Federico Anaya Gallardo
eamos cómo se crean cánones políticos é históricos. En El Patriota (Emmerich, 2000) vimos al viejo guerrero sudcarolino que desea evitar una nueva matanza pero que, empujado por la barbarie de un tirano, se une a la rebelión estadounidense en 1776. Este modelo de patriotismo ya había sido experimentado por el intérprete principal, el australiano Mel Gibson, en 1994. En ese año, Gibson encarnó al héroe de la resistencia escocesa medieval –William Wallace– frente al tiránico Eduardo I de Inglaterra, El Zanquilargo. Detalle relevante: la película, Braveheart ó Corazón Valiente, la dirigió él mismo. Mucho antes, en 1981, Gibson ya nos había mostrado la imagen del héroe de guerra sacrificado por la injusticia del mundo cuando interpretó a un soldado aussie en la Gallipoli de Peter Weir. ¿Notas la armonía, querida lectora? El hombre bueno es oprimido por el poderoso y al rebelarse, libera al mundo en un baño de sangre (Corazón Valiente y El Patriota) Si no lo hace, ó la opresión le impide rebelarse, el mal vencerá (Gallipoli).
Se trata de misma tonada que Gibson nos recetó en su Pasión de Cristo de 2004… una película militantemente católica –ó más bien ultramontana– cuya versión de la crucifixión ha sido repudiada por los círculos cristianos progresistas. John T. Pawlikowski, profesor de la Unión Teológica Católica de Chicago, escribió sobre el grave potencial antisemita en el guion del filme: “La historia principal presenta a Jesús perseguido por una implacable cábala de judíos malignos, encabezados por el sumo sacerdote Caifás –quien termina chantajeando a un pusilánime Pilatos para que este ejecutara a Jesús. Precisamente la narrativa que alimentó siglos de antisemitismo en las sociedades cristianas. Se trata de una narrativa rechazada por la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano II a través del documento Nostra Atate [Nuestro Padre] y por prácticamente todas las grandes iglesias Protestantes en documentos paralelos.” Aparte, la terrible violencia explícita y el horror de la sangre derramada en la película de Gibson nos remiten a una versión re-vamped del catolicismo barroco que infundía al mismo tiempo terror y piedad entre la feligresía.
¿Recuerdas aquél poemita del catecismo… No me mueve, mi Dios, para adorarte…? En el catolicismo barroco no importa ni el premio de la Salvación ni el temor al infierno, sino la visión de la carne viva y la sangre del Cristo: “Tú me mueves, Señor, muéveme el verte / clavado en una cruz y escarnecido, / muéveme ver tu cuerpo tan herido, / muévenme tus afrentas y tu muerte.” De eso se trata Gibson.
Aparte, estamos ante la construcción de una visión histórica, política y social. Dos años después de su Pasión, en 2006, Gibson nos presentó Apocalypto. Es una magnífica recreación del mundo mesoamericano en los bosques mayas… adonde la violencia política se ha convertido en carnicería ritual que oprime al hombre común. Quienes leyeron los murales de Bonampak como el registro de una rebelión campesina derrotada por los Ahawob (Señores) habrían estado de acuerdo –si no fuera por la escena final, adonde el muchacho que escapa de los sacrificadores encuentra la Salvación en los bergantines y carabelas que han llegado a la costa. Recordemos que en la visión cristiana, el apocalipsis no es exactamente el final, sino el principio de una vida mejor y eterna.
Podemos imaginar que el español Santiago Abascal ó el mexicano Eduardo Verástegui tienen una buena colección de los filmes de Gibson para convencerse de su ultramontana visión del mundo. Por supuesto, lectora, en estos tiempos de prueba social y política, yo no te recomendaré que veas esa filmografía –pero hay que conocerla.
Hoy quiero recomendarte otra cosa. Algo en las antípodas ideológicas de Gibson. Se trata de una película en apariencia tierna y “políticamente correcta”. (Spoiler: No es ninguna de las dos cosas.)
En 2005 Kenneth Branagh (n.1960) interpretó a Franklin D. Roosevelt (FDR, 1882-1945) en una película de HBO llamada Warm Springs. La dirigió Joseph Sargent. En ella hay un poco de bildungsroman (novela iniciática) y otro tanto de novela de discapacidad; pero en mi opinión Warm Springs es ante todo una saga política. Puedes verla en la plataforma de Amazon Prime ó en YouTube (en Inglés sin subtítulos) gracias a “Khalid Saifulllah” (@khalidsaifulllah1108, Liga 1).
La cuestión de FDR paralítico se aborda de inmediato, en la primera escena. La cámara mira al cielo a través de las copas de altos pinos. Estamos en medio del bosque –una referencia a la Wilderness originaria de los EUA. De la mano del camarógrafo, damos vuelta y terminamos viendo un lago en medio de la foresta. A la orilla se levanta un pequeño muelle y en el mismo está amarrado un yatecito. Lo extraño, en esta escena campirana es una grúa manejada por dos hombres fornidos. Con ella bajarán un arnés y una red al agua. FDR está nadando. Es temprano en la mañana. Podemos imaginar el agua helada y vigorizante. El paralítico es izado con la grúa y colocado en el muelle. FDR se arrastra hasta uno de los postes y se recarga en él. Uno de sus dos ayudantes le da sus lentes pinza de nariz, el cigarrillo con boquilla y se lo enciende. Otro le lleva un whiskey en las rocas. Resumen de los primeros veinte minutos: vivir una discapacidad con dinero y con privilegio social siempre es más sencillo.
