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El regreso de los toros a San Luis

Felipe Morales

La plaza de toros El Paseo volvió a abrir sus puertas el pasado viernes por la noche , la afición que espero un año y medio regreso a las barreras, los tendidos, los generales del coso de Avenida Universidad.

Así como en otras entidades como Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas, San Luis Potosí se sumó a la actividad taurina.



Al llamado del cartel formado por Fermín Rivera, José Mauricio y “El Calita” los traurofilos se “retrataron” en la taquilla.

Se había indicado ante la nueva forma de llevar a cabo los eventos un aforo reducido, controlado, y un estricto protocolo sanitario.



Sin embargo, falto poco para que la plaza se llenara, eso si, a cada asistente se le tomó la temperatura, se le aplico antibacerial y se le conminó al uso del cubrebocas.

Y después de año y medio se escuchó el “Cielo Andaluz” y bajo sus acordes partieron plaza los toreros y sus cuadrillas que cruzaron el albero para luego detenerse para, junto a los aficionados participar de una ovación en memoria de los caídos por la pandemia y también en homenaje póstumo al ganadero José Garfias y a Efrén Gómez el eterno administrador de la plaza.



Y comenzó el festejo, larga fue la noche con la lidia de ocho toros, el lote normal y dos de regalo.

La materia prima, el toro, el “Rey de la Fiesta”, el “Señor de Negro” apareció en la arena.



Los astados de la ganadería de Xajay eran ejemplares de gran presencia con lámina, kilos y cornamenta.

Fermín Rivera hizo su labor acostumbrada, el toreo clásico, de arte, de poder pero también con su frialdad característica y su eterna falla al entrar a matar que tantos triunfos le ha arrebatado para ser aplaudido solamente, animarse a regalar un toro de Espíritu Santo con el que lució otra vez su tauromaquia pura pero… no pasó nada.



Jose Mauricio siempre intentando agradar estuvo como se dice en el argot “en torero”, batallando con toros huidizos pero logrando buenos momentos sin poder rubricar con la espada perdiendo trofeos y recurriendo al regalo del sobrero de Xajay con el que la cosa fue igual, no se redondeo la actuación con el triunfo.

Y “El Calita”, torero que marcó la diferencia, bullidor, alegre, medio tremendista, despatarrado, toreando con el compás abierto y con la suerte de contar con los toros más claros que tuvieron recorrido y que se dejaron torear.



Con sendos espadazos “hasta las cintas”, “hasta la empuñadura” que hicieron doblar pronto a los astados para redituar una oreja de su primero y las dos del segundo y convertirse así, en el triunfador de la corrida del retorno de los toros a San Luis.

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