Así como cuando hay mucha neblina, en la temporada de calor es común que los vuelos se atrasen o que cambien de horario a algunos pasajeros, y no por sobreventa. Aunque pudiera no parecerlo, el calor sí afecta a los aviones.
Ya en otra ocasión te hablamos de cómo afectan los bancos de niebla a la navegación aérea, en un aspecto relacionado con la visibilidad y la seguridad, más allá que con aspectos técnicos, mientras que en este caso es diferente la situación.
Contrario al caso de la niebla, las altas temperaturas sí afectan directamente el rendimiento y operación de los aviones, al grado incluso de poner en riesgo cualquier vuelo que no realice ajustes de acuerdo con esta variable.
Tan importante es la temperatura, que es tomada en cuenta, junto a la altitud real, como un índice para determinar la velocidad necesaria para despegar y aterrizar. Para ello hay que tener en cuenta que los pilotos usan tres altitudes diferentes:
- Altitud real: altura entre un punto en el cielo y el nivel del mar
- Altitud absoluta: altura del avión en relación con un punto en el suelo, ya sea un edificio, un aeropuerto o una montaña
- Altitud de presión: altura según el altímetro tras colocarlo en 29.92, y sumada a la temperatura para determinar la densidad de altitud
Y es que según refieren los especialistas, conforme sube la temperatura disminuye la presión del aire, lo que a su vez significaría que entre más calor hay menos aire para que las alas del avión trabajen y lo eleven, complicando el despegue, pues requerirán una distancia mayor para levantar el vuelo.
En su cuenta de X, antes Twitter, el capitán Eduardo Vargas refiere que este fenómeno, frecuente en Centroamérica por sus altas temperaturas durante la temporada de calor y alta elevación de sus aeropuertos y ciudades, es conocido como vuelo “hot and high” (caliente y alto), donde ambas condiciones “diluyen” el aire.
Mientras que, en el caso del aterrizaje, en condiciones de calor y poca humedad en el ambiente, es cuando se registran bajadas movidas, pues el aire estará muy seco para operar, aunque el vuelo llegará al aeropuerto de destino sin complicaciones.
Es justo en este tema donde entran los atrasos de los vuelos, pues lo ideal sería usar una pista más larga para tener más de recorrido y que las alas puedan hacer su trabajo al alcanzar la velocidad de compensación, pero además de que éstas no pueden cambiar su tamaño de todos modos el vuelo no tendría la altitud ideal, por lo que una de las opciones reales es esperar a que baje un poco la temperatura ambiental.
Esto es posible cuando se pronostica que el calor descienda en poco tiempo, mientras que según refiere Vargas en la red social, donde comparte información sobre aeronáutica, si no habrá variaciones de temperatura a corto plazo, otra de las opciones es reducir el peso de la aeronave.
En este sentido, refiere que el peso del avión, así como el del combustible, no pueden ser modificados, por obvias razones, por lo que sólo queda cambiar el de los pasajeros o el equipaje, siendo ésta la más factible y cuando a algunos viajeros se les cambia de vuelo a otro con mejores condiciones climatológicas.
En ocasiones es la carga la que se envía en otro avión, por lo que podrías tener que esperar más tiempo a que aparezca tu equipaje en la banda.
De lo contrario, según refiere el piloto y otros especialistas en aeronáutica, el avión podría recorrer toda la pista sin alcanzar la velocidad compensatoria y, por lo mismo, no elevarse, o en su caso no alcanzar a librar obstáculos posteriores, como cerros y edificios, y tener un accidente.
En tanto que, aunque debas esperar más tiempo por otro vuelo, si te toca ser a quien bajen del avión, la ventaja es que regularmente las aerolíneas dan una compensación por ello.
Con información de: UNO TV