El actor Ignacio López Tarso no tuvo que pactar con la muerte para quedar inmortalizado en la historia del cine mexicano. A diferencia del personaje que interpretó en la película Macario, el artista construyó su carrera con más de medio centenar de filmes, más de 100 obras de teatro y participaciones en series de televisión. Aquel filme de 1959 fue uno de los más importantes de su trayectoria. “Hacer Macario sería el colmo de mi buena suerte”, contó en una entrevista. El actor mexicano ha fallecido este sábado a los 98 años. Actor vitalicio de Televisa, miembro de la Academia de Hollywood y amigo de Luis Buñuel, López Tarso ha quedado para siempre en la historia del cine junto a mitos como María Félix, Pedro Infante o Jorge Negrete.
El primer acercamiento que López Tarso tuvo a la actuación fue a los ocho años, cuando sus padres lo llevaron a una función de teatro de carpa, según contó muchas veces. Cuando se apagó la luz y se abrió el telón, aquel niño quedó impactado. Tiempo después, a los 24 años, entró a la Escuela de Teatro de Bellas Artes. Pero antes había pasado por el seminario, donde entró solo por su interés por seguir estudiando –nunca tuvo la intención de ser sacerdote– y por el servicio militar. “Afortunadamente me tocó la compañía de ametralladoras. Como la ametralladora iba montada sobre un Jeep, yo siempre iba en el vehículo; mis compañeros iban a pie”, contó en una entrevista pocos días después de su cumpleaños en enero.
En 1954, el actor tuvo su primera aparición en cine con una película que casi logra que abandone la profesión, La desconocida, del director Chano Urueta. “Este tipo de cine no me interesa”, le dijo al productor. Según explicó en una entrevista con el periodista Joaquín López-Dóriga, su personaje llegaba con un sombrero y una gabardina a la morgue, veía un cadáver y decía tres palabras: “Sí, este es”. “Esa era toda mi participación. ¿Esto qué es? Ni me veo ni sé quién soy”, recordó.
Eran los años de oro del cine mexicano, una época entre mitad de los años 30 y 50 en el que la industria brilló con actores como Dolores del Río, Carlos López Moctezuma, Pedro Armendáriz o Emilio El Indio Fernández. López Tarso continuó trabajando en cine pese a esa primera mala experiencia y compartió elenco con José Ángel Espinoza en El hombre de papel (1963) o con Lucha Villa en El gallo de oro (1964); fue dirigido por Luis Buñuel en Nazarín (1958); por Luis Alcoriza en Tarahumara (1964) o por Roberto Gavaldón en La vida inútil de Pito Pérez (1969). Gavaldón también lo había dirigido en Macario, que estuvo nominada a los Oscar en 1960.
“Cuando nacemos ya traemos la muerte escondida en el hígado o en el estómago o acá, en el corazón, que algún día va a pararse”, dice el personaje de Macario en la película protagonizada por López Tarso, “también puede estar fuera sentada en algún árbol que todavía no crece pero que te va a caer encima cuando seas viejo”. “Desde Macario me hice ahijado de la muerte”, contó el actor en una entrevista en la que recordó que de joven no creyó que llegaría a ver el cambio de milenio y que ahora esperaba llegar a cumplir 100 años.
Siempre siguió trabajando en teatro, el “gran placer” del que lo privó la pandemia de covid. El reconocimiento en este arte le había llegado en 1954 cuando interpretó al emperador mexica en Moctezuma II del dramaturgo de Sergio Magaña. Se convirtió pronto en un actor imprescindible para otros dramaturgos mexicanos como Emilio Carballido y Luisa Josefina Hernández, y trabajó en producciones de teatro clásico español e inglés. A lo largo de su carrera también recitó corridos sobre la Revolución mexicana e incursionó, muchos años después, en la comedia musical con la versión mexicana de Hello, Dolly! junto a Silvia Pinal.
Durante los últimos años una de las cosas que más lamentó fue no subirse al escenario. Además, se quejaban de que no lo llamaban para hacer televisión. “Creen que a los 97 años soy un cascarón olvidado que no se levanta de la cama. ¡Pues no! Estoy muy activo”, aseguró. Hasta que en abril corrió la noticia de que tendría una participación en la serie Vecinos, de Televisa, donde interpretó al padre de doña Lorena, interpretada por Ana Bertha Espín.
Desde 2016, era miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas. Cuando la película Roma, de Alfonso Cuarón, llegó a los Oscar, el intérprete dijo que daría su voto al filme mexicano. Ese reconocimiento se sumaba a otros, como con el Premio Golden Gate, que obtuvo dos veces; el Ariel de Oro, que le entregaron en 2007 por su trayectoria fílmica, y el Premio Nacional de Ciencias y Artes de 2015. A su trayectoria artística, se suma la sindical y política. López Tarso fue secretario general de la Asociación Nacional de Actores y del Sindicato Gremial de Directores de Cine y Similares; diputado federal de 1988 a 1991, y miembro de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía del Distrito Federal y de Cultura, entre otros.
Con información de El País