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Cultura

Ver para Pensar: Iván Grozny

Federico Anaya Gallardo

Los rusos recuerdan al último Gran Duque de Moscovia como Iván IV, el primer zar. Y le apodan Grozny (Грозный), el formidable, el estricto, el terrible. Eisenstein nos dejó no uno, sino dos retratos de Iván el Terrible (1530-1584). La primera parte del díptico se estrenó en 1944, mientras la URSS avanzaba victoriosa contra el nazifascismo. (Liga 1.) El centro del relato es la conquista de la ciudad tártara de Kazán y el fin de la sumisión ante los mongoles. El zar fundador se identifica con el Pueblo Soviético victorioso liderado por el camarada Stalin. Eisenstein cumplía con su público. Si en 1938 Nevsky dijo al eslavo anciano que primero había que vencer a los alemanes, en 1944 un descendiente suyo derrotaba a los mongoles. De hecho, el Alejandro y el Iván de Eisenstein fueron interpretados por el mismo actor, Nikolai Cherkasov.

Esta historia cinemática de la dinastía Rurik es un ciclo completo de liberación nacional y popular: al final de la primera entrega de Iván el Terrible el zar se descubre traicionado por los nobles boyardos y decide buscar nuevos liderazgos entre el Pueblo común –creando la Oprichnina (Опри́чнина), una fuerza militar personal basada en un nuevo reparto de tierras a sus leales. La segunda parte, filmada en 1945, pero distribuida hasta 1958 con el subtítulo de La conjura de los boyardos presenta la “purificación” de Rusia por parte de esos nuevos leales del zar quienes, entre 1565 y 1572, destruyeron la nobleza feudal rusa. (Liga 2.)

En su segunda película sobre Grozny, Eisenstein incluyó una larga secuencia final en la que mezcló escenas a color en las que predomina el rojo intenso. Acaso la más impresionante es una en la que los oprichniki vestidos de negro danzan en círculos con la música de Prokofiev de Balada para un joven desconocido. Repiten mecánicamente: чистый! чистый! чистый! (chistki) ¡limpio!, ó purgado. (Liga 3, en los subtítulos en inglés se dice burn!, burn!, burn! con el mismo sentido de purificar… como en las purgas estalinistas.) Al cerrar esta segunda película, Eisenstein nos muestra de nuevo el zar Iván IV en rojo, explicando al público que un príncipe debe ser misericordioso con los humildes y castigar terriblemente a los malos, o renunciar a ser príncipe.

Al revisar esta segunda parte, hacia 1949, Stalin señaló a Eisenstein que había convertido a Iván en un lastimero Hamlet. Efectivamente. A lo largo el filme el zar duda constantemente acerca de dar el golpe definitivo contra la nobleza y se duele de la soledad de quien ejerce el poder absoluto (él es el “joven desconocido” de la balada); mientras los oprichniki le insisten en acabar de una vez con los nobles conspiradores. En la escena final de la versión finalmente estrenada, el director hizo caso al camarada secretario general. La pregunta es ¿por qué se estrenó hasta 1958, diez años más tarde? Hipótesis: La violencia ejercida por quien libera al pueblo es producto de la reflexión, no del azar. Y por eso es tan terrible de aceptar. Stalin es el ser humano que se atreve a cambiarlo todo, no importa el costo. Es el origen real de esa creatura de los comics estadounidenses… llamada Tannos.

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:

Liga 2:

Liga 3:

Imágenes tomadas de www (Wikipedia & www.cinematheque.ru):

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