Federico Anaya Gallardo
Antes de cerrar la serie de sagas que te propuse hace semanas, lectora, quiero recomendarte una más: El Último Reino ó The Last Kingdom (2014-2022) producida originalmente por BBC2 (dos temporadas) y luego por Netflix (tres temporadas). Está basada en una serie de novelas históricas del inglés Bernard Cornwell (n.1944). Este autor ya era famoso por la adaptación que hicieron Celtic Films y Picture Palace Films para la ITV británica de sus 24 novelas de aventuras (1981-2007) sobre Richard Sharpe. Este es un fusilero británico durante las guerras contra la Francia napoleónica. Pero esta es una historia que habría de contarse más tarde. La cuestión es que el éxito de Sharpe convenció a Cornwell de escribir acerca de otros periodos históricos. En 2004 empezó a escribir sus Historias de Sajones (Saxon Stories) hilando la biografía de un Uhtred de Bebbanburg que habría vivido en Northumbría en los tiempos de las invasiones vikingas (siglos VIII y IX).
Es probable que el éxito de Vikings (2013-2020) producido para History Channel haya convencido a BBC2 de adaptar las Saxon Stories de Cornwell. La apuesta fue exitosa. La serie alcanzó cinco temporadas, la última recién estrenada en 2021-2022. Un largometraje cerrará la adaptación en 2023 o 2024. Wikipedia señala que Cornwell se interesó en el periodo luego de enterarse que su familia inglesa podía trazar sus ancestros hasta el Este y Noreste de Inglaterra en los días de la invasión vikinga. Viendo las cosas que ocurrieron allí, una pregunta razonable es ¿ por qué el país terminó llamándose Eng-land y no Dane-land ? Esta duda es muy pertinente hoy día… en que las nuevas migraciones están cambiando el horizonte étnico y cultural de la merry old England.
Vale la pena citar aquí a un historiador británico clásico, George Macaulay Trevelyan (el viejito con toga en una de las fotos anexas). En su Historia de Inglaterra, publicada en varios tomos alrededor de 1950, el viejo George nos dice: “Mientras el hacha de batalla vikinga rompió cráneos de monjes y los sajones clavaron las pieles de daneses despellejados en las puertas de sus iglesias, el odio entre anglosajones y escandinavos fue profundo. Pero no fue permanente. En aquéllos días –en que no había imprenta– la memoria de los desmanes y atrocidades interraciales no se avivaba artificialmente. La verde tierra olvida todo, siempre que no aparezcan sobre ella el maestro de escuela y el historiador”. (Trevelyan, History, tomo 1, p.115. La versión corta de esta obra la puedes descargar de la Liga 1, la cita está en la página 81.)
Esta descripción de la situación de las islas británicas circa el año 900 es perfecta, lectora, si quieres entender de qué trata The Last Kingdom. Uhtred (el guerrero de la espada sangrienta de la otra foto) no es un héroe como Sharpe, quien es un súbdito leal de una monarquía consolidada y un ciudadano de un Pueblo libre con una identidad bien definida. Es un huérfano a mitad de una migración violenta y caótica en la que se enfrentan no sólo pueblos hambrientos, sino políticos miserables y fanáticos religiosos. Nacido sajón y bautizado como cristiano, será secuestrado por un danés llamado Ragnar quien lo criará, primero como esclavo y luego como hijo. (Los pueblos sin Estado no mantienen a prisioneros como esclavos, sino que los “absorben” socialmente, …o se los comen.) Uhtred adolescente no volverá a ser cristiano, por más que recuerde sus orígenes y añore retornar a la fortaleza northúmbrica de su padre asesinado en la invasión. Buen guerrero y culturalmente mestizo (Trevelyan y Pancho Villa dirían que una cosa va junto con la otra), Uhtred sirve como mediador entre los nuevos asentamientos daneses y los ya viejos reinos anglosajones. Igual que Sharpe este héroe combate en las batallas de Wellington en España. Uhtred acompaña (a veces resistiendo, a veces colaborando) los esfuerzos de Alfredo el Grande, Eduardo el Mayor y Atelstan, los reyes anglosajones de Wessex que crearon la idea de Inglaterra.
En el mundo que describe El Último Reino la violencia era endémica, generalizada y sin sentido. Al inicio de cada capítulo, apenas termina el resumen de lo ya visto, Uhtred repite: “—Destiny is all!” El Destino es todo. Sin embargo, durante los diez capítulos de la quinta y última temporada varios de los personajes que acompañan a Uhtred cuestionan su idea de “destino”. Han empezado a comprender (igual que la audiencia) que “destino” es la palabra bonita con la que los humanos escondemos el horror del azar.
Si sólo hay azar, entonces toda la sangre derramada sirve sólo para pudrirse y envenenar la tierra y la memoria.
Trevelyan escribió su Historia de Inglaterra mil años después de la violentísima era de Uhtred. Historiador serio (liberal y patriótico), insistía en darle sentido al horror que encontró en las crónicas. Para que sus lectores del siglo XX no desesperasen (sesos desperdigados, gente despellejada), Trevelyan escribió que luego de los reinados pacíficos de Eduardo el Mayor (900-924) y Atelstan (924-940) el odio fue desapareciendo “y estas dos razas nórdicas [sic racista] descubrieron que eran semejantes, con muchas intuiciones y costumbres en común. Una vez que los daneses aceptaron el bautizo [sic religioso intolerante] fue sencillo mezclarlos con los anglosajones bajo el dominio de la Casa de Wessex, puesto que no habían venido [a la isla] a fundar un Imperio Escandinavo, sino buscando tierras para sembrar.” (¡Los vikingos se vuelven hobbitses!)
La fórmula de Trevelyan ya no funciona. Es demasiado racista, intolerante y eurocéntrica. Pero en la Inglaterra multirracial y multicultural de hoy, el mensaje final del mestizo-huérfano Uhtred que promete tolerancia y paz entre daneses y anglosajones (temporada 5, episodio 10), acaso permita sembrar esperanza. Después de todo, si todo es azar… en una de esas las cosas terminan bien. Y para nuestra suerte, en la Historia real no existen ni los zombies ni los monstruos de ojos azules de George R.R. Martin.
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