Sofía Mayela
El pasado 30 de marzo se conmemoró el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, que desde su instauración en 1988, busca promover el valor del trabajo doméstico, así como los derechos de las personas que lo realizan, las cuales en su mayoría son mujeres.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición (ENOEN) define a las personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado como aquellas que prestan su servicio en labores de aseo, asistencia y lo relacionado al hogar de una persona o de una familia, a cambio de un pago económico.
Históricamente, el trabajo doméstico remunerado es una de las ocupaciones con mayor porcentaje de empleo informal.
En artículo 331 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) queda establecido que el trabajo doméstico deberá ser trabajado y remunerado con lo conforme dictado en las leyes, sin embargo, es una realidad que este tipo de labores se encuentran precarizados en el estado y el país.
Según datos obtenido por el Inegi, En México hasta el cuarto trimestre del 2022, las personas de 15 años y más que ejercían algún trabajo doméstico remunerado ascendían a 2.5 millones de individuos.
Este tipo de labor es realizado en su mayoría por mujeres, ya que como muestra el Inegi, de las 2.5
millones de personas ocupadas en estas actividades, 90.2 % (2.2 millones) correspondió a mujeres y 9.8 %, a hombres.
Por escolaridad, se demostró que quienes se desempeñaban en la realización de trabajos domésticos habían cursado, en promedio, ocho años de escolaridad. El porcentaje de mujeres sin escolaridad fue más alto que el de los hombres (5.6 % frente a 3.8 %, respectivamente).
De igual manera, quiénes ejercen el trabajo doméstico remunerado percibían ingresos mensuales promedio de $3 829 pesos. Los hombres cuyo ingreso, en promedio, fue de 4 399 pesos, obtuvieron aproximadamente 632 pesos más que las mujeres, ya que estas percibieron un aproximado de 3 767 pesos.
En promedio, hasta el cuarto trimestre del 2022, las personas trabajadoras domésticas remuneradas laboraron 33 horas a la semana.
La carencia por acceso a prestaciones laborales se manifiesta más en las mujeres ocupadas en esta actividad que en los hombres. De todas las personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado, 72.6 % no contó con prestaciones laborales. De este porcentaje, 74.0 % correspondió a mujeres y 59.6 %, a hombres.