[Javier Padrón]
La secretaria de Salud, Mónica Rangel, enfrentó la tarde de este viernes la crisis de credibilidad del manejo de las cifras del Covid-19 luego del traspié de ayer, cuando el gobierno federal informó sobre el deceso de un paciente en el IMSS, omitido en la conferencia de la funcionaria estatal.
Dio una explicación no muy categórica porque el corte nacional se hace a la una de la tarde y la conferencia de ella es cinco horas después, tiempo más que suficiente para que fluyan los datos, persistió la idea de falta de coordinación entre niveles de gobierno y de ocultamiento de información.
Hizo una defensa merecida de su personal y de todo el sector salud que está trabajando día y noche combatiendo este virus nuevo que asola a todos con una cifra creciente de casos y fallecimientos.
Esta vez no estuvo el gobernador Carreras ni el secretario Alejandro Leal, quien al mediodía se adelantó a negar que hubiera descontrol con el argumento de que el IMSS informó primero a su oficina central y luego a la Secretaría de Salud estatal.
No es la primera vez que la secretaria Rangel lidia con los medios, desde su designación al arranque del sexenio carrerista se ganó la animadversión de grupos de poder acostumbrados a hacer negocios viles en la dependencia.
Las observaciones al sexenio torancista sumadas a las de su propio ejercicio y la desaseada construcción del nuevo Hospital Central, la sometieron a un constante fuego mediático por el elevado presupuesto que maneja y se apostaba su pronta caída.
Cercana al gobernador, sin provenir de su círculo, la ha mantenido en el cargo, ha resistido las presiones —de constructores, proveedores, prestadores de servicios— para cesarla y colocar a quien los siga beneficiando como sucedía en anteriores sexenios.
Con todo y sus bemoles, Rangel aparece en algunas encuestas y notas periodísticas como posible aspirante a la gubernatura; y desde sus primeras conferencias sobre el Covid-19 no faltaron comentarios desmesurados sobre su desempeño para reafirmarla con un futuro político promisorio y sumarse de una vez a la cargada.
Ya todos sabemos que las cosas se van a poner peor. La pandemia ha recrudecido el colapso del sistema de salud que se arrastra desde los gobiernos priistas y panistas, desastre del que se dieron cuenta hasta ahora y tienen el dedo en la llaga con la desaparición del seguro popular para fingir que no usaron el presupuesto de salud para el enriquecimiento de unos cuantos.
El personal médico del IMSS y del ISSSTE se manifestó este viernes, exigen más protección, la entrega del equipo y material necesario para atender a los pacientes, no solo de Covid-19, sino de influenza y neumonía, las protestas se pueden multiplicar porque las carencias persistirán como desde hace años.
Mientras el delegado federal Gabino Morales se ocupa en la entrega de la pensión a los adultos mayores y personas con discapacidad, también debería estar al pendiente de las demandas del personal de salud para darles cauce, no se ve a los grandes empresarios que tanto se han beneficiado del gobierno con la mínima intención de crear un fondo para apoyar a los pacientes de escasos recursos y a las instituciones de salud.