Jair Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército de Brasil que ganó las elecciones de octubre pasado con un 56 % de los votos, asumió hoy la Presidencia de ese país en el Congreso y se convierte en el trigésimo octavo presidente de la República Federativa de Brasil.
El cambio de poderes se realizó en medio de un impresionante operativo de seguridad, augurio de lo que será su gobierno envuelto en una mayor desigualdad social y polarización política que podría desembocar en protestas sociales de largo alcance.
Racista, misógino, neoliberal y de mano dura, son algunos de los rasgos que definen a Bolsonaro, quien emerge tras varios gobiernos de izquierda del Partido del Trabajo de Lula que terminó en la cárcel, por lo que se considera una conjura de las élites brasileñas que no quieren más un Estado “benefactor”.
Asumió el poder con la presencia de los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Chile, Sebastián Piñera; Honduras, Juan Orlando Hernández; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Perú, Martín Vizcarra; y Uruguay, Tabaré Vázquez; los primeros ministros de Israel, Benjamín Netanyahu; Hungría, Viktor Orbán; y Marruecos, Saadedine Othmani; así como los presidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza; y Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca, entre otras autoridades.
El representante de Estados Unidos fue el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el de China el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular, Ji Bingxuan.
Ante el Parlamento como nuevo mandatario, Bolsonaro en el vecino Palacio presidencial de Planalto recibió la banda de manos del gobernante saliente, Michel Temer.
Los actos concluirán al caer la noche, con una recepción de gala ofrecida en la sede de la Cancillería por el nuevo presidente, cuyo mandato concluirá el 1 de enero de 2023.