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Desmantelan en España el mayor laboratorio de cocaína operado por traficantes mexicanos y colombianos

La Policía Nacional de España dio a conocer este jueves el desmantelamiento del laboratorio de cocaína más grande de Europa, en una operación conjunta con la Policía Judicial de Portugal y la Dirección Antinarcóticos (DIRAN) de Colombia.

Detrás del laboratorio se encuentra un cártel de México y otro de Colombia, que se unieron con el fin de poder financiar conjuntamente un laboratorio capaz de producir 6,000 kilos de clorhidrato de cocaína en diferentes fases.

En un comunicado, la institución señaló que el macrolaboratorio estaba instalado en la provincia de Pontevedra, en Galicia, y funcionaba a pleno rendimiento las 24 horas del día, con capacidad para producir diariamente hasta 200 kilos de droga.

La Policía Nacional de España dio a conocer este jueves el desmantelamiento del laboratorio de cocaína más grande de Europa, en una operación conjunta con la Policía Judicial de Portugal y la Dirección Antinarcóticos (DIRAN) de Colombia.

Detrás del laboratorio se encuentra un cártel de México y otro de Colombia, que se unieron con el fin de poder financiar conjuntamente un laboratorio capaz de producir 6,000 kilos de clorhidrato de cocaína en diferentes fases.

En un comunicado, la institución señaló que el macrolaboratorio estaba instalado en la provincia de Pontevedra, en Galicia, y funcionaba a pleno rendimiento las 24 horas del día, con capacidad para producir diariamente hasta 200 kilos de droga.

La Policía española destaca que la organización criminal desarticulada “tenía un alto nivel de sofisticación y sus miembros, que contaban un con claro reparto de funciones, empleaban fuertes medidas de seguridad tales como el uso de apodos, la utilización de vehículos lanzadera, el uso de disfraces de transportistas o el sometimiento de sus comunicaciones a un estricto protocolo de seguridad”.

Por un lado, los colombianos suministraban los medios humanos en forma de “cocineros” o químicos del laboratorio, mientras que los mexicanos aportaban los conocimientos técnicos para la correcta extracción de la coca base, que era transportada oculta en máquinas trituradoras de piedra de grandes dimensiones (concretamente en dos cilindros metálicos que forman parte de sus componentes). Además, también eran los encargados de supervisar que la coca base procedente de Colombia fuera convenientemente procesada.

Los españoles se ocupaban del grueso de la operación; es decir, de la gestión del transporte de la sustancia desde el país de origen (Colombia) hasta su recepción en Pontevedra para su correspondiente tratamiento en el laboratorio, de cuya instalación también se encargaban, y la posterior distribución del producto final por todo el territorio nacional.

La Fiscalía Especial Antidroga de la Audiencia Nacional presentó una denuncia que dio lugar a la apertura de diligencias previas en el Juzgado Central de Instrucción número 2.

Como resultado de los 14 registros realizados, los agentes aseguraron 1,300 kilos de pasta base de cocaína -tratándose de la mayor incautación hasta la fecha fuera de las zonas de producción-, 151 kilos de clorhidrato de cocaína, y más de 23,000 litros de precursores y 4 toneladas de productos químicos sólidos utilizados para procesar la droga.

Además, se aseguraron 17 propiedades -por un valor aproximado de 1,700,000 euros- y 37 productos financieros, a la espera de cuantificar el valor de los mismos.

Asimismo, incautaron una máquina trituradora de piedra, numeroso utillaje de laboratorio, documentación, teléfonos celulares, computadoras y vehículos de alta gama.

La investigación se inició en octubre de 2022 cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal asentada en las Palmas de Gran Canaria. Las primeras pesquisas constataron que contaba con una potente infraestructura que les permitía introducir grandes cantidades de droga en España.

Además, algunos de sus miembros ya habían sido objeto de investigaciones policiales anteriores, quedando acreditado el alto nivel de vida que mantenían así como los vínculos con ciudadanos colombianos que ejercían de suministradores.

Con las primeras gestiones policiales, los agentes evidenciaron un gran número de movimientos entre Las Palmas y la península -concretamente entre Madrid y Pontevedra-, si bien los investigados formaban varias células de actuación para reducir el contacto entre ellas y evitar levantar sospechas.

Asimismo, averiguaron que la organización disponía de una casa en la localidad madrileña de Colmenar Viejo que utilizaba para el almacenaje de una gran cantidad de productos químicos y otros útiles. Este fue el primer lugar escogido para dejar “enfriar” los químicos precursores, esto es, almacenar las sustancias durante un tiempo prudencial para detectar si existen vigilancias sobre las mismas y eludir la posible acción policial.

