Las prisas políticas y las ambiciones electorales podrían estar distrayendo a los gobernantes y tomadores de decisiones, quienes estarían dejando de hacer su principal tarea y descuidando su más importante responsabilidad: garantizar la seguridad y bienestar de sus gobernados.
Las escenas con las que nos despertamos el lunes por la balacera en una fiesta clandestina en el barrio de Tlaxcala o los videos que ayer circularon del asalto a dos madres de familia en las calles de la colonia Polanco para despojarlas de sus camionetas (con todo y sus hijos a bordo), en pocos minutos causaron la preocupación, enojo e indignación.
Las redes sociales y grupos de WhatsApp se encargaron de difundir las imágenes que con contundencia expusieron lo más grave: niños y niñas, familias, mujeres, todos expuestos, vulnerables y a merced de esa delincuencia del delito común, que tanto vulnera al tejido social y quiebra la paz cotidiana, en las calles, en las familias.
Si de por si ya estábamos preocupados con esa violencia desatada en todo el país a manos de diversos grupos del crimen organizado, los recientes acontecimientos en tierras potosinas, agudizan esa incertidumbre y preocupaciones; obligan a pensar en lo esencial: la seguridad y el bienestar de las familias.
Ni Gabino ni Leonel
Más allá de la efervescencia política o de la cercanía de contiendas electorales, deberían estar preocupados y ocupados en cumplir su responsabilidad social, pública y legal.
Por ejemplo: ¿Qué estará pensando y haciendo el super delegado, Gabino Morales ante las interminables filas de adultos mayores que tienen que soportar horas bajo el sol, de pie, cansados, mal comidos quizá y con condiciones frágiles de salud (propias de su edad), mientras él, anda alimentando con coreografías su cuenta de Tik Tok?
Bien podría ponerse de acuerdo Gabino Morales con su aliado Leonel Serrato para operar estrategias que den resultados más eficientes, para no maltratar a los adultos mayores, respetar su dignidad y sus derechos humanos y desde el gobierno, cumplir con un servicio de calidad, en lugar de perder el tiempo en planear sus respectivas candidaturas.
No todo es culpa de las decisiones centralistas de la Secretaría del Bienestar, bien podrían implantar una estrategia local para evitar que los adultos mayores tengan que padecer esas condiciones infrahumanas a cambio de unos cuantos pesos, que ya se ganaron y que no son limosnas, son un derecho y un beneficio que el país les debe.
Pero en lugar de ello, al parecer están ocupados en otras prioridades, mostrando nula sensibilidad frente a las condiciones en las que su dependencia desprecia y maltrata a quienes deberían ser su prioridad y razón de ser.
Por Lidia Juache