“Busco la esencia de los seres y de las cosas, su espíritu, su realidad. El interés, la experiencia propia, el compromiso ético y estético forman el tercer ojo del fotógrafo. Hay quien lo enfoca hacia el paisaje, yo me siento atraída por los seres humanos.”
Jorge Ramírez Pardo
Lola Álvarez Bravo (Dolores Martínez de Anda), nacida en Lagos de Moreno, Jalisco en 1907, está considerada por críticos y curadores de arte, la primera fotógrafa mexicana destacada y reconocida.
Al respecto, comenta la periodista Anasella Acosta: “Cuando Beatriz (Rendón) comenzó con la ardua tarea de limpiar el departamento ubicado en avenida Juárez número 135 (Centro histórico de la ciudad de México) para arrendarlo, halló cientos de fotografías en blanco y negro y, sólo por no dejar, supo que fueron tomadas por una tal Lola, de la que sabría luego, gracias a su curiosidad inmensa, fue una de las fotógrafas de mayor relevancia que ha tenido México: doña Lola Álvarez Brazo (1913-1993).
Etapa clásica
“Si algo resulta útil de mi fotografía será el sentido de ser una crónica de mi país”
Sus primeras fotos corresponden al tiempo de su formación; cercana e influida por Tina Modotti, Edward Weston y Manuel Álvarez Bravo, con quien se casó en 1924, y de quien tomó los apellidos. Lola reconoció también inspiración e influencia inicial del fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson, quien, por entonces visitó México.
Como dato adicional, vale decir que, en 1930, cuando Tina Modotti es deportada del país, la pareja Álvarez Bravo le compra dos de sus cámaras fotográficas. Lola entonces ya usaba una cámara marca Graflex, que había pertenecido a Edward Weston.
En 1925 los Álvarez Bravo se mudan a Oaxaca durante dos años. Instalan en la cocina de su casa el primer cuarto oscuro para revelado de su material. Entonces, hacen fotografías juntos. Manuel de profesión contador y sólo contaba con un poco más de experiencia como fotógrafo. Fue un aprendizaje, al parecer, en paralelo y de influencias mutuas..
La poético rural
Se separó de su esposo Manuel en 1934, e inicia su carrera como fotógrafa profesional en la revista El maestro rural, editada por la Secretaría de Educación Pública. Ello le permite realiza viajes hacia las zonas rurales del país y desarrolla su gusto por el retrato de la vida campesina.
También colaboró con la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y participó en una exposición organizada por la pintora María Izquierdo que agrupó a varias creadoras de la Sección de Artes Plásticas de Bellas Artes.
Estética urbana
Ubicado en avenida Juárez, el departamento de Lola Álvarez era como el hábitat de casi todos los fotógrafos, cuarto oscuro, almacén y archivo de su producción y de otras tantas fotografías que ella guardó.
Tras el terremoto de 1985, y ya un poco enferma, Lola se mudó a casa de su hijo llevando consigo negativos y algunas fotos, el resto se quedó en el departamento que Lola le dejó a Clementina, quien más tarde lo reta a Beatriz Rendón.
Según Anasella Acosta, uno de los hallazgos que destaca Rendón, hoy coleccionista de gran parte de la obra vintage (o no clasificada) de Lola Álvarez, son fotomontajes que Lola realizó por encargo y luego por gusto, y en los que la postura política de la fotógrafa y su crítica contra el capitalismo son claras, así como su preocupación por el crecimiento acelerado que la ciudad registraba en la primera mitad del siglo pasado, sin olvidar los avances tecnológicos e industriales al margen de los cuáles quedaba lo humano y lo artesanal.
Lola en el mundo del arte
“Las mujeres que trabajábamos y lográbamos hacer algo, y que nos respetaran dentro de nuestro trabajo y por nuestro esfuerzo, éramos muy pocas.”
Lola hizo amistad con artistas e intelectuales. Realizó fotos de la obra de destacados pintores mexicano: Diego Rivera, Frida Kahlo, María Izquierdo, Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros; a algunos de ellos y otros más, incluso, les hizo singulares retratos: Isabel Villaseñor, Ruth Rivera Marín (hija de Diego), Juan Soriano.
También destacó como promotora y la organizadora de exposiciones de arte mexicano, varias llevadas a cabo en INBAL (Bellas Artes).
En 1965 cuando se expusieron retratos, bajo el título Galería de mexicanos: 100 fotos de Lola Álvarez Bravo.
Frida Kahlo o alimentar el mito
Lola Álvarez Bravo realizó una serie de fotografías a Frida Kahlo. Ese conjunto conformó la exposición Frida y su mundo, exhibida en la Galería Juan Martín en los años noventa.
Se trata de uno de sus conjunto o carpetas fotográficas más reconocidos. Fue realizado en la Casa Azul de Coyoacán (1944-1946), hoy Museo Frida Kahlo.
La serie de retratos se centran en la condición emocional de Frida tras el sometimiento a una serie de cirugías. Lola y Frida eran amigas, e intentaron incursionar, sin éxito, en el mundo cinematográfico.
En 1951 Lola abrió la Galería de Arte Contemporáneo, en la cual organizó la única exposición en vida de Frida Kahlo en 1953, quien murió al año siguiente.
El legado
Lola Álvarez Bravo murió a los 90 años en 1993.
El hijo de Lola donó los negativos de su madre y 180 piezas vintage. La obra completa de Lola, con sus respectivos derechos de autor, se encuentre en el Center for Creative Photography de la Universidad de Arizona en Tucson.
Rodrigo Ayala, destacado fotógrafo y profesor de pintura y dibujo en la Escuela nacional de pintura escultura y grabado La Esmeralda, así se refiere a la obra de Lola: “Su trabajo es equivalente a lo que Juan Rulfo llevó a cabo con su literatura: un vistazo al ruralismo mexicano, a esos pueblos perdidos en lo profundo del país que guardan celosamente sus costumbres y se mantienen en la pureza de sus raíces. Fue la artista de lo cotidiano, de los objetos hechos con barro, del polvo asentado en las calles, de los rostros bajo el sol que labran el campo y cultivan el maíz.
Conviene agregar para la revaloración de la persona y la obra fotográfica prolífica de Lola, que los apellidos Álvarez Bravo, mientras vivió y aún después, han gravitado de alguna manera en desventaja para ella porque:
- Su ex marido Manuel fue tan atinado, versátil y productivo como ella, y
- Vivió 100 años (1902-2002), diez más que ella