Por otra parte, el entramado recurrió a varias empresas logísticas para transportar los productos químicos simulando tener una actividad legal. De estas gestiones se ocupaba un empresario del País Vasco quien, gracias a sus contactos, servía de “conseguidor” en la península a los investigados canarios. Uno de estos transportes permitió a los agentes localizar una nave industrial, en una localidad de Pontevedra, utilizada en un primer momento como centro logístico para abastecer el macrolaboratorio y, posteriormente, para “enfriar” los materiales antes de trasladarlos al mismo.

En octubre del año pasado, los investigadores observaron un aumento exponencial de las actividades de la organización. Nuevamente, y tras un tiempo prudencial, comenzaron a mover los productos químicos, la maquinaria y los útiles necesarios para el establecimiento del laboratorio.

El entramado pretendía importar desde Colombia una máquina de triturar piedra de grandes dimensiones a través del puerto portugués de Leixoes (Oporto). Para ello, recurrieron a un empresario vasco que creó una empresa ad hoc con el objetivo de asegurar la entrada de la sustancia estupefaciente oculta en el interior de dos cilindros mecánicos que componían la trituradora de piedra.

Es en estos momentos cuando la investigación adquirió carácter internacional. Gracias a la cooperación policial con las autoridades portuguesas, que iniciaron pesquisas sobre las actividades de la organización investigada en su país, se detectaron constantes viajes y reuniones de varios de sus miembros con personas vinculadas al puerto de Leixoes (Oporto).

Una vez que el entramado criminal culminó la importación y traslado de la trituradora a la nave de Pontevedra, los agentes constataron la llegada a España de dos mexicanos cuya misión era desarmar la máquina y recuperar la cocaína base oculta en su interior.

A estas personas se referían como “el ingeniero”, encargado de extraer la droga para trasladarla al laboratorio; y el “notario”, persona de confianza de la organización mexicana que daría fe de todo lo acontecido allí.

Con el avance de la investigación, también se detectó la llegada de seis individuos de origen colombiano, a quienes se les retiraron sus teléfonos en una casa de seguridad y posteriormente llevaron al laboratorio. Se trataba de los “cocineros”, es decir, los encargados de procesar la droga.

Cuando “el ingeniero” consiguió extraer la base de cocaína del interior del primer cilindro de la trituradora, se iniciaron los traslados de la sustancia desde la nave hasta el laboratorio. Para ello emplearon, nuevamente, fuertes medidas de seguridad -vehículos lanzadera, disfraces de transportistas y emisores Wi-Fi para no perder la comunicación durante los trayectos-.

Fue entonces cuando se puso en funcionamiento el mayor laboratorio de procesamiento de cocaína de Europa, capaz de producir hasta 200 kilos de sustancia estupefaciente diarios.

Tras finalizar el proceso de producción de la primera partida de droga, la organización comenzó a preparar su distribución valiéndose de una camioneta de reparto de una conocida empresa de mensajería. Simulando la recogida de cuatro bultos, transportaron 100 kilos de cocaína que los agentes incautaron al interceptar dicho vehículo en la entrada de la Comunidad de Madrid.

Ante la existencia de indicios suficientes que acreditaban la actividad ilícita del laboratorio, se realizó un gran dispositivo policial que se extendió a Las Palmas de Gran Canaria, Pontevedra, Madrid y Bilbao.

El laboratorio desmantelado tenía una magnitud sin precedentes en Europa. Contaba con avanzados sistemas de extracción de aire y sofisticados equipamientos de refrigeración y calentamiento de sustancias. Todo ello perfectamente compartimentado en varias zonas para poder llevar a cabo el procesado, separación, secado y empaquetado de la cocaína.

Esta “importantísima” operación, en palabras de Antonio Duarte, comisario jefe de la Brigada Central de Estupefacientes, permitió realizar la mayor aprehensión de pasta base en Europa -1,300 kilos- y la mayor cantidad de cocaína fuera de sus territorios de producción, además de abortar la puesta en el mercado de grandes cantidades de estupefaciente.

De hecho, con esta operación los investigadores constataron una nueva tendencia en el tráfico de droga, en el que la sustancia estupefaciente es exportada sin haber sido sometida al proceso químico para su transformación en laboratorios asentados en Europa, lo que permite ahorrar costes a los carteles de la droga.

Con información de: EFE y Aristegui Noticias

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