Felipe Morales
“Corrida de expectación, corrida de decepción” reza el dicho taurino, y es que la presencia de la divisa de Piedras Negras una de las ganaderías madre en la tauromaquia mexicana a la Feria de San Marcos de Aguascalientes había causado un revuelo tremendo.
El célebre hierro ocasionó lo que hace décadas no ocurría, que se hablase más de los toros que de los propios toreros, cuando en los carteles se leía: “seis toros de Piedras Negras para los matadores… “ colocando al encierro por delante de la publicidad.
Fermín Rivera, Román y Fabián Barba en el cartel; finalmente ante una regular entrada en la Plaza Monumental los “piedrenegrinos” salieron sin casta, nulo juego, buena lámina trapío, kilos pero sin embestir, lástima.
El potosino Fermín Rivera fue ovacionado en su primer toro y aplaudido en el segundo, tratando siempre de agradar con su toreo vertical y arrancando por momentos pases de calidad pero interrumpiendo algunas tandas por los defectos de su lote.
Román el ibérico cortó oreja a base del oficio propio de los ultramarinos, al concluir la lidia de su primer astado escuchó palmas.
El aguascalentense Fabián Barba fue silenciado en sus turnos; así con el desempeño pobre de los ejemplares de Piedras Negras terminó la Feria de San Marcos que contó con trece corridas.