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México se encuentra entre los primeros lugares en obesidad infantil en el mundo

La mala nutrición es un problema que afecta gravemente a México, en especial a los niños, niñas y adolescentes, de diferentes maneras, ya sea por desnutrición, desarrollando insuficiencias en el sistema inmunológico, así como también la obesidad, la cual desencadena enfermedades como diabetes, problemas circulatorios, en el corazón y riñones entre otras.

México se encuentra entre los primeros lugares a nivel mundial de obesidad a nivel mundial, problema que padece 1 de cada 20 niñas y niños menores de cinco años y uno de cada tres entre los seis y 19 años en el país.

¿Qué lugar ocupa México en la obesidad infantil en 2022?

México ocupa el 5º lugar de obesidad en el mundo y se estima que la cifra aumente en 35 millones de adultos para la siguiente década, advirtió la Federación Mundial de Obesidad.

De acuerdo con el Atlas Mundial de Obesidad, publicado este año, más de mil millones de personas en todo el mundo vivirán con obesidad para 2030. Es decir que 1 de cada 5 mujeres en el mundo y 1 de cada 7 hombres la padecerán. A su vez, 13% de los niños y adolescentes se verán afectados. La cifra se duplicará con creces en los países de ingresos bajos y medianos en dicho periodo.

Esto quiere decir que ningún país está en vías de cumplir el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de detener la obesidad para 2025.

Las tasas más altas de obesidad se encuentran en América del Norte, América Latina y el Caribe. Es probable que casi la mitad de las personas (47%) en Estados Unidos sean obesas para 2030.

México se encuentra entre los primeros lugares de obesidad infantil en el mundo con el 8 % de los varones y 29 % de las niñas en el país.

Para la siguiente década México contará con 6.8 millones. El incremento anual en infantes es del 2.5%.

En toda la región de las Américas, se prevé que el 23.12 % de los niños de 5 a 9 años y el 18.60 % de los adolescentes de 10 a 19 años se verán afectados para 2030, lo que suma un total de 44 millones de niños y adolescentes de 5 a 19 años en toda la región.

En diciembre de 2020, la UNICEF advirtió que “Para reducir la mala nutrición de niñas, niños y adolescentes es necesario formular políticas de salud pública y priorizar recomendaciones y acciones cuya efectividad ha sido probada, recomienda la publicación Recomendaciones de política pública nacional, estatal y local para la prevención, control y reducción de la mala nutrición en niñas, niños y adolescentes en México, presentada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud/ Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) para contribuir a la atención oportuna de esta problemática.

“Es prioritaria la inversión en acciones estratégicas para reducir todas las formas de mala nutrición en niñas, niños y adolescentes, especialmente en zonas marginadas, y evitar así impactos socioeconómicos y educacionales graves, particularmente en el contexto de la actual pandemia”, señaló Christian Skoog, Representante de UNICEF en México.

“La suma de esfuerzos del gobierno, sociedad civil, sector empresarial y Naciones Unidas es primordial y urgente para mejorar la nutrición de la infancia y adolescencia en México, por lo que alentamos a tomar esta publicación como una invitación al fortalecimiento y financiación de políticas públicas que contribuyan a ello”.

Aunque la desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años presentó una tendencia a disminuir en los últimos 30 años, entre 2012 y 2018 se estancaron las mejorías (ENSANUT 2012, 2018-19), por lo que continúa siendo un problema de salud pública, particularmente presente en los sectores más vulnerables. Por otra parte, la anemia, el sobrepeso y la obesidad no han logrado reducirse y continúan en aumento. En México, el 35.5% de niños entre 5 y 11 años tiene sobrepeso y obesidad (ENSANUT 2018-19)

La mala nutrición provoca serios daños a la salud y desarrollo de niñas, niños y adolescentes: mayor morbilidad y mortalidad; deterioro en la función cognitiva y menor rendimiento escolar; estigma y discriminación, además de enfermedades crónicas, mortalidad prematura y menor calidad de vida en la adultez (The Lancet 2008 y 2019). Para el sistema de salud y la sociedad, esto genera altos costos económicos, ya que afecta negativamente la productividad, la generación de ingresos y el crecimiento económico del país, además del medio ambiente. Invertir en la salud, educación y desarrollo de niñas, niños y adolescentes tiene beneficios durante toda su vida y la de futuras generaciones.

