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Cultura

Ver para Pensar: Traduciendo a Peter Pan

Federico Anaya Gallardo

Querida lectora, empiezo una nueva serie de reseñas con un recuerdo de mi infancia. Allá por el año 1969 o 1970, cuando yo tenía cuatro o cinco años y supongo que a santo del “Día del Niño”, la Sección 17 del Sindicato Único de Trabajadores del Departamento del Distrito Federal nos llevó a las chicas y chicos de la Guardería de la Tesorería a una función de cine. (Mi ciudadana madre no fue conmigo, pues debe haber estado contestando un recurso administrativo en la procuraduría fiscal).

Años después, dando la vuelta por el norte del centro histórico de la Ciudad de México, llegué a la Arena Coliseo (Perú y Altuna) y me pareció reconocer el barrio. Sigo sin localizar el cine, pero sí recuerdo la película que vimos: Peter Pan (Disney, 1953). Y más extraño, tengo grabadas en la memoria las melodías y algunos de los versos de las canciones.

Por ejemplo, no puedo sacarme del recuerdo la insoportablemente fifí canción “¡Volarás! ¡Volarás! ¡Volarás!” en la que Peter le enseña a Wendy y sus hermanos a volar pensando“algo encantador, bello, muy hermoso”… como “la Navidad” y “juguetes de cristal”. (Sigo en esto la versión castellana de la película, que fue coordinada por el coahuilense Edmundo Santos, Liga 1.) Por cierto que la versión inglesa de la cancioncita es igual de sonsa hablando de la Christmas, de la snow y de los sleigth bells (cascabeles de trineo).

Lo interesante es la afirmación de Pan, en la versión inglesa, de que thinking of the happiest things it’s the same as having wings, que Santos tradujo al castellano sólo como pensar que tienes alas y a volar con el polvo de las hadas. Traduttore traditore! Pensar en la felicidad posible nos eleva, y no necesitamos “polvo de duende”.

Por cierto, mira a Juan examinar el pixie dust e imagina lo que desees, amiga. (Las canciones en Ligas 2 y 3.) Igual, cuando los niños Darling empiezan a pensar “cosas maravillosas” para volar, en inglés el guión tiene a Juan diciendo I’ll think I’m in a pirate’s cave y a Miguel declarando I’ll think I’ll be an Indian brave. La traducción de Santos fue ¡Yo con los piratas voy a acabar! para Juan y ¡Yo muchos indios voy a matar! para Miguel. La diferencia no es menor.

La narración de James M. Barrie, el autor británico de Peter Pan, está armada alrededor de la idea de que los niños viven aventuras make-believe, es decir, fingidas, falsas, de mentirillas. Lo que se hace “make-believe” es artificio y artimaña.

Pero también es pretexto para imaginar…, para pensarse distinto, para ingeniarse ser otro. Por eso los niños sueñan estar en una cueva pirata o ser un bravo indio (en inglés). La isla de Neverland o Nunca Jamás esos sueños se vuelven realidad. Fíjate, lectora, lo grave de la traducción de Edmundo Santos: John y Michael sueñan “ser como el Otro”, mientras que Juan y Miguel sueñan en “matar al Otro”. Ojo: Edmundo Santos no tradujo el apellido de la familia de Wendy, los Darling… ¿Cómo habría sido? ¿Los “Queridos”? Este pequeño detalle será relevante, cuando conozcamos a la familia británica real que inspiró la narración de Barrie.

Hoy en día, en EUA, la película de 1953 se presenta aclarando que el retrato que hace de los pueblos originarios es políticamente incorrecto. Esto es así por el simplismo de explicar en una canción tonta el color de la piel (What made the Red Man Red?).

Pero lo que yo recuerdo de esa canción, en castellano (¿Por qué decimos “jao”?), es que es más fácil decir “jao” que decir “¿cómo has “estao”?… un retruécano ingenioso y mucho menos racista. (Es decir, en Latinoamérica matamos a los indios sin admirarles ni imitarles pero, eso sí, no mencionamos mucho acerca del color de su piel.)

También, mientras en inglés Ohhhh, a pirate’s life is a wonderful life, a-rovin’ over the sea ó bien Ohhhh, a pirate’s life is a wonderful life, they never bury your bones; en castellano quedó como Ayyyy, la de un pirata es la vida mejor, se vive sin trabajar. La versión inglesa es más compleja: la vida del bucanero es aventura en mar abierto, una correría sin fin en la que no hay tumba donde descansar los huesos.

Los piratas descansan en “el cofre de Davy Jones” (el fondo del mar), una imagen que la compañía Disney convirtió en un personaje monstruoso en su serie de largometrajes Piratas del Caribe (2003-2017). El juicio de Edmundo Santos sobre la piratería es “muy español” (los corsarios son ladrones que viven a expensas del trabajo de las ricas colonias católicas de América) pero, extrañamente, resultó más fiel al espíritu oculto del autor (Barrie), por razones que explicaré en la siguiente entrega.

Termino esta reseña recomendándote regresar con ojo crítico a la versión de 1953 de Peter Pan. En ella, pese a la inefable capacidad de Disney para tergiversar y corromper la imaginería de los cuentos de hadas, encontrarás muchas pistas del semidiós creado por James M. Barrie –quien, por cierto, no escribió un cuento de hadas, sino una oscura reflexión sobre sí mismo.

Pon atención al principio, cuando Pan vigila desde el techo que el señor y la señora Darling se vayan. Mira cómo retrataron los dibujantes de Disney al niño que no quiere crecer. El semidiós vigila desde las sombras a los humanos…

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:

https://doblaje.fandom.com/es/wiki/Edmundo_Santos

Liga 2:

Liga 3:

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