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Sergei Eisenstein en México

Jorge Ramírez Pardo

El cine está en su cumpleaños 125.

En la historia –no oficial- del cine mexicano, el soviético Sergei Eisenstein ocupa un sitio, además de destacado, de gran influencia para la mirada del país como mosaico multicultural y de una fortaleza visual/ritual hasta ese momento inédita. Su mirada atenta acerca de México y el trabajo fotográfico de su fotógrafo Edward Tissé, habrán de influir en la intención fílmica de destacados directores mexicanos durante la denominada Época de oro (1935 a 1960), como Fernando de Fuentes, Emilio “Indio” Fernández, Julio Bracho y Roberto Gavaldón, y la mirada poética del fotógrafo Gabriel Figueroa.

Sergei antes de su llegada a México

En 1927 el destacado director de cine de la entonces Unión Soviética, Sergei Eisenstein, filmó en 1925 una película, El acorazado Potemkin, no sólo vindicativa de la Revolución rusa, entonces con tan sólo 8 años de edad; también afirmó con una sola secuencia o conjunto de tomas, sus teorías acerca del montaje cinematográfico o particular forma de ensamblar encuadres y movimientos de cámara para dar fortaleza expresiva –denominada, por cierto, expresionismo soviético- a un conjunto de tomas fílmicas. Me refiero a la trascendida secuencia de la escalinata de Odesa.

Se trata de un segmento de la película con registros visuales desde distintos ángulos y movimientos de cámara que conjugan el atropello marcial aplastante de un pelotón militar, cuestabajo, que dispara hacia una multitud que huye en una gran escalinata. Conjunto visual fortalecido por la narrativa en primer plano de distintos personajes: una madre que lleva a un bebé en su carreola y es abatida por las balas milicianas mientras la carriola sin control desciende en la gran escalinata; un mutilado de las piernas, una madre con un hijo en brazos que también es abatida. El segmento de la película en cinco minutos contiene 180 tomas fotográficas desde todos los ángulos.

La escena descrita y la que le antecede –donde se ubican los personajes principales-, se puede ver en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=8QhmCRFsj6k

Esta película, El acorazado Potemkin, perteneciente al cine mudo, además de poseer marcada fortaleza narrativa visual, tiene vigor musical a tono. Con ella, su director adquiere de inmediato reconocimiento mundial; es posiblemente la película sobre la que más se ha escrito en toda la historia del cine.

Pronto, Sergei Eisenstein, es invitado a Estados Unidos. En Nueva York es recibido y tratado como un genio, y pronto da conferencias en las universidades de Columbia y Harvard.

En Hollywood, la Paramount Pictures lo invita a filmar, pero luego desiste al conocer sus ideas sobre la colectivización y el comunismo. Ello por la presión ejercida por el Comité Fish, antecesor del Comité de Actividades Antiamericanas, también –que más tarde expulsó a Chaplin del país- estaba actuando contra las actividades comunistas en California.  

Llegada y estancia en México

Al llegar a México, el 5 de diciembre de 1930, fue encarcelado, junto con acompañado de Gregori Alexandrov (asistente de dirección) y Eduard Tissé Camarógrafo) de dirección, todos rusos; fue detenido por autoridades mexicanas, con el temor de cuando filmara se retraten los problemas sociales existentes en el país. Eisenstein recibe permiso para la filmación bajo la condición de ser acompañado por el etnólogo Agustín Aragón Leiva y el artista Adolfo Best Maugard.5 y durante el tiempo que permanció en el país siempre estuvo vigilado y acosado por agentes gubernamentales.

El 9 de diciembre de ese 1930, Eisenstein declara a la prensa mexicana:

“Durante un mes aproximadamente me dedicaré a estudiar el ambiente mexicano, y después procederé a la manufactura de la película basada en el asunto local. Tras este estudio decidiré si la obra la basamos en un argumento determinado o en una exposición fiel del país, de sus costumbres y de su pueblo, documentándome previamente en visitas que realizaré al Distrito Federal y regiones inmediatas, al Istmo de Tehuantepec y a Yucatán, pues no omitiré por ningún motivo las famosas ruinas de Chichén Itzá, y mi interés por el folklore local es enorme”.

Bajo el auspicio del novelista norteamericano Upton Sinclair y otras personas, Serguéi Eisenstein tiene el propósito de realizar un filme que muestre las «costumbres, leyendas y modo de vida» del país.

El proyecto recibió un presupuesto original de 25 000 dólares por parte de la Mexican Film Trust, conformada por Sinclair y su esposa Mary Craig Sinclair, para cubrir los gastos de tres o cuatro meses de estancia y rodaje. A cambio, Eisenstein debía entregar una película concluida para ser estrenada en los Estados Unidos el año siguiente.

Entre 1930 y 1932, filmó en México 60.000 metros de película, para el film conocido en nuestro país con el título ¡Que viva México!.

La producción se paró debido a que se rebasó el tiempo de rodaje y los costos convenido (el presupuesto se incrementó hasta los 53 000 dólares); el novelista estadounidense dejó de patrocinar la película. Le dijo a Eisenstein que volviera a Moscú, a donde le enviaría la película ya rodada; pero, esto nunca ocurrió. Upton Sinclair terminaría la película y estrenaría el resultado en 1933 bajo un título modificado: Thunder over México (Trueno sobre México). Sinclair acusó a la Unión Soviética del fracaso del proyecto. Con el material filmado se hicieron seis montajes distintos, pero ninguno por el propio Eisenstein.

La película ¡Que viva México!

El filme estuvo compuesto por seis episodios:

  • Prólogo (también llamado Calavera), dedicado a David Alfaro Siqueiros. Se muestra la zona arqueológica de Chichen Itzá, e idígenas mayas presentes en el lugar. «Es el México mítico, de pirámides milenarias». Según Einsestein, «el tiempo del prólogo está en la eternidad. Podría ser hoy. Pudo haber sido hace veinte años. Pudo ser hace mil años. (…) la gente tiene semejanza con las imágenes de piedra. Esas imágenes que representan los rostros de sus antepasados…».
  • Sandunga se recrea la vida cotidiana y una boda en Santo Domingo Tehuantepec. Se presenta la vida indígena, «a la que se define como un matriarcado» y a ajena a la «culpa» que caracteriza al pueblo español. Hay alegría, sensualidad y desnudez en el cuerpo de la mujer, la joven Concepción, quien se casa con Abundio.
  • Fiesta, dedicado a El Greco y Francisco de Goya, retrata las festividades en honor a Nuestra Señora de Guadalupe. También se presenta una corrida de toros. Los dos pasajes fusionados representan la «sangre derramada durante la conquista»; se recrea «carácter ritual presente en la cultura mexicana […] tanto en el placer de la fiesta, como en su sufrimiento».
  • Maguey, dedicado a Diego Rivera, se desarrolla en la hacienda de Tetlapayac, donde los peones, levantados para vengar la violación de la novia de uno de ellos por parte del patrón, son asesinados el día del Corpus Christi. Una representación de la «raza doliente y orgullosa que prefiere morir dignamente antes que huir».
  • Soldadera, inspirado en pinturas de José Clemente Orozco no se filmó. En este episodio,  Eisenstein buscaba retratar la Revolución mexicana por medio de Pancha, una mujer de la tropa; sería un homenaje a la participación femenina en el conflicto.
  • Epílogo, en honor a José Guadalupe Posada, muestra la fiesta del Día de Muertos.

Los episodios en conjunto muestran un proceso que va de la «sumisión y opresión a la superación social».

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