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Opinión

Ver para pensar: Recuerdos y entrecruzamientos

Federico Anaya Gallardo

En las últimas semanas, lectora, te he contado las aventuras cinemáticas de Louis Malle. Más allá de lo “fresa” que resultó su última versión del colaboracionismo francés en Au revoir les enfants (1987), me quedo con el grato recuerdo del documentalista sincero en La India Fantasma (1969). Allí el camarista-observador reconoce la Otredad y la registra. Malle llegó a la India en el Otoño de 1967 para promover películas francesas –incluido su filme Le feu follet (El fuego fatuo, 1963)… un ejemplo perfecto de la exquisitez occidental. Estando en Calcuta conoció al director bengalí Satyajit Ray (সত্যজিত রায়, 1921-1992), quien le mostró su obra y le introdujo al país. Un año más tarde, el francés recorrió el subcontinente para su documental. Ya te contaré más de Ray.

India Fantasma no fue la primera ventana cinematográfica de Occidente a los extraños países del subcontinente Indio. Déjame contarte cómo lo descubrí.

Fascinado por el documental de Malle –cuyos siete episodios sigo viendo, poco a poco– me acordé de mi niñez, allá en los años 1970s. Televisa transmitía en México una serie llamada Maya, la elefanta (probablemente en el Canal 8 –XHGC). Fue una producción de la Metro Goldwin Meyer para la cadena NBC. Maya se transmitió originalmente entre Septiembre de 1967 y Febrero de 1968. Sólo alcanzó 18 episodios semanales de una hora cada uno. Gracias a YouTube uno puede verlos todos. (La Liga 1 te lleva al primero. En Inglés con razonables subtítulos automáticos en Castellano.) De esta serie te hablaré la semana que viene.

Al buscar este recuerdo mío en la www me vine a enterar que se inspiró en una película de 1966, también titulada Maya. En Castellano se distribuyó como En el valle de los tigres. Te comparto un affiche de publicidad en inglés: Two boys face a thousand dangers … live a thousand adventures! Un chico rubio enfrenta con una larga pértiga a un tigre que se abalanza sobre él. Protege a un chico moreno y a un pequeño elefante. Los tres están en una balsa en medio de aguas turbulentas. Esta película fue dirigida por John Berry. (La Liga 2 te lleva a una versión doblada al Castellano.)

Explicación sobre la segunda palabra de mi título. Entrecruzamiento (crossing over) se usa en genética. Según el Glosario del Instituto Roche en la www se trata de un “intercambio de un segmento de ADN entre los dos cromosomas homólogos durante la meiosis. Tiene como resultado una combinación nueva de material genético en el gameto”. En la TV y el cine se usa el cross-over para atraer a los públicos fanáticos (fandoms) de dos series ó “universos”. En los 1960s vimos que Batman y Robin compartían aventuras con El Avispón Verde y Kato… Las mezclas de superhéroes son hoy muy comunes. La palabra podría ser más interesante si vamos más al fondo en el análisis de los intercambios culturales y políticos detrás de Maya 1966.

Resulta que John Berry (1917-1999) era uno de los guionistas de la lista negra de comunistas excluidos de Hollywood durante la persecución macartista entre 1950 y 1956. Hoy en día, el más famoso de los enlistados es Dalton Trumbo (1905-1976), quien permaneció en EUA y siguió escribiendo guiones bajo seudónimo. Bryan Cranston hizo un magnífico Trumbo en la biopic de Roach en 2015. (Deberíamos platicar de ella alguna vez, lectora.) Berry, en cambio, se exilió a Europa, adonde siguió haciendo películas. La persecución terminó cuando Trumbo logró que se le reconociese como guionista de Espartaco (Kubrick, 1960) y de Éxodo (Preminger, 1960). Berry retornó a su patria en los 1960s, pero siguió dirigiendo y produciendo en Francia –adonde se casó y adonde formó una familia de cineastas. Francia era una sociedad mucho más cosmopolita que los EUA (y mucho más engagé políticamente). Este es el contexto que llevó a Berry a dirigir en 1966 la película Maya: en el valle de los tigres.

La historia (que luego se repetirá un poco alterada en la serie de TV) es como sigue: Un adolescente estadounidense (Terry Bowen, interpretado por Jay North) llega a la India a buscar a su padre, un famoso cazador (Hugh Bowen, interpretado por Clint Walker). Padre e hijo no se entienden y el chico termina escapándose. Terry se adentra en el país desconocido. (En la película se va a la selva. En la serie se huye por la red de ferrocarriles que conecta Bombay con el interior.) Allí conoce a otro adolescente, llamado Raji (interpretado por Sajid Khan) quien es el conductor de una gran elefanta llamada Maya. (En la película, Maya acaba de parir a un pequeño elefante blanco –que causa gran admiración en la comarca.) Los dos chicos atravesarán la India y compartirán diversas aventuras.

El casting es interesante. Jay North (n.1951) ya era famoso en la TV estadounidense por Daniel el Travieso (Dennis the Menace), una serie inspirada en la tira cómica de Hank Ketcham (1920-2001). Esta serie acumuló 146 episodios de treinta minutos en cuatro temporadas, de 1959 a 1963. Por donde queramos verlo, North es a perfect all-american boy.

La biografía del chico indio es mucho más interesante. Sajid Khan (n.1951) nació en los barrios pobres de Bombay hasta que fue adoptado por el director hindi Mehboob Khan (महबूब ख़ान, 1907-1964) –quien lo presentó en 1957 (de seis años) como el hijo pequeño de la heroína de su Madre India (मदर इण्डिया, Madar Indiya). Esta película fue el primer filme indio nominado a los Óscares estadounidenses –ya te contaré de ella dentro de poco, lectora. En 1962, a los once años, Sajid estelarizó una secuela titulada Hijo de la India (सन ऑफ इंडिया, San Oph Indiya), que sería la última película dirigida por Mehboob.

