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Opinión

Olvidos y recuerdos (2):
Cuito Cuanavale no existió


Federico Anaya Gallardo

Termino mis recomendaciones sobre la batalla de Cuito Cuanavale con Angola: The War, documental dirigido por el sudafricano blanco Peter Lamberti en 2017. (La puedes descargar en Vímeo, Liga 1, dura 1hr y 12 minutos.) La International Movie Data Base (IMDB) nos reporta que Lamberti fue un Parabat (paracaidista sudafricano), instructor de infantería y operador en las Fuerzas Especiales. Esto explica que el centro del filme sean entrevistas con comandantes sudafricanos explicándonos los detalles de operaciones específicas en que participaron. Así nos enteramos cómo las SADF aprendieron a luchar en terrenos desconocidos y cómo su ingenio (ingenuity) adaptó sus vehículos y entrenamiento. Contrario a Estela Bravo en Cuba, Sudáfrica: después de la batalla (1990) que te reseñé la semana pasada, Lamberti no pregunta acerca de las razones de la guerra –se sobreentiende que la audiencia “ya sabe” quiénes son los “grandes actores” de la Guerra Fría. Pareciera que al filme sólo le interesase documentar la eficacia técnica y valor de las SADF, más nada.

Por ejemplo, el narrador (¿Lamberti?) comenta: “Para mediados de los ochentas, las fuerzas sudafricanas se habían ganado el respeto del MPLA (Movimiento Popular para la Liberación de Angola), de los cubanos y de los asesores militares soviéticos –quienes estaban tomando un papel creciente en la dirección de las operaciones” (36:00). Cuando el director obtiene opiniones del otro lado de la trinchera, estas se refieren a ese reconocimiento. “Como militar profesional, yo admiraba el equipo sudafricano, incluyendo sus obuses [cañones] G5 y G6. Su alcance anulaba nuestro equipo”, nos informa Youri [sic] Andrianov, 37:10). “Creo que estábamos luchando contra un enemigo muy fuerte que merecía nuestro respeto absoluto. Fue un trabajo serio”, nos dice Maxim Gladkov, 38:15). “Me parece que el nivel de entrenamiento de las tropas sudafricanas era mejor que el de las FAPLA [Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola]”, declara Mihail Fedosuk, 37:40). Pero Fedosuk agrega “…pero los objetivos de las FAPLA y los de Sudáfrica eran distintos”. Lamberti no entra en detalles acerca de esta diferencia.

Cuando al final del documental llegamos a la Batalla de Cuito Cuanavale, Lamberti deja que uno sus entrevistados VIP (el exembajador sudafricano en Washington y luego ministro de Exteriores de Petroria, Pik Botha) nos diga que “nunca hubo una batalla de Cuito Cuanavale” (1:03 a 1:07). ¡Vaya!

Más interesante aún, Pik Botha explica que, durante las negociaciones luego de la “inexistente” batalla, fue él quien sugirió que el trade-off final fuese la independencia de Namibia a cambio de la salida de las tropas cubanas. Para Pik Botha el arreglo permitía salvar cara a ambos países. Según él, Fidel Castro podría decir que “logró la independencia namibiana” y Pretoria podía decir que “logró la salida de Cuba”. Por supuesto, Botha no explica bien a bien por qué es que estaban peleando Cuba y Sudáfrica.

Asombra ver a un hombre serio como Pik Botha declarar tales mentiras tan abiertamente. Nosotros sabemos que Sudáfrica se había negado, desde 1961, a conceder la independencia de Namibia (África del Suroeste). Ese territorio ex-alemán se había encargado a Gran Bretaña luego de la Primera Guerra Mundial mediante un Mandato y Sudáfrica alegó que ella había heredado esa encomienda al final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando la ONU ordenó cesar el Mandato y permitir la organización de una Namibia libre, Sudáfrica se negó. De hecho, trató ese territorio como una provincia más dentro de su sistema constitucional. E impuso allí el Apartheid. Los namibianos organizaron una guerra de independencia. La SWAPO (South West Africa’s Popular Organization), de ideología marxista, lideró el esfuerzo. Cuando Angola –recién liberada del yugo colonial portugués y gobernada por un gobierno marxista– apoyó a los namibianos, los sudafricanos atacaron Angola. Cuba llegó en África para defender tanto a Namibia como a Angola en contra de un agresor que violaba una resolución de la ONU. Las palabras de Pik Botha van en contra de todos los hechos anteriores. Pero para esto sirven los documentales, incluso los que consignan mentiras: así se deja constancia de ellas.

