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Opinión

Ver para pensar: Viejas luces de Polanski

Federico Anaya Gallardo

La semana pasada te reseñé la versión Polanski de Oliver Twist, lectora. Como te expliqué, esa película de 2005 es muy fiel a la novela original de Dickens. Navegando por la internet en este frío invierno, tropecé con dos cortos del director franco-polaco. Ambos en blanco y negro y mudos. El que más me impactó data de 1961 y lleva el título Le Gros et le Maigre (El Gordo y el Flaco). Nada que ver con Laurel & Hardy, te advierto. La producción se hizo dentro de la Administration Production Edition Cinématographique (A.P.E.C.), una institución pública de fomento cinematográfico del Estado Francés. Aparecen sólo dos actores, Andrzej Katelbach (el gordo) y Román Polanski (el flaco… te anexo un fotograma de él). Está ambientado con música original del jazzista polaco Krzysztof Komeda (1931-1969). El corto dura apenas 16 minutos. Puedes verlo en YouTube gracias a Sergey Chupyrin (Liga 1).

El corto narra un cuento sencillo. Un hombre gordo –de unos 40 años– descansa en su mecedora, frente a una casa grande en medio del campo. Frente a él, un muchacho flaco en harapos golpea un tambor y toca una flauta dulce. El gordo le ordena acercarse y el flaco le entrega tambor y baqueta. Al ritmo que le marca el gordo, el flaco salta haciendo cabriolas. Luego veremos al gordo ordenar al flaco que le traiga su escopeta, cocine el pato que mata, le encienda un habano, le lave los pies, le haga la manicura, y un largo etcétera que incluye traerle una bacinica para que orine… El flaco entra y sale corriendo de la casa para obedecer lo mandado. De vez en cuando se distrae y admira, a través de la ventana, la gran ciudad de París.

En tres ocasiones, el flaco trata de escapar hacia París cuando el gordo cae dormido por la tarde. Las tres veces es vuelto a capturar. (El gordo sólo se levanta de la mecedora para re-capturar a su sirviente.) El amo castiga al esclavo encadenándolo a una cabra –casi tan grande como el muchacho. Con la cabra al lado, el esclavo ha de hacer todos los servicios a su señor. Aún así, el flaco tratará de escapar –con todo y cabra. Entonces el gordo lo liberará de las cadenas y el muchacho, de rodillas, le besará las manos y diligentemente, realizará todas sus tareas.

La tercera huida no será la vencida. El muchacho prepara dos docenas de flores blancas de papel. Las coloca alrededor de su amo dormido. Y se sienta, dándole la espalda a París, a velar el sueño del gordo. ¿Aceptó su servidumbre? ¿Huyó mentalmente?

Cuando Chupyrin puso este vídeo en YouTube, hace once años y medio (5 de Julio de 2011), el primer comentario fue de “Jaylieee”, quien dijo “that is so sad….” (es tan triste…). Un año más tarde, “hardalandhardal” comentó: “A good critique of class struggle, manipulation and depersonalisation. Fooling people to make them continue to serve. I bet Polanski was inspired by Marx and Fromm.” (Una buena crítica de la lucha de clases, la manipulación y la despersonalización. De cómo se engaña a la gente para que siga prestando sus servicios. Apuesto que Polanski se inspiró en Marx y Fromm.)

También hace diez años, “Ryan Hurtgen” reseñó: “The nature of master/slave and boss/employee… the slave is so happy to be freed from the goat that he is excited again to get back to his chores, forgetting why he tried to run away in the first place.  A good critique on freedom actually.” (La naturaleza del amo/esclavo y del jefe/empleado…  el esclavo está tan contento de ser liberado de la cabra que regresa entusiasta a sus tareas, olvidando que había tratado de escapar.  En realidad, una buena crítica a la libertad.)

Hace ocho años, “samira babaxani” dijo: “I guess Polanski has been obsessed with Focauldian notion of power and the idea of interpellated identity constitution.  Love the goat character by the way” (Supongo que Polanski ha estado obsesionado con la noción de poder de Foucault y la idea de la constitución de identidad por interpelación. El personaje de la cabra, genial.)