Ahora bien, los estudios de Khan se llamaban Mehboob Productions y aquí te comparto su logotipo (tomado de la secuencia inicial de Madre India: ¡Una eme sobre la hoz y el martillo! Debe haber sido divertido ver la cara de los soplones anticomunistas del Hollywood de 1957 al ver el logo de la productora del primer filme nominado desde la India. Sospecho que el exiliado John Berry debe haber disfrutado el punto.

Pero no sólo se trata del logotipo. El discurso visual de Madre India era comunista. Nos habla del proceso de modernización social, de la industrialización de la vida comunitaria. Algo parecido veremos en la evolución del concepto de Maya, la elefanta de la película de John Berry a la serie creada para la NBC.

Las aventuras de los dos adolescentes inician –en la película– en la indómita selva india; adonde un Terry que huye de su padre se tropieza con un Raji que acompaña al suyo en el trance de la muerte. En la película de Berry, el padre de Raji, interpretado por el entonces ya veterano actor maratí Nana Palsikar (नाना पळशीकर), es un hombre santo que se ha alejado de la ciudad y de la sociedad para encontrar la iluminación. Está muriendo y encarga a su vástago terminar una tarea sagrada: llevar al pequeño elefante blanco al templo de “Kali-kali” –que resultará estar lejos, en la cordillera, cerca del cielo. Raji, apenas de quince años, asume que es una tarea imposible. Pero la intentará. Terry, el chico occidental que tiene su misma edad, se decide a acompañarle sin entender bien a bien de qué se trata el asunto. (Recordemos a Louis Malle: para el occidental es imposible comprender la India.)

Casting preciso y perfecto. La Otredad india (Raji/Sajid Khan) es confrontada por el yanqui moderno quintaesencial, Daniel el Travieso (Terry/Jay North). El personaje del caricaturista Ketcham vestía siempre overoles de mezclilla, símbolo del trabajador moderno (a handyman, a fixer); y llevaba siempre una resortera en el bolsillo, símbolo de la agresión infantil-irracional estadounidense. Terry Bowen es lo mismo. Se escapa de su padre en un impulso no-meditado, se une a la búsqueda-travesía (quest) de un desconocido. Presta ayuda desinteresada sin entender las razones profundas, la cultura ó los sentimientos que impulsan a su nuevo amigo. Es el perfecto cowboy americano del siglo del intervencionismo estadounidense. (En la serie de televisión para NBC, el muchacho gringo hará todo esto de nuevo, pero armado con un rifle de alto poder.)

Maya: en el valle de los tigres no aparenta ser una película “seria”, sino sólo una excusa para “entretener”. (Vale la pena que la veas así y te diviertas, lectora.) Para lograr el “entretenimiento”, Berry subraya el “exotismo” de Raji. El padre de este muchacho es un asceta que se retira al bosque para morir. Los campesinos creen que quedarse con el elefantito blanco asegurará la prosperidad de su comarca. Pero detrás de esa primera apariencia, el director exiliado comunista nos va mostrando la universalidad del dolor y su universal remedio: la Fraternidad. Terry viene de un desencuentro con su padre y se admira de la piedad filial de Raji. Le acompaña en la cremación ritual de su progenitor y lo sigue hasta el océano para depositar allí las cenizas. El gringuito verá a su amigo indio bajar por los farallones de la costa hasta alcanzar las olas en las que se disolverá el último resto del padre santo. Uno de los padres desaparece así en un ritual inescrutable. Pero el otro, el americano Hugh Bowen, sobrevive y sigue la pista de su hijo perdido (después de todo, es un famoso cazador). Por cierto, años más tarde, Jay North será la voz de otro Terry perseguido en la caricatura Ahí viene Cascarrabias (Here comes The Grump, 1969 de DePatie-Freleng).

En esta otra búsqueda (quest), la del padre-cazador, el Occidental también es acompañado por un Otro-Indio, llamado Gammu Ghat. Este personaje era el guía nativo del cazador yanqui –quien a lo largo de los años se convirtió en su amigo y confidente. Gammu tratará de acercar a Terry y Hugh, quienes han crecido separados no sólo por la distancia, sino por el mutuo desconocimiento. Cosa interesante, Ghat (घाट) es la palabra con que se designan en Hindi y Bengalí las escalinatas o gradas que conducen a un río sagrado. Las ghats son esenciales para las abluciones rituales en aquéllas tierras tan extrañas. Gammu es la escalinata, el peldaño, que permite al padre cazar/alcanzar al hijo perdido.

Aparente pieza de puro entretenimiento, esta película resultó perfecta para Ver y luego Pensar. Cuando el exiliado John Berry filmó Maya: en el valle de los tigres, Mehboob Khan llevaba muerto dos años. Sospecho que el proyecto todo fue una especie de homenaje a ese comunista y padre fallecido. En la escena final, terminadas con éxito las dos búsquedas (quests) que te he relatado, Raji le dice a Terry: “—No supe lo que mi padre pretendió decir. Nunca supe cuál era el tesoro.” Terry responde: “—Pero ahora nosotros sabemos. El tesoro, Raji, fue haber logrado llegar tú y yo como hermanos. … Este es nuestro tesoro.” La fraternidad universal de los oprimidos que se liberan juntos.

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