Las escenas de esa etapa depresiva de FDR –porque en medio del privilegio este ciudadano se dolía inconsolable de su pérdida– sirven al director Sargent para mostrarnos la exitosa vida social y política del neoyorkino antes de contraer poliomielitis en 1921. A los 30 años (1912) ya era senador estadual en Nueva York. Fue subsecretario de Marina con el presidente Wilson entre 1913 y 1920. (El secretario era Josephus Daniels, el querido embajador yanqui en el México cardenista). FDR entró a la carrera presidencial como candidato demócrata a la vicepresidencia con el ohioano James M. Cox. Perdieron.
Todo lo anterior lo muestra Sargent como flashbacks. Pero su objeto no es que la audiencia sienta conmiseración por la movilidad perdida por FDR. Todo lo contrario. El tipo era un dandy engreído y socialmente irresponsable. Dependía, sin darse cuenta cabal, de la fortuna de su madre (Sara Delano) y de las conexiones de los Delanos y Roosevelts en la política nacional. ¿Qué podía verse en él? Seguramente mucho –después de todo, su primo Teddy Roosevelt (el último republicano progresista) llevó al altar a su sobrina Eleonor cuando ella se casó con Franklin el 17 de Marzo de 1905. (Liga 2.)
Sargent nos presenta a un personaje extraño, Louis Howe (1871-1936), interpretado por David Paymer (n.1954). No nos cuenta mucho de él, pero la vida de Howe probablemente merecería su propia bio-pick. Se trataba de un reportero indianés hijo de un tendero fracasado –que se involucró en la política neoyorquina en un movimiento contra los políticos tradicionales. (Eleanor Roosevelt le agradeció públicamente a Howe haberla obligado a comprometerse en el debate feminista y en la lucha por los derechos civiles.) En Warm Springs Howe/Paymer es el amigo de FDR que insiste en rescatar su carrera política luego de su discapacidad. Pero Howe no era un “ángel de la guarda” ni “genio benefactor” (aunque le decían “Rasputín” en DC). La película nos muestra sus equivocaciones como consejero de los Roosevelts. Él se oponía a que FDR visitara el balneario de aguas calientes (Warm Springs) en Georgia… adonde supuestamente un niño paralítico había recuperado el uso de sus piernas.
Pero en 1924, un FDR deprimido insistió en ir al backwood georgiano. (Se aferraba a la posibilidad del milagro y si no, quería enterrarse en vida.)
Y desde el ferrocarril, FDR vió –acaso por vez primera– que en aquéllos backwoods (los bosques de traspatio) vivían los pobres entre los pobres de su sociedad. El señoritingo neoyorkino, con sus lujos personales (que nunca abandonó), se quedó a vivir largas temporadas entre gente marginal (Warm Springs tendría unos 200 habitantes en esa época) y debió compartir (al principio a disgusto, pues era un fifí)la esperanza de cura con muchas otras personas con discapacidad que acudían al lugar. Así y allí, le nació la consciencia.
El 14 de Octubre de 2005, en una reseña de este filme en el sitio de la International Movie Data Base (IMDB), Trotter-3, quien se presenta como un paciente de Warm Springs en los 1930s y 1940s, nos reporta que la película es en lo general exacta y aporta detalles relevantes acerca de los personajes que compartieron los años de cambio de FDR en Warm Springs. Consúltalo, lectora (Liga 3), porque ese testimonio indica que Sargent atinó a mostrarnos un proceso real de toma de consciencia, de creación de identidad, de organización y de liderazgo.
Otro comentarista en IMDB (phadrs16, 16 de Mayo de 2005) señaló que muchas películas que retratan el tema de discapacidad “tienden a caer en un blando revolcadero de lástima [mushy wallow of pity] y se vuelven insultantes”. En cambio, dijo, en Warm Springs se relata the real topic: “enfrentar, aceptar y sobrevivir la polio y luego, seguir adelante”. Lo extraño es que tituló su comentario “No es una biografía política”.
Yo creo exactamente lo contrario. Warm Springs es la mejor biografía política de FDR porque retrata no sólo su proceso de aceptación de su discapacidad, sino el descubrimiento de que, mucho antes de que él quedase paralítico, existían en su sociedad injusticias que clamaban al cielo y que él, desde la posición de poder que había heredado y consolidado, tenía el deber de enfrentarlas. El comentarista phadrs16 señala que la discapacidad no define a la persona y esto es una verdad gigante. Pero también lo es que la discapacidad puede enfrentarse con desolación ó con determinación. Y ésta última no es necesariamente una actitud personal, individualista. Puede implicar organización y liderazgo. Precisamente el caso de FDR.
La foto en blanco y negro que agrego a esta kino-reseña muestra al verdadero FDR el Jueves 24 de Noviembre de 1932. Está llegando a Warm Springs para celebrar Thanksgiving con su comunidad. En el auto le acompañan su hija Anna y su compañera Eleanor. Acababa de ganar la elección presidencial el martes 8 de Noviembre. Trece años más tarde, Franklin había sacado a su país de la Gran Depresión, restaurado el ideal de una democracia popular y vencido al nazifascismo. Murió en Warm Springs el 12 de Abril de 1945. ¡Grandes cosas se logran cuando nuestro camino empieza desde abajo y con toda la gente!
Ligas usadas en este texto:
Liga 1:
Liga 2:
Liga 3: