Federico Anaya Gallardo
En el Japón contemporáneo hay una cosa llamada Taiga Drama ó Taiga-dorama (大河-ドラマ) que se traduce como Teatro Taiga. Taiga (大河) significa gran río y esto nos dá a entender que se trata de series largas (é inmensas) como un río. Desde 1963, la NHK ó Televisión General de Japón, que es una compañía pública, ofrece a sus audiencias una serie anual que suele ser de carácter histórico. Sale al aire todos los domingos a las ocho de la noche, en capítulos de unos 45 minutos. Es decir, una serie puede tener hasta 52 episodios –aunque a veces se han hecho dos series en un año, de un semestre cada una.
La serie que te quiero recomendar hoy, lectora, fue el Taiga-dorama número 39 y se estrenó en Abril 1992 bajo el título Nobunaga: King of Zipangu (así, en Inglés). Puedes ver los primeros cuatro capítulos en YouTube gracias a Matthew Wobensmith (@LordMattWobes) quien los subió en su cuenta en Junio de 2012. La calidad no es muy buena y está en Japonés con subtítulos en Inglés, pero la historia vale la pena. (Liga 1.) Al parecer también se podría encontrar en MUBI, pero no he tenido éxito. Hace como siete ú ocho años la ví completa en YouTube, pero la cuenta que la tenía cargada ha desaparecido.
El guion sigue la narración de un jesuita portugués llamado Lluís Froís (1532-1597). De hecho, la primera escena del primer episodio se filmó en Roma, recreando la llegada de una embajada de católicos japoneses frente al Papa. Las escenas romanas, sin embargo, también muestran la moderna capital italiana. Esto último es relevante. En la serie de TVTokio que reseñé la semana pasada, cada determinado tiempo, la audiencia ve escenas de las ciudades contemporáneas –como para recordarle que la Historia que se cuenta es la causa política por la cual el mundo moderno es como es y no de otro modo.
La familia de Froís era parte de la corte de los reyes Avis en Portugal, así que Lluís aprendió a leer y escribir en un entorno muy privilegiado. Se unió a la Compañía de Jesús a los 16 años (1548) y se marchó a estudiar en Goa (en la costa occidental de la India) adonde Portugal sostenía una guerra con el Imperio Otomano para romper el control de El Turco sobre las rutas marítimas entre India y el Mar Rojo. Lluís Froís pasó allí 14 años.
En 1563, a los 31 años, Froís fue enviado a Japón por la Compañía. El país se conocía como “Cipango” ó “Zipangu” –una corrupción del japonés antiguo pasada por chino antiguo: Nippon: Nibon-guo: Riben-guó: Zipan-go…Es probable que al empezar su viaje desde Goa, Froís ya supiera hablar japonés, pues los jesuitas se preocuparon de preparar sus misiones de un modo que hoy casi llamaríamos “intercultural” –y había comerciantes japoneses en todo el sureste asiático. Él y sus compañeros llegaron al pequeño puerto de Yokoseura (横瀬浦) en la isla de Kiushu (九州) adonde la Compañía había establecido sus primeras cabezas de playa. Allí le tocó lidiar con las guerras entre daimios que peleaban por asegurar que los europeos usaran sus puertos para comerciar.
Froís y sus hermanos se dirigieron a Kioto, la capital adonde residían el Tenno (emperador) y el Shógun (comandante militar), pero pronto entendieron que ninguno de estos dos hombres tenía ningún poder. Dos siglos y medio antes, en 1336, el Clan Ashikaga había logrado controlar las islas y establecer un gobierno militar unificado (shogunato) que gobernaba a nombre de emperadores sin poder. Pero desde 1450 los diversos daimios locales habían empezado a guerrear entre ellos y los shogunes Ashikaga se convirtieron en una segunda figura decorativa, igual que los emperadores.
Así las cosas, al momento del arribo de Froís, Japón llevaba un siglo de guerra civil. Ese periodo se recuerda como Sengoku-Jidai (戦国-時代, Periodo de los Reinos Combatientes) equivalente al periodo chino previo al establecimiento del primer imperio (770aC-221aC). (Te conté de ese periodo en mis recientes kino-reseñas sobre China antigua.) Este paralelo entre Japón y China no parece haber sido claro para los europeos que estaban recién conociendo las islas japonesas. Pero nosotros sí podemos apreciar el hecho de que el Japón moderno llama igual a su Sengoku del siglo XVI y a aquél medio milenio de guerra civil china de 17 siglos antes. Y eso nos da una idea del dolor social generalizado y de la terrible memoria que el Sengoku dejó entre las y los habitantes del archipiélago nipón.
Viendo que ni el Tenno ni el Shógun eran el poder efectivo, el grupo de jesuitas de Froís buscaron quién estaba al mando. Así fue como el padre Lluís conoció a Nobunaga Oda en 1569. Tenían casi de la misma edad y se entendieron bien. El jesuita se convirtió en huésped del líder japonés y le acompañó por varios años. Es común recordar que Lluís le regaló a Nobunaga un globo terráqueo y un reloj. Los primeros episodios de King of Zipangu siguen las noticias que Froís recopiló y las historias que el régimen samurái japonés conservó entre 1600 y 1900 sobre el primer unificador de Japón.
La serie, dirigida por Shigemitsu Yukihiko (重光亨彦, n.1942) nos muestra a Nobunaga desde su infancia. Nobunaga niño y adolescente, danza en público con ropas femeninas –lo que ya habían mostrado varias kino-biografías del personaje. Pero Yukihiko agrega un detalle: la violencia patriarcal imperante en el mundo en que se crió a Nobunaga. Su padre Nobuhide Oda (1511-1551) lo suele golpear con salvajismo; pero a su vez el abuelo (Nobusada Oda, el daimio retirado, m.1538) también golpea a Nobuhide. En el primer capítulo vemos esta violencia, disfrazada por el abuelo como el ejercicio de su legítima autoridad como cabeza informal del clan. ¿Cuál era la querella? Que Nobuhide no había reportado al gobernador-aparente (representante del shogunato Ashikaga) sus conquistas. El abuelo, aparte de golpear salvajemente al padre (frente al nieto), explica que aunque el gobernador no tenga poder real, hay que mostrarle deferencia y respeto, como prueba del compromiso personal de los Oda. Porque, sin la cadena que forman deferencia, respeto y compromiso se desata la traición. Aparte, cierra el abuelo: “—un líder humilde atrae aliados”.
Desde el capítulo 3, Nobunaga es interpretado por Naoto Ogata (直人緒形, n.1967) un actor entonces muy joven (22 años) cuya apariencia juvenil muestra –mejor que el ya muy maduro Nobunaga/Takahashi de 1994 del que platicamos la semana pasada– la fuerza que tenía en Nobunaga el desprecio por las reglas, el abandonar las tradiciones y la condena de la superstición. Aparte, Ogata es un cara de niño (baby-face) lo que permite al director Yukihiko agregarle años sólo a través del vestuario y los afeites.
Afeites. En aquélla época, los varones de la nobleza (samuráis) se afeitaban la frente hasta la coronilla (sakayaki, 月代). El pelo al lado y atrás se dejaba largo y se amarraba en una coleta-moño (chonmage, 丁髷… ¿nuestro “chongo” mexicano? No creo…). La coleta se peinaba desde la nuca hacia arriba y adelante. La calva artificial era útil cuando se usaba el casco en la guerra, la coleta-moño para amarrar el pelo y evitar que lo jalasen los enemigos durante el combate. Los niños y jóvenes que aún no eran soldados, ó los civiles (médicos, artesanos) usaban sólo la coleta-moño. En el cartel para anunciar la serie King of Zipangu se nos muestra al joven Nobunaga/Ogata con su chonmage pero sin sakayaki. A su lado está él mismo, pero ya maduro: con casco (y bajo el yelmo, chonmage y sakayaki.)