El segmento con las mentiras de Botha viene inmediatamente después de la narración sudafricana de los combates que el actual gobierno de Sudáfrica, Cuba, Namibia y Angola recuerdan como Batalla de Cuito Cuanavale. Lamberti, por supuesto, no los llama así y su narración sugiere que fueron encuentros muy duros, en los que las SADF perdieron blindados y adonde el fuego antiaéreo de sus enemigos fue más eficaz de lo esperado. No habla de derrota, pero tampoco ofrece buenas razones para explicarnos por qué luego de esos combates las SADF abandonaron el territorio angolano que supuestamente acababan de ganar. La derrota puede no nombrarse pero es difícil de ocultar.

IMDB resume este documental como: “Una guerra lejana – Un choque de ideologías – Y algunas de las batallas más grandes peleadas en suelo africano desde la Segunda Guerra Mundial”. Un comentarista en Amazon (Yaakov [James] Mosher, Liga 2) dejó esta opinión sobre el documental el pasado 3 de Abril de 2022: “Esto prueba el punto de George F. Kennan que la razón por la que empiezas una guerra suele ser muy distinta de la razón para terminarla. Véan el resumen de las conversaciones de paz por Pik Botha cerca del final de la película y esté Usted listo para sorprenderse. / El filme fue estrenado el año en que murió Botha, ministro de Exteriores de Sudáfrica en los últimos años del Apartheid y ministro de Minas en el gobierno de Mandela. Su muerte no se menciona y entonces no queda claro si el documental es una especie de tributo dedicado a él. Se trata más bien de una película para fans de asuntos militares contada por miembros retirados de las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica. / Una historia completa de la guerra en Angola no podía hacerse en tan poco tiempo… Apenas se menciona el colonialismo; la guerra civil en Rodesia del Sur no se menciona siquiera. La de Angola fue una guerra no declarada muy larga que acaso haya sido algo más que una proxy war de ideologías (¿alguien quiere diamanantes?). Lo que el filme logra es mostrar la valentía y profesionalismo de los soldados de una de las partes beligerantes. Su mejor objetivo sería para sanar sentimientos en la TV sudafricana. Si esto último era la motivación deI director, entonces, ¡bravo!.”

Cabría agregar que Lamberti es famoso como productor de películas sobre la vida salvaje africana en su compañía Lion Mountain Media. Lectora, tú puedes revisar la oferta de esta compañía en Vimeo. (Liga 3.) A mí me sorprendió que de 80 ítems, 77 sean documentales acerca de la vida salvaje, contándonos todo acerca de rinocerontes, elefantes, hienas, pingüinos, y un largo (salvaje) etcétera. Sólo tres de las películas cuentan historias de seres humanos. La primera, el documental sobre la Guerra en Angola que he reseñado hoy. (Una de cuyas aventuras incluye el difícil paso de un río infestado de cocodrilos por buzos de las fuerzas especiales sudafricanas.) Otra es una dramatización de una historia de un joven y un caballo blancos recuperándose de las varias heridas emocionales de su vida. (La sanación de sentimientos de la que habla el comentarista Mosher.) La última es una ficción con contexto histórico acerca de un veterano de la guerra angolana que tiene una relación amarga con su hijo. Los problemas entre ellos no se resolverán hasta que, en sueños, el chico viva la experiencia de guerra de su padre.

La posición ideológica de estos tres filmes, en los cuales Lamberti siempre tiene una participación, es muy clara. Se pretende lavar la cara del Apartheid en aquélla guerra concentrándose únicamente en la tragedia personal y la camaradería de trinchera. En Angola: The War, inmediatamente después de las declaraciones de Pike Botha, Lamberti nos muestra a los excombatientes sudafricanos blancos risueños, diciendo que son soldados profesionales, que respetan a sus enemigos como soldados y que desean tomarse una cerveza con sus contrincantes antes de morir. Lamberti, no discute el contexto ideológico, político e internacional de la hecatombe que destruyó el régimen racista. Nos presenta la historia de esa Nación únicamente como la de los blancos. ¡Ni siquiera el documental de The British Encyclopedia de 1956 se atrevió a tanto!

Eso sí, las escenas finales de Angola: The War muestran a Mandela en triunfo. No puede evitarse… porque Cuito Cuanavale sí existió, la guerra la perdió el Apartheid y en Pretoria los siempre despreciados tomaron el poder democráticamente.

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:
https://vimeo.com/ondemand/angolathewar

Liga 2:
https://www.amazon.com/Angola-War-Peter-Lamberti/dp/B07WDR2WP9

Liga 3:
https://vimeo.com/user7676475/vod_pages/page:1/sort:alphabetical/format:thumbnail

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