Hay algo de triste en que un filme tan interesante apenas haya merecido 22 comentarios en una docena de años. (Aunque ha sido visto 49,581 veces.) Es como los buenos libros que acumulan polvo en las bibliotecas sin que un par de ojos se digne hacer en ellos el milagro de la resurrección. Pero los cuatro comentarios que te comparto, lectora, valen la pena y demuestran aquéllo de que “de lo bueno, poco…”.

Efectivamente, el cuarto de hora de este filme Polanski habla de la relación amo-esclavo pero sus referencias van más allá de los autores citados por los comentaristas. Gros y maigre son los términos usados por los europeos medievales para explicar la división entre ricos y pobres en las ciudades. En la Florencia de 1378 los ciompi (bateadores de lana) encabezaron la más grande revuelta de aquéllos flacos urbanos contra sus gordos explotadores. En los 1960s los historiadores europeos estaban rescatando esa historia. No es imposible que Polanski, entonces de 28 años, haya oído de ese rescate.

En el corto, la lucha de clases se da en un espacio rural –y la ciudad aparece como espacio de liberación.Que la ciudad sea París subraya que la dicotomía medieval se ha trasladado al marco imaginario de la Gran Revolución (1789-1793). Y sí, Marx está allí pero para recordarnos que las relaciones de clase rurales están condenadas a reproducir la dominación antigua. Para liberarse, el campesino tiene que superar muchos obstáculos –de los cuales el más peligroso es la idea de que su amo le ama… tanto, que hasta desencadenó a la cabra. De nueva cuenta, este discurso marxista no habría sido ajeno al joven Polanski, que estudió actuación y cine entre 1948 y 1958 (15 a 25 años) en la Polonia recién liberada por el Ejército Rojo y quien, en 1961 (28 años), rodaba por vez primera en Francia como parte de un intercambio cultural franco-polaco.

Lo que sí es un poco exagerado es ver la obsesión de Foucault con el poder en este filme. A principios de los 1960s, el filósofo francés estaba por terminar su doctorado y empezaba su carrera docente enseñando sicología en la universidad de Clermont-Ferrand. Lo que sí es verdad es que el corto de Polanski nos muestra las preocupaciones comunes a todas y todos los europeos en esa década.

El joven Polanski regresó a Polonia luego de Le Gros et le maigre. Allí dirigiría el otro corto del que quiero hablarte, lectora. Se titula Ssaki (Los Mamíferos), se estrenó en 1962 y dura apenas 10 minutos. Puedes verlo en YouTube gracias a Sergey Chupyrin (Liga 2). Es una comedia muda. Un trineo avanza a través de un gran campo nevado. Lo llevan dos hombres, uno tira de y el otro va sentado en el vehículo. Cuando el que va tirando se cansa, inventa alguna excusa y convence a su compañero de cederle el asiento. Cada vez que recambian, la excusa se vuelve más absurda. En una ocasión, el que tira se hace pasar por un cojo y el que iba en el asiento rápido le cede el lugar. A la siguiente vuelta, el que tira se hace pasar por ciego. En medio de estos cambios absurdos, los dos compañeros se cansan y empiezan a pelear. Mientras lo hacen, un tercer hombre les roba el trineo. Al verse sin vehículo, se reconcilian. Se toman de la mano y avanzan un rato juntos. Pero al poco empiezan de nuevo la misma disputa, ahora para ver quién carga a quién.

Otra vez, Polanski plantea el problema de la organización social a través de una pareja. En este caso, la fábula es menos amarga que en Le Gros et le Maigre… pero desespera ver que el sentimiento vencedor es el egoísmo estúpido. Un trineo y dos hombres no debería significar engañarse mutuamente para “merecer” sentarse, sino simplemente organizarse en igualdad. Detalle: el tercer hombre –el que se llevará el trineo– estaba cocinando unas salchichas. Tenía suficientes como para invitar a los dos que estaban peleando. El equipo de tres no sólo habría hecho la travesía en trineo menos difícil, sino que todos podrían haber comido. El título (Los Mamíferos) parece señalar que el estado natural de los humanos es el egoísmo.

Ese mismo año, 1962, el joven Polanski recibió finalmente autorización para rodar su primer largometraje. Un guion que había presentado en 1959 no había sido aprobado porque –en opinión del comité de evaluación– le faltaba “significación social”. A su regreso de Francia, Polanski re-trabajó el script y logró la aprobación. El resultado fue –afirman los expertos– una de las mejores películas del cine polaco: Nóż w wodzie (Cuchillo en el agua). La puedes ver en YouTube gracias a Movie Matinee, en Polaco con subtítulos en Castellano (Liga 3).

De nueva cuenta, se trata de una historia minimalista. Una pareja polaca bien acomodada se dirige en su auto (originalmente un Mercedes que los productores cambiaron luego por un Peugeot) a tomar unas vacaciones en los lagos de Masuria, al sur de la frontera con la Lituania soviética. Allí pasarán un día en su velero. Se trata del periodista deportivo Andrzej ya entrado en sus cuarenta; y de su mujer Krystyna, en sus veintes. En el camino le dan un aventón a un joven de 19 años que vagabundea. (Se trata de un estudiante que aprovecha las vacaciones para descansar de sus seis compañeros de cuarto en la universidad.) El muchacho se les une en la expedición y –ya a bordo del velero– se enfrentará con Andrzej.

Pese a su buena factura y al éxito que tuvo en el Festival de Cine de Venecia, y lograr la primera nominación polaca a los Óscares estadounidenses, este filme fue la excusa para el rompimiento de Polanski con el Estado socialista polaco. El mismo líder del partido comunista, Władysław Gomułka, se posicionó en contra de la película “por promover modelos occidentales”. En la URSS se criticó la misantropía y el nihilismo de Polanski. Pero la película no sólo molestó a la Izquierda entonces en el poder… la Comisión Episcopal Polaca para Cine, Radio, Televisión y Teatro denunció que “con su superficialidad [la película] tiene una clara tendencia a justificar el amor libre”.

Polanski emigró a Francia y en 1965 filmó en Inglaterra Repulsión –un drama sicológico aún más complejo y oscuro que Cuchillo en el agua –del que habría que hablar en otra ocasión.

Te dejo lectora, con una última reflexión. Se ha definido el cine de Polanski como “visiones siniestras de lo cotidiano” ó “encarcelamiento en el asco”. (Un buen resumen de lo anterior, en el ensayo de 2020 por Raúl Álvarez Gómez en Área Abierta de Ediciones Complutense en la Liga 4.) Si bien Cuchillo en el Agua y Repulsión podrían ajustarse bien a esas descripciones, la denuncia social que hizo el joven Polanski en Le Gros et le Maigre y Ssaki a principios de los sesentas estaría conectada directamente con su versión de 2005 del Oliver Twist de Dickens. De hecho, el muchacho flaco de 1961 –el propio Polanski– reaparece como el Oliver interpretado por Barney Clark en 2005. El abrazo final de Oliver/Barney a Fagin/Kingsley es parte, precisamente, del encarcelamiento en el asco… polanskiano. Igual que el flaco explotado de 1961 no pudo escapar del gordo explotador; Oliver abusado no puede dejar a su abusador/pederasta. Pero, insistiría Dickens (acompañado de Hegel y Marx), la escena también podría representar la superación de la opresión –una liberación que incluye tanto al amo como al esclavo… Pero… ¿sin asumir el explotador-abusador-pederasta su responsabilidad? No. No lo puedo aceptar. Por eso Polanski sigue encerrado en el asco.

¿Qué diría hoy Polanski? Te adjunto su foto de 1961 como flaco-pobre, y su retrato de 2020 con la casaca verde del Instituto de Francia (Academia de Bellas Artes). Parece que el muchacho flaco ha logrado colocarse en sociedad –y perpetuar la opresión de siempre.

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:

Liga 2:

Liga 3:

Liga 4:

https://revistas.ucm.es/index.php/ARAB/article/view/69465/4564456554499

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