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Galería de Diversos | Sánchez Unzueta/Nava Palacios, empecinamiento contrario a la razón

Jorge Ramírez Pardo

En esta columna de opinión se ha afirmado y reiterado la existencia de un cacicazgo colectivo en la administración de los bienes y recursos para el sector artístico (en la nomenclatura oficial, Secretaría de Cultura); cacicazgo iniciado con el hidrocálido Eudoro Fonseca Yerena (actualmente impuesto con alteración de estatutos como director del Centro de las Artes, y sobrino del ex gobernador Guillermo Fonseca). No fue mal visto Yerena cuando su investidura, al inicio del cuatrienio en la gubernatura de Horacio Sánchez Unzueta (1994 a 1998), se canceló el hasta entonces denominado Consejo Estatal para la Cultura y las Artes para dar paso al Instituto de Cultura.

Parte de la encomienda en el naciente Instituto de Cultura, era desmontar el cacicazgo del Instituto de Potosino de Bellas Artes (IPBA), surgido hacía 3 décadas con el apoyo del potosino Manuel Álvarez Acosta, junto con otro similar en la ciudad de Aguascalientes encomendado al poeta Víctor Sandoval. Con buenos modos se removió con subsidio para el retiro al yucateco Raúl Gamboa quien, durante los primeros 10 años de 25 al frente del IPBA, oxigenó el sitio y con, él mismo en la docencia y promoción, dio un impulso a la enseñanza y práctica de pintura, dibujo y estampa.

Cooptar creativos engrosar la nómina a cambio de obediencia, ubica ya el neo-cacicazgo, ahora comandado por Armando Herrera, en la cima del conocido principio de Peter o “principio de incompetencia”, hace ya varios lustros en su top de ineficacia. Esto plantea el principio de Peter: “Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes”.

Ser timorato es la divisa

Cuando Fonseca Yerena inauguró el cargo de director del Instituto de Cultura-SLP, trajo del exilio a Armando Herrera Silva, otro sobrino de quien luego sería gobernador impuesto por Unzueta, Fernando Silva Nieto.

Herrera Silva, hoy titular de la Secretaría de Cultura, era entonces una joven promesa poseedor de conocimientos de etnomusicología y, a su llegada, promotor de lo que fuera el Primer Festival de las Huastecas con sede en ciudad Valles. Su arribo, como antes la de Yerena, generó expectativas favorables. Luego se fundió en la nata y ayudó a acrecentarla.

El paso de los días, de los años, de las décadas, impone un saldo negativo. La suma de amigos en cargosa directivos, la duplicidad de muchos de ellos en cargos directivos sobre asalariados, el rechazo a la crítica y la evaluación. Yerena, incluso, llegó a inducir que se le diera el trato de “doctor” y a promover desplegados de desagravio en su favor, cuando un grupo de creativos y promotores independientes lo cuestionara ante la presencia de Rafael Tovar y de Teresa, titula entonces del extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Ser lentos y timoratos, en nombre de la paz de los sepulcros y, más la cooptación con cargos y becas, ha sido la constante.

El anhelo teórico para que el desarrollo artístico incida en estructura de lo cultural colindante con el ser social en lo económico y político, acá no se practica. Desde el anterior cacicazgo desmotado para crear el actual colectivo, se rinde tributo y promoción a lo decorativo.

Pero a gobernador timorato Juan Manuel Carreras, y Sánchez Unzueta desde la oscuridad con otro nepotismo orquestado, el cacicazgo de los nepotes o sobrinos de exgobernadores Fonseca-Silva es funcional al servicio de sí mismos y de una pandilla, en su mayoría conformada por incompetentes útiles, según el Principio de Peter.

Riesgo y no en la sucesión gubernamental

En Oaxaca, con Francisco Toledo como motor, hay una prueba evidente de cuando un ejercicio artístico pleno que involucra a la sociedad, interroga, forma públicos y está en movimiento, sí incide en lo cultural. Sucede en sierra tarasca de Michoacán, entre las etnias mayas de Chiapas, Yucatán, Tabasco y Quintana Roo, en general en regiones mestizas, incluidas las Huastecas, lo artístico incide en lo cultural. No en la capital potosina ni en la mayoría de sus municipios cuya administración de los bienes y espacios artísticos la ejercen los nepotes H. Silva-Fonseca Y.

La capital potosina está signada por el consevadurismo y la promoción de clubes privados, capillas y ermitas para grupúsculos dueños de sus “verdades dogmáticas” hoy aproximadas o partícipes de FRENAAA (incluidos integrantes de  la nómina de Herrera Silva), pero alejadas del tejido social y minorías en lucha como feminismo pro defensa para decidir acerca de su cuerpo, por respeto de género en espacios escolares, rechazo a la pederastia clerical y ejercicio en igualdad para los indígenas locales e inmigrados. Acá la expresión artística genuina es marginal o apoyada a cuentagotas.

De ahí el gran riesgo del regreso del esquema priísta a la sucesión gubernamental promovido por el ex gobernador Sánchez Unzueta con varios candidatos y marcas camufladas, con su sobrino Xavier Nava como divisa principal intercambiable por libertinaje total a mineras y constructores devastadoras de la ya alterada armonía ambiental.

Ah jodido nepotismo conservador y caciquil cuánto se aferra. Desde luego con impunidad para exgobernadores ubicables en la repisa como delincuentes saqueadores, como lo son de manera inocultable Marcelo de los Santos y Fernando Toranzo; y podrá ser tipificado como tal Juan Manuel Carreras si deja de ser útil para las decisiones federales o afianza como delfín al mismo candidato prioritario, entre varios, de Sánchez Unzueta.

Los investidos –Unzueta, Silva, Yerena, Márquez Jaramillo- en sus inicios de ejercicio en público con maquillaje académico de puritanismo repulsor a los usos de Saturnio Cedillo y Gonzalo Santos, afirman con su proceder que “la moral es un árbol que da moras”.

También para la memoria, Sánchez Unzueta, mientras cocinaba sus anhelos de poder, trabajó en la Secretaría del Trabajo con Porfirio Muñoz Ledo, cuando este era su titular de la misma y llegó a la precandidatura por la presidencia de México. Si Muñoz Ledo asume la presidencia de Morena, otro abono a la resurrección de esquemas dinosáuricos puede gravitar contra los potosinos y en favor de los nepotismos angustiados.

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