La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, en inglés) emitió este jueves su informe final sobre el incidente de un avión de United Airlines que descendió hasta quedar a solo 748 pies de la superficie del océano poco después de despegar del aeropuerto de Kahulu, en Hawaii, el pasado mes de diciembre.
Las autoridades federales concluyeron que la falta de comunicación entre el piloto y el copiloto impidió controlar la trayectoria vertical, la velocidad del aire y la dirección de la nariz de del aparato.
Tras un despegue normal bajo una fuerte lluvia en la isla de Maui, el comandante pidió al primer oficial que reajustara los alerones, pero el copiloto escuchó “15” en vez de “5”, según el informe federal. El avión comenzó entonces a acelerar y a cabecear hacia abajo.
“En ese momento supe que el capitán tenía dificultades para controlar la velocidad. No podía estar seguro de lo que estaba enfrentando el capitán”, declaró el copiloto a los investigadores.
La nariz del avión seguía inclinándose hacia abajo y el copiloto vio a través del cristal que estaban cruzando la capa de nubes. “Reconocí al instante la gravedad de nuestra situación”, explicó. “Le dije: ‘Sube, sube, sube, sube’ muchas veces”, agregó. El sistema automático de alerta de proximidad al suelo del avión también emitió su alarma.
Desde una altura de 2,200 pies, el Boeing 777 se precipitó más de 1,400 pies hacia el océano Pacífico antes de que los pilotos -que no fueron nombrados en el informe- pudieran recuperar la altitud.
El comandante decidió continuar el viaje a San Francisco después de que los asistentes de vuelo le dijeran que “todo el mundo estaba bien” y que no había daños aparentes en el avión. A bordo viajaban 271 pasajeros y 10 tripulantes. El resto del viaje fue rutinario.
El capitán, de 55 años, tenía casi 20,000 horas de experiencia de vuelo, una cantidad considerable. El copiloto tenía 5,300. Ambos siguen volando para United, según informó la aerolínea.
“No hay nada más importante que la seguridad de nuestra tripulación y nuestros clientes, por lo que estamos aprovechando las lecciones aprendidas de este vuelo para reforzar la formación de todos los pilotos “, dijo el portavoz de United Joshua Freed.
“Nuestros pilotos informaron voluntariamente de este incidente y United cooperó plenamente con la investigación independiente” para mejorar la seguridad de todo el sector”, agregó Freed.
A principios de año, la Administración Federal de Aviación dijo que los pilotos de United informaron del incidente en el marco de un programa voluntario de notificación de seguridad. Las autoridades investigaron el incidente “y se tomaron las medidas apropiadas”.
El incidente atrajo poca atención hasta que una publicación aeronáutica, The Air Current, informó sobre su análisis de los datos recogidos del avión.
La NTSB se enteró de lo sucedido en el vuelo cuando ya habían transcurrido dos meses, momento en el que ya se había regrabado la información de las llamadas cajas negras.
El incidente sucedió el mismo día en que 36 personas resultaron heridas, 11 de ellas de gravedad, cuando un vuelo de Hawaiian Airlines procedente de Phoenix (Arizona) sufrió fuertes turbulencias al aproximarse a Honolulu. El Servicio Meteorológico Nacional había emitido una alerta de tormentas eléctricas y aire inestable.
Con información: Telemundo