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Opinión

Ver para pensar: Por la Gracia de Dios

Federico Anaya Gallardo

La semana pasada, lectora, te presenté a dos autores y dos películas oscuras. Hoy te recomiendo otra película francesa, íntimamente relacionada con aquéllas –pero más moderna y luminosa. Grâce à Dieu (Por la Gracia de Dios) del director François Ozon se rodó en 2018 y se estrenó en 2021 en la cadena de TV France 2. (Liga 1.) El título no es un hossana (exclamación de júbilo), sino una cita textual. La frase la dijo Philippe Barbarin (n.1950), Cardenal-Arzobispo de Lyon, Primado de las Galias. (Sí, así se las siguen gastando los jerarcas católicos, lectora.) ¿En qué contexto dijo lo que dijo el cardenal arzobispo?

Barbarin fue elevado a la sede de Lyon por el Papa Wojtyla (Juan Pablo II) en 2002. Un año más tarde, el mismo pontífice le hizo cardenal. En 2013 fue considerado papable en el Cónclave que eligió al Papa Bergoglio (Francisco). Treinta años antes de que Barbarin llegase a Lyon, en la década de los 1970s, el padre Bernard Preynat (n.1945) de manera sistemática abusaba sexualmente de los niños y adolescentes que estaban a su cuidado en la organización de scouts católicos. Más de 70 víctimas. El pederasta fue acusado penalmente sólo hasta 2015, cuando varios de los victimados se organizaron, localizaron casos en los que no había operado la prescripción del delito é hicieron estallar el escándalo. Preynat fue condenado a 5 años de prisión en Marzo de 2020. En Noviembre de ese mismo año, retiró su apelación.

Barbarin no era el superior de Preynat en el tiempo en que el pederasta acosaba y abusaba de menores, pero cuando en la década de los 2010s las víctimas empezaron a organizarse, él recibió sus quejas y se enteró de la situación. La falta de acciones por parte del arzobispado católico, y que Preynat siguiese realizando actividades pastorales cerca de niños y adolescentes, decidió a los afectados a formar la asociación La Parole Libérée (Palabra Liberada). Dieron seguimiento del asunto ante el ministerio público y ante la prensa.

A principios de 2016, durante una conferencia de prensa en Lourdes, el Cardenal Barbarin dijo –como de paso– que “la majorité des faits, grâce à Dieu, sont prescrits” (la mayoría de los hechos, Dios gracias, han prescrito). (Liga 2, 00:15.) En el mismo momento, un reportero le preguntó si la expresión que había usado no le parecía violenta. Aunque Barbarin se explicó, insistió en la cuestión de la prescripción penal. Su expresión –claramente desdeñosa, pese a la justificación que dio el prelado– escandalizó a la sociedad francesa. De allí viene el título de la película de Ozon.

Cuando empecé a ver esta película en Prime Video, te confieso lectora, que me preocupé. Toda la primera sección se dedica al caso de Alexandre Guérin (interpretado por Melvil Poupaud). Alexandre es un profesional exitoso en Lyon, hijo de una familia burguesa acomodada, se ha casado bien y tiene dos hijos adolescentes. Son católicos practicantes y serios. Cuando se entera que su acosador aún trabaja con niños, Alexandre no denuncia ante el Estado, sino que acude con su Arzobispo (Barbarin) y obediente, sigue las instrucciones que le indica su clero. El ambiente que retrata esta parte de la película es heredero directo de la atmósfera tradicional, opresiva y jerárquica de Les Amitiés Particulières de Delannoy (1964) y de La Ville dont le prince est un enfant de Malavoy (1997). Aunque las y los agentes de pastoral atienden con calidez a Alexandre, la jerarquía no ha perdido el control de la situación… y al final no pasará nada.

Alexandre desespera y acude (¡al fín!) al ministerio público. Convence a un agente investigador que busque otros casos y él mismo empieza a contactar a sus viejos amigos de infancia y adolescencia. Así es como se irá hilando la red que conformará La Parole Libérée.

Ozon nos presenta varios tipos de víctimas y los diversos contextos familiares en los que debieron lidiar con el abuso que sufrieron. A través de esas historias, podemos apreciar lo difícil que fue la convergencia de todas las víctimas de Preynat. El director no omite escenificar las difíciles asambleas de víctimas. El espectador está a la espera, todo el tiempo, del rompimiento de la incipiente organización.

Este recuento, bien dramatizado y puntilloso, también deja ver cómo las organizaciones de acción social católicas –como los grupos escultistas (scouts)– alcanzan a casi todas las clases sociales en Francia. Esto es una advertencia acerca del peligro que representa para la sociedad moderna una Iglesia irredenta en materia sexual. Esa institución que dio los sacramentos al pederasta Peyrefitte y admiró al Académico Montherlant –a sabiendas de que era un depredador de menores.

Paradójicamente, el filme también muestra cómo la alianza multi-clasista creada por el catolicismo francés en este larguísimo siglo XX se puede movilizar contra su clero. Lo que unió a los niños victimados, ya en su vida adulta, fue el reconocimiento del dolor compartido, la santa indignación y la solidaria compasión con quienes aún estaban en peligro. Para algunos, eso fue razón para la apostasía. Otros siguieron creyendo. Todos crecieron.

Philippe Cardenal Barbarin, Arzobispo de Lyon, Primado de las Galias, también fue acusado por el Ministerio Público francés. El delito: omisión en denunciar los hechos que conoció. Trató de renunciar a su sede episcopal. El Papa Bergoglio rechazó su renuncia. (Lo que significó que un Príncipe de la Iglesia en ejercicio fuera sometido a la Justicia del Estado laico. ¡Buen precedente!) Fue condenado a seis meses en prisión, en primera instancia. Fue exonerado en apelación. Las víctimas acudieron a París, en juicio de casación (tercera instancia final), pero el caso se rechazó. Terminado el proceso legal, Roma aceptó la renuncia.

Aparte de la condena penal a 5 años de prisión, Preynat fue separado canónicamente del sacerdocio. (Que es lo que la Iglesia debió hacer desde un principio, salvando a decenas de muchachos –sólo en este caso.)

En 2019, las conferencias episcopal y de congregaciones religiosas francesas conformaron una Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales (CIASE), coordinada por Jean-Marc Sauvé. En su informe final (Liga 3) la CIASE reportó que, desde 1950 y a la fecha, hay 216.000 víctimas de abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes y religiosos católicos. La comisión ubicó el contexto de los abusos y emitió 45 recomendaciones específicas para asegurar la no-repetición.

Buenas nuevas en medio de tanta oscuridad y tanto dolor. Ejemplos a seguir. Pero agrego: la iglesia-institución no debe seguir impune.

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:

https://www.ouest-france.fr/medias/television/avec-son-film-grace-a-dieu-francois-ozon-fait-face-a-l-eglise-et-a-son-silence-b95f5d2c-2eaf-11ec-951e-9408c65002e6#:~:text=T%C3%A9l%C3%A9vision-,Avec%20son%20film%20Gr%C3%A2ce%20%C3%A0%20Dieu%2C%20Fran%C3%A7ois%20Ozon%20fait%20face,2021%20soir%2C%20sur%20France%202.

Liga 2:

Liga 3:

https://www.ciase.fr/rapport-final/

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