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[Javier Padrón]
Pareciera que la renuncia de los 10 gobernadores de la CONAGO, algunos bajo investigación por peculado, lavado de dinero y fraude fiscal, le salió más cara al gobernador Juan Manuel Carreras que al propio Presidente AMLO, a quien se aprecia complacido.
La distancia marcada por estos mandatarios, agrupados en una supuesta alianza federalista, seguramente es un acto de purificación política en la liturgia de la 4T, solo por mencionar a dos panistas: Cabeza de Vaca, de Tamaulipas, hizo lo mismo que sus antecesores priistas hoy en prisión: negocios con los cárteles de la droga y hasta podría ser extraditado a Estados Unidos que ya lo investiga; y Diego Sinhué, de Guanajuato, que le cedió el poder a los devotos sanguinarios de Santa Rosa de Lima.
¿Quién se podría lamentar la salida de estos truhanes? La del “Bronco” Rodríguez, Silvano Aureoles, Enrique Alfaro y otros encabezados por el chihuahuense Javier Corral Jurado, hijo político de los bárbaros del norte, Francisco Barrio y Luis H. Álvarez, que postulaban un federalismo fiscal más equitativo desde la década de los 80. Corral trae su jugada, es uno de los aspirantes presidenciales del PAN y fue el anfitrión de la asonada desde su Palacio de Gobierno.
Un trato de sepulturero le dio a Carreras el diputado panista Ricardo Villarreal que brilla por su grisura en el Congreso del Estado, con formación de politólogo y un paso fugaz en televisión como lector de noticias, tiene una doble vara, por su desempeño como gobernador no se atreve a tocarlo con el pétalo de una rosa y como presidente de la CONAGO se le va a la yugular.
Carreras desde ayer se subió a un carrusel de medios dando entrevistas para administrar los daños, evitó responder las preguntas de fondo y se las endosó a los renunciantes, la retórica carrerista es la misma en cualquier tipo de crisis y es hábil para no enfrascarse en discusiones con periodistas.
El mismo Corral aclaró que la renuncia masiva nada tenía que ver con la conducción de Carreras, la bronca no es con él, fue el bateo de AMLO el que los echó del organismo, ya no hubo interlocución posible.
Su periodo al frente de la CONAGO mocha o purificada, como usted quiera verla, concluye el próximo año con su mandato y sigue siendo su boleto transexenal de la suerte. El sector de potosinos que exige su renuncia a la presidencia de la CONAGO para no descuidar más la casa —en plena pandemia y con una guerra entre grupos del crimen organizado con su estela de ejecutados diarios—, tendrá que ser más paciente.
LA OTRA VÍCTIMA DE RIOVERDE
En el caso de la menor abusada sexualmente en un colegio de Rioverde y que ha servido junto con otros reclamos para la toma de una de las sedes de la CNDH por feministas radicales, manipuladas por el conservadurismo desde la óptica morenista para denostar a la titular Rosario Piedra Ibarra, el gobierno carrerista descalifica en corto a la madre de la víctima, se le atribuye un modus operandi para obtener dinero utilizando a su prole. En Matehuala habría hecho algo similar.
A la maestra, sicóloga de profesión, procesada como presunta responsable del abuso, se le dejó en libertad por falta de elementos y no por un error procesal. Vive un calvario, se le ha dificultado reintegrarse a su vida anterior, se convirtió también en una víctima.
MORENA, SIN REMEDIO
Se afirma que la cargada para elegir a la nueva dirigencia de MORENA va con el diputado dinosaurio Porfirio Muñoz Ledo, otra grave contradicción estresante de la 4T que podría agregar a su larga lista el renunciado secretario Víctor Toledo.
Fue un mal augurio que Muñoz Ledo fuera el designado para colocarle la banda presidencial a AMLO, encarna al heraldo negro del viejo régimen que se resiste a morir, colaboró con Díaz Ordaz y Echeverría, les escribió discursos para justificar la masacre estudiantil de Tlatelolco; fue embajador de Vicente Fox en la Unión Europea y ahora se presenta como el pacificador de las tribus morenistas.
La clase política le rinde pleitesía, lo tiene como un modelo a seguir, además de dinosaurio es un camaleón: hacer malabares para estar siempre en la nómina al margen de ideologías y cambios sexenales. Por su edad y precaria salud, ya debería estar descansando en su casa y no cerrar el paso a nuevos liderazgos. La decisión es de AMLO.