España ha alcanzado la simbólica cifra de mil mujeres asesinadas por violencia machista desde que en 2003 se comenzaron a contabilizar pese a la creciente movilización social, que sale a la calle con lemas como “ni una más” cada vez que hay una menos.
Ana Lucía da Silva, una mujer brasileña que vivía en la provincia de Córdoba (sur de España), es la última víctima confirmada este miércoles de una lista que comenzó hace 16 años con Yaneth, asesinada por su novio, a la que siguieron Rocío, Maite, Isabel, Cristina, Gloria…. y muchos nombres más, hasta llegar a mil.
El asesino de Ana Lucía, que se suicidó a continuación, estaba en libertad condicional tras ser condenado a 17 años de prisión en 2004 por matar a su entonces esposa.
“Cada crimen duele, saber que hay 1000 víctimas encoge el alma, debe hacernos reaccionar”, escribió hoy en Twitter el presidente del Gobierno español en funciones, el socialista Pedro Sánchez.
Es una “cifra intolerable que ninguna sociedad se puede permitir, una cifra insoportable y no permisible bajo ningún concepto”, afirmó por su parte el defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán.
Niños huérfanos
Un millar de vidas truncadas a las que hay que sumar otras víctimas, los huérfanos menores, a los que también se contabiliza como víctimas desde 2013.
En lo que va de año son ya 25 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España y 15 menores quedaron huérfanos por este tipo de violencia, cifra que asciende a 245 niños desde que se contabilizan.
Aún así, estas cifras no incluyen a las mujeres asesinadas por hombres con quienes no habían tenido ningún tipo de relación sentimental.
Según datos oficiales, de las mil víctimas de violencia de género, 661 eran españolas y 321 extranjeras, y el 64 por ciento convivía con su agresor.
Los asesinatos son la expresión más cruel de esta violencia, pero sus ramificaciones son múltiples y afectan a cientos de miles de mujeres y a sus hijos a diario.
Según el Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en 2018 se presentaron 166 mil 961 denuncias -un 0.4 por ciento más que el año anterior- y en sus registros había 158 mil 590 mujeres víctimas -un 0.2 por ciento más-.
El año pasado hubo 50 mil 370 sentencias judiciales por violencia machista, el 70.45 por ciento de ellas condenatorias, lo que supone el máximo histórico. Además, y como muestra de que el problema se mantiene entre los jóvenes, 249 menores fueron juzgados por delitos de este tipo y se aprobaron medidas en 230 de estos casos.
A lo largo de los últimos años los asesinatos machistas han sido ampliamente recogidos por los medios de comunicación, lo que ha contribuido a la concienciación social y ha hecho que los partidos políticos incluyan la violencia machista en sus agendas.
La chispa que encendió la indignación
El detonante para esa concienciación fue el asesinato en 1997 de Ana Orantes, que fue quemada viva por su marido días después de que denunciara su maltrato en un programa de televisión.
Su testimonio tuvo un impacto decisivo y puso nombre y rostro a la violencia machista en España.
Antes, este tipo de violencia se consideraba que solo incumbía al ámbito privado de la familia y en los medios de comunicación era tratada como sucesos y se la calificaba de “crímenes pasionales”.
Para dar respuesta a la demanda social, durante el gobierno socialista que presidía José Luis Rodríguez Zapatero se aprobó en 2004 la llamada ley integral contra la violencia de género, aprobada en el Congreso por unanimidad y pionera en Europa.
A partir de esa norma se crearon los juzgados especializados en violencia de género y el llamado Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género y se abrió una línea de teléfono para denunciar este tipo de violencia, gratuito y que no deja huella en la factura, aunque los denunciantes lo tienen de borrar de la lista de llamadas.
Sin embargo, pese a todas las medidas políticas, los asesinatos de mujeres no cesan y los especialistas insisten en que hay que aumentar los recursos para la prevención y la asistencia a las víctimas y a sus hijos, y reclaman a los partidos más compromiso con esta causa.
Pero tras las últimas elecciones generales y locales en España de este año, la aparición en la escena política del partido ultraderechista Vox ha roto el consenso político sobre este asunto, ya que cuestiona el principio mismo de la violencia machista.
No obstante, los expertos hacen hincapié en la importancia de la educación, ya que cada vez hay más casos de violencia de género entre jóvenes; el último conocido, un joven de 20 años que fue detenido anoche tras golpear y herir gravemente a su exnovia de 15.
Con información de EFE.