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Opinión

Ver para pensar: El Principado en celuloide (Yo, Claudio de 1976)

Federico Anaya Gallardo

En 1976, la BBC decidió llevar a la pantalla chica las dos novelas de Robert Graves: Yo, Claudio (1934) y Claudio el Dios y su mujer Mesalina (1935). (Anexo una imagen en alabastro que muestra a Claudio al momento de subir a los cielos para convertirse en dios.) Alexander Korda había tratado de hacer una película en 1937. Te conté aquí la semana pasada sobre ese fracaso, lectora. Cuarenta años más tarde, la televisión demostró ser un medio mucho más amable para la adaptación. La serie tuvo trece episodios y fue dirigida por Herbert Wise. Para interpretar al cuarto príncipe romano se escogió a Derek Jacobi (n.1938) quien debió interpretar simultáneamente a Claudio joven y a Claudio anciano.

Cuando empezó la producción, Robert Graves aún vivía. Sin embargo, él había vendido los derechos para adaptar a la pantalla a Korda a mediados de los 1930s. Korda había muerto en 1956, pero sus herederos pusieron obstáculos a la BBC. La discusión legal sobre los derechos retrasó la producción un año. Muchos, incluido el director Wise, creyeron que este nuevo intento de adaptación había fracasado. Sian Phillips, quien encarnaría a Livia Drusila (la poderosa consorte de Augusto y abuela de Claudio) recuerda que había una leyenda en el medio cinematográfico británico: que el viejo emperador había maldecido a quienes trataran de retratarlo en una pantalla. Esta y otras opiniones sobre la producción de la serie de la BBC la puedes ver (Liga 1) en un episodio de Drama Connections de la BBC de 2005, que subió a YouTube el avatar “Richard Holmes”. (En Inglés, con una buena función de subtítulos y traductor automático.)

El retraso legal trajo buenas consecuencias. El productor, Martin Lisemore (1939-1977), había encargado el guion a Jack Pulman (1925-1979) y éste había tenido problemas. No sabía cómo presentar a las audiencias a la familia de Augusto. En 2005 Betty Willingale, del equipo de Pulman, recordaba que la clave la encontró en un debate contemporáneo. El príncipe consorte inglés (Felipe Mountbatten) se había referido a los Windsor (la casa reinante) como “una familia trabajadora que vive arriba de su negocio”… aunque su negocio estuviese en el palacio de Buckingham. En 1969, a instancias de Felipe, la BBC y la ITV habían producido un documental sobre ellos (Royal Family, de Richard Cawston). La idea era mostrar que los Windsor eran una familia más. Los súbditos británicos recibieron el documental muy bien, pero la Casa Real quedó horrorizada. Felipe deseaba mostrar a los suyos como una familia común. El retrato los mostraba tan comunes que los televidentes más avispados empezaron a preguntarse por qué esos que son como nosotros están al frente del Estado. El documental ha estado enlatado por medio siglo. (Sobre esto, puedes ver un buen vídeo-clip del Instituto Smithsoniano en la Liga 2.)

Volvamos a Yo, Claudio. Pulman siguió la idea de Felipe Mountbatten: presentó a la familia de Augusto y Livia como una familia “normal” y convirtió la crónