La evolución, acumulación y reestructuración de la deuda que contraten los países del G-20, grupo al que pertenece México, deberán ser más transparentes para que organizaciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) puedan supervisarlas.
La recomendación busca prevenir desbalances en el sistema financiero global y, por consecuencia, descartar impactos negativos en las economías del orbe.
“La deuda ayuda a que las economías crezcan, pero si no se reduce y por el contrario, crece de forma indiscriminada, termina siendo un freno sobre el endeudamiento”, dijo David Malpass, nuevo presidente del Banco Mundial, en su primera conferencia de prensa.
A 30 años del anuncio del “Plan Brady”, que surgió en respuesta a la crisis de la deuda de algunos países de América Latina en la década de los ochenta, el FMI y el Banco Mundial trabajan de forma conjunta para identificar los términos, condiciones, volumen y vencimientos de este pasivo.
En esa década, se permitió a los países latinoamericanos intercambiar sus préstamos con la banca comercial por bonos respaldados por el Tesoro de Estados Unidos evitando consecuencias sistémicas para el sistema bancario comercial.
“El G-20 nos ha pedido que lo hagamos”, afirmó Christine Lagarde, directora del FMI, en la conferencia de prensa y expuso que el organismo alienta de forma constante a los prestatarios y prestamistas para que coincidan con los principios de deuda del G-20.
Lagarde advirtió que cualquier programa de reestructuración de la deuda será más complicado de lo que fue hace 30 años por el surgimiento de un mercado no tradicional que cada vez proporciona mayor financiamiento a los acreedores.
Esto planteaba desafíos para la política del FMI sobre los atrasos oficiales, que se vinculaba directamente con el Club de París, el mecanismo de coordinación de grandes datos para los acreedores bilaterales oficiales “tradicionales””, expuso la funcionaria en un artículo publicado en el blog del fondo.
El organismo está revisando su marco analítico de análisis de la sostenibilidad de la deuda para los países con acceso a los mercados internacionales de capital, para fortalecer su evaluación de la capacidad futura de los países para pagar la deuda.
De igual forma, se hará valer de todas las herramientas de las que dispone, como su cercanía con los países en la Consulta del Artículo IV.
“También estamos apalancando la gestión de conocimientos en el organismo. El trabajo analítico de datos podrá aplicarse para tener servicios más rápido, tener servicios por internet y en línea”, señaló en la conferencia de prensa de esta mañana transmitida desde Washington.
Con información de El Financiero.