Las diez recomendaciones del documento se conjuntan en dos “Líneas de Acción Estratégicas”, que abordan acciones prioritarias a desarrollar:

Línea 1: Atención primaria en salud y nutrición con énfasis en los primeros 1,000 días

Impulsar estrategias integrales nacionales y estatales enfocadas en los primeros 1000 días de vida, que aseguren la calidad de la atención primaria y nutricional, especialmente en zonas marginadas rurales y urbanas, para garantizar así el sano crecimiento de niñas, niños y adolescentes.

Asegurar la lactancia materna exclusiva y alimentación correcta a partir de los seis meses de vida.

Regular la publicidad y abogar por un etiquetado frontal claro para las fórmulas infantiles y los alimentos y bebidas dirigidos a menores de dos años.

Monitorear la implementación del Código de Sucedáneos de la Leche Materna.

Modificar la legislación laboral para incrementar la licencia de maternidad e incluir a las mujeres del sector laboral informal.

Línea 2: Entornos saludables para la alimentación, consumo de agua y actividad física.

Impulsar la aprobación de la Ley General del Derecho a la Alimentación Adecuada y la actualización de las Guías Alimentarias de México y de la Norma Oficial Mexicana 043 sobre orientación alimentaria, para que sean tomadas en cuenta como instrumentos rectores de campañas de comunicación para cambio de comportamiento.

Impulsar el diseño e implementación de campañas de comunicación para cambios de comportamiento diferenciadas por etapas de vida: primera infancia, niñez, adolescencia, juventud y adultez, pues cada uno de esos grupos cuenta con intereses y contexto propios.

En preparación al regreso presencial a las escuelas, es indispensable la modificación de los entornos para facilitar la adopción de estilos de vida saludables, incluyendo por medio del aseguramiento de agua potable, buenas condiciones de higiene, infraestructura o materiales para la realización de actividad física frecuente y provisión de alimentos frescos.

En preparación al regreso de las y los niños pequeños a los Centros de Atención Infantil, es prioritario contar con lineamientos y normativas sobre alimentación e hidratación saludables y sostenibles, inclusive en cuanto a lactancia materna y actividad física.

“La publicación que hoy les presentamos es una herramienta que tiene como propósito contribuir a los esfuerzos nacionales para hacer frente a esta otra pandemia que ataca a la niñez de México, la malnutrición en sus tres formas: sobrepeso, desnutrición y deficiencia de micronutrientes. Hacemos un llamado a modificar el sistema alimentario y los patrones actuales de consumo de alimentos hacia otros que sean más sostenibles, acciones cruciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, al igual que para garantizar modalidades de producción y consumo sostenibles y resilientes a cualquier crisis”, comento Lina Pohl, Representante de la FAO en México.

En ese sentido, las recomendaciones y acciones prioritarias descritas en el documento como para el diseño de políticas públicas se dirigen a las autoridades municipales, estatales y/o federales responsables de su implementación, y proponen modificar simultáneamente las causas inmediatas, subyacentes y básicas de la mala nutrición, contribuyendo a la vez a la sostenibilidad ambiental.

Para lograr el mayor efecto posible en la implementación de esas acciones, es primordial dotarlas de un presupuesto específico, monitorearlas y evaluarlas regularmente, asegurar que estén libres de conflicto de intereses, ser de carácter multidisciplinario e intersectorial e involucrar a instancias de todos los niveles gubernamentales. Asimismo, deben contar con el apoyo de todos los sectores de la sociedad para poder asegurar una adecuada implementación e impacto, y reducir así brechas en la atención de la mala nutrición y sus causas, especialmente en las comunidades más vulnerables, incluidas las indígenas.

“Hay que resaltar la importancia y necesidad del compromiso para contar con un presupuesto específico para poder implementar y evaluar las recomendaciones, la necesidad de monitorear y evaluar su implementación y resultados. También, es importante proteger las políticas de salud y alimentación de los intereses de la industria de alimentos y bebidas”, dijo Juan Rivera Dommarco, Director General del INSP.

Con información de: Excelsior

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