Jorge Ramírez Pardo
Cada tanto es necesario reiterarlo. El término de Cultura, si se refiere a la construcción de la misma, en escenario nacional y de manera subrayada en lo local, es un ejercicio inacabado para decirlo con suavidad.
En el escenario potosino, siempre hay que reiterarlo –porque ni lo ven ni lo oyen ni lo replican-, se ha construido un cacicazgo colectivo desde hace 25 años, entre más obeso y nunca evaluado más incompetente y contrario a su razón de ser, servir la sociedad y promover el ejercicio creativo, su promoción y difusión. Salvo mínimas excepciones, nada más alejado del poder y deber ser que en SLP, en conjunto, sólo llega a un malhadado ejercicio aspiracional de artesanía sin oficio, ejercida en gran medida por directivos ex aspirantes a creativos o prófugos de lo mismo.
Todo lo que el ser humano realiza genera cultura cuando se ejerce en un devenir evolutivo. El esquema globalizador consumista multinacional –hoy visible como decadente-, durante décadas ha amenazado y destruido expresiones culturales. Dicho de manera reiterativa es, en gran medida, desculturizador. Un ejercicio cultural pudiera/debiera ser la contraparte.
Contracultural es la inducción durante décadas del consumo de comida chatarra en formato de alimentos. Resultado contracultural, ser el país con más obesidad infantil. Ahora desde la legislatura se combatirá esa deformación alimenticia culturalizada, pero ¿Qué hay o se hizo desde el sector Cultura?
Todo lo anterior ayuda a entender el mayor o menor grado de ancho que les queda el vestuario a las denominadas secretarías de Cultura, tanto la federal como la estatal. No así en lo municipal porque los poblados provincianos, desatendidos y relegados, donde no abundan becas y menos directivos de cultura sobreasalariados y enquistados, suelen tener más vitalidad para preservar y resignificar sus tradiciones comunitarias, haberes y simbologías; si hay sangre indígena suele haber mayor preservación de valores, símbolos y comunión con la naturaleza. Eso es cultura.
Ejemplo doloroso y contundente a la vez es el cómo y cuánto han sobrevivido nuestros 56 pueblos bilingües/biculturales de naciones indígenas dentro de la gran nación mexicana, vivos e interactuantes. De siempre marginados, pero con mayor sentido de comunidad, pertenencia que el conjunto de la ciudadanía.
Hace unos días, en Potosí Noticias, se publicó el artículo “La rumba es cultura” (https://potosinoticias.com/2020/08/25/la-rumba-es-cultura/). Ese es un ejemplo de cómo y cuándo, el baile y canción popular liados, fueron capaces de contribuir al alivio del enorme dolor provocado por el crimen de estado de 1968 en la Plaza de las tres culturas en Tlatelolco; Al danzón se sumó la corriente de Nueva trova latinoamericana/mexicana para asociar el divertimento con una expresión artística proclive a la reflexión/acción.
No es el caso dominante y mucho menos alentados desde las secretarías de Cultura –federal y estatal.
¿Cómo y cuándo inciden de manera significativa a dar elementos de paliativo del fenómeno migratorio para quienes lo ejercen, y expresiones de arte proclives a la comprensión del hecho en colectivo?
¿Qué han aportado en días de Covid-19, más allá de repetir recomendaciones sanitarias, para una genuina reeducación en hábitos y ejercicio de prevención?
¿Qué se aporta, sin adoctrinamientos, para contribuir a un ejercicio de construcción democrática y pregnancia de sentido de solidaridad social, qué para contrarrestar un ejercicio tan fuerte y generador de odios y falsas noticias como existente en este momento con evidentes patrocinios del gran capital local y foráneo? ¿Qué se hace desde las secretarías de Cultura para generar “cultura” esclarecedora, de discernimiento? ¿Qué para evidenciar la carga destructiva nihilista de la falsa contienda de chairos contra fifís/curros motorizados?
En el caso de San Luis Potosí, no sólo se carece –de manera predominante- de un trabajo constructivo que contrarreste la aculturización chatarra/consumista, se sostiene en nómina a genuinos combatientes viscerales –sin argumentos, con clichés generadores de polarización en tono de odios-. Combaten a la 4T sin argumentos, pero maman de ella.
En resumen, el aparato burocrático denominado secretaría de Cultura SLP, consume el 95% de cantidades excesivas en autopremiarse con sueldos privilegiados y becas selectivas proclives al aplauso institucional, de manera predominante, para producción de ¿arte? decorativo convalidador del des-orden impuesto por la a-culturización multinacional.
Así como, a decir del presidente López Obrador, para limpiar la corrupción se barre de arriba para abajo; la genuina construcción de las artes para que incidan en lo cultural, es de abajo para arriba: del cuestionamiento al orden de cosas para hacer arte en prospectiva (es decir, con visión de futuro y abatiendo tendencias ya identificadas aquí como perniciosas y en contrasentido); esto no invalida corrientes artísticas que no hacer referencias explícita a lo social, pero experimentan y construyen nuevas formas de expresión que indagan e interrogan al público. Y para ello, por cierto, no se requiere de un aparato tan obeso como estorbante.
El punto de equilibrio, lógica y equidad llegará cuando las comunidades y los gremios artísticos se administren solos, como se hace ya con los apoyos al campo, adultos mayores, becas escolares y a discapacitados. Como en Oaxaca se ejerce el gobierno de “usos y costumbres”. En SLP el “gobierno” “cultural” se ejerce desde la cúpula aplicando la máxima de “divide y vencerás”, becar a los unos contra los otros; sobreasalariar estorbantes contra el arte experimental e indagatorio.
En ello la 4T lleva un notable rezago nacional en lo que se denomina Cultura, y en territorio potosino ni siquiera se inicia. No con el gobierno de Juan Manuel Carreras que parece surgido del criterio nepote (sobrinos de ex-gobernadores Fonseca/Silva) timorato y omiso actual en la Secretaría de Cultura. Aún nos quedan 13 meses de castigo durante esta administración. Contrario será si la comunidad artística en desventaja abismal en relación a la burocracia a su “ser-vicio” genera un movimiento que contribuya a un ejercicio en equidad y desde ahora gane espacios para administrar espacios y acciones genuinas constructoras de Cultura. Mientras, predomina la sobreprotección a la aproximación artesanal.