que es muy difícil pero no creo que podamos afirmar que imposible, podríamos tener que acelerar la administración de dosis de refuerzo basadas en la nueva variante, por ejemplo, y mientras tanto tendríamos un aumento de casos graves, con las consecuencias que ya sabemos que esto produce” remacha González Candelas.
Con información de El Mundo