Durante los 51 episodios, el director Yukihiko nos muestra un personaje inesperado (y que no está en el registro histórico, al parecer). Se trata de un mago-nigromante-adivinador llamado Kano Zuiten, interpretado por Mikijiro Hira (平 幹二朗, 1933-2016). Zuiten ha adivinado para el abuelo y el padre de Nobunaga –prediciendo los crecientes éxitos del clan Oda. (También es un maestro de intrigas y diplomático.)
De niño, Nobunaga creía ver fantasmas. Zuiten lo consolaba, explicándole que se trata de los muertos derrotados en batalla y le daba amuletos para alejarlos. De adulto, Nobunaga desconfía del mago que le promete protegerlo de los espectros. Ha aprendido que los espíritus sólo existen en nuestra mente. Una comentarista romana, Daeva, sugiere que el personaje Zuiten proviene de un guion histórico de Tamukai Seiken (田向 正健, 1936-2010) y que su función es “simbolizar el ‘fin de una era’ de ‘supersticiones’, comparada con la ‘modernidad’ que Nobunaga” trajo a su sociedad. (Liga 2.)
El encuentro de Japón con Occidente fue mucho más feliz que el de Anáhuac y Tiwantisuyo. Magallanes y Elcano llegaron a Filipinas en 1521, el mismo año en que Cortés conquistó México-Tenochtitlan. El archipiélago filipino se convirtió en la base asiática de la Nao de China mexicana en 1565. Por su parte, los japoneses llevaban siglos comerciando con esas islas, con Formosa y con China e incluso con Indochina. De hecho, los primeros mercaderes portugueses llegaron a Japón a bordo de un junco chino. Por eso los daimios nipones pudieron adquirir arcabuces y mosquetes desde los 1530’s. Luego imitaron las armas y fabricaron las suyas. Sería interesante investigar qué tanto aprendieron los samuráis de la era Sengoku acerca de la aventura española en la Conquista de América. ¿Qué tanto influyó ese conocimiento en sus decisiones posteriores?
King of Zipangu juega con ese primer encuentro de un modo genial. Nobunaga/Ogata aparecerá con una coraza española durante la Batalla de Nagashino en 1575, en la que luce el águila bicéfala de los Austrias. ¿Traída desde México en alguno de los galeones de Manila? (La ruta estaba abierta desde 1565.) En esta batalla, Nobunaga destrozó la orgullosa caballería del Clan Takeda, preparando barricadas de madera detrás de las cuales al menos dos líneas de arcabuceros podían disparar y recargar. Esta escena la vemos en un biombo tradicional –cuya imagen te agrego– y es recreada en 12 minutos del capítulo 39 de la serie de NHK. (Puedes verla con buena calidad en la Liga 3.)
En esa larga escena podrás ver que el contraste entre tradición y modernidad no sólo se da entre Nobunaga y Zuiten, sino entre los arcabuceros que esperan tensos el ataque y los caballeros Takeda. Una niebla fría y densa cubre el campo de batalla. Entre ella, poco a poco se empiezan a oír tambores, caracolas y campanas. Los Takeda han lanzado a un grupo de cantantes y bailarines que invoquen a los espíritus kami contra Nobunaga. Como en la Roma antigua, se invoca al espíritu del bosque (Pan) para que cause terror-pánico entre el enemigo. Detrás de ellos aparecen las caballerías. Pero los modernos no se inmutan. Aguantan la tensión sicológica de los kami y luego disparan en orden contra los samuráis a caballo. Ese día Nobunaga se volvió amo del centro de Japón.
Nobunaga es el arquetipo del líder japonés abierto a la novedad –siempre que le permitiese aumentar su poder político –un príncipe digno de Maquiavelo.
Liga 1:
Liga 2:
https://uesama-dango.blogspot.com/2014/06/nobunaga-king-of-zipangu-1992.html
Liga 3: