El contenido de los medios de comunicación debe ser inclusivo y algunas asociaciones religiosas pueden no serlo, afirmó Roberto Blancarte Pimentel, catedrático del Colegio de México, sobre el planteamiento del Presidente de la República de otorgar canales de radio y televisión a la iglesia.
Esta propuesta responde a “una legitima preocupación del Presidente para que se reintegren los valores en la sociedad, pero su respuesta es la equivocada; (la iglesia y el Estado) pueden cooperar en muchas cosas, pero no pueden sustituir su labor”, sostuvo.
Durante su participación en el foro “La Laicidad del Estado mexicano: actualidad, expectativas y retos en el escenario nacional contemporáneo”, el académico indicó que los espacios públicos –en radio y televisión- deben ser incluyentes, “y las doctrinas religiosas pueden ser excluyentes”.
Sostuvo que “necesitamos que haya expresiones religiosas equitativas y se muestre, de manera inclusiva, esa pluralidad creciente y diversidad que tiene el país”.
Sin embargo, otorgarle (espacios en medios de comunicación) “corporativa o clientelarmente” a un grupo de evangélicos no reflejará la posición de otras asociaciones religiosas, porque será sólo “un pequeño grupo” quienes tendrán acceso a esto.
“Necesitamos un espacio con mayor libertad de expresión, libertad que no se resuelve otorgándola a un grupo”; además, “hay alrededor de 9 mil asociaciones religiosas registradas, por lo que no hay espacio en los medios para todos”.
“Muchas de las asociaciones religiosas se oponen a esta iniciativa”, aseveró
Recordó que la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público establece que “todos los actos de culto deben celebrarse dentro de los templos…y cuando sean fuera de ahí son extraordinarios y se requiere permiso de la Secretaría de Gobernación; actos de cultos transmitidos por medios de comunicación serían extraordinarios”.
Es legitima la preocupación del Ejecutivo porque se reintegren los valores en la ciudadanía; no obstante no es la mejor respuesta “reintroducir a las iglesias al espacio público, que fue lo que el Estado liberal logró ir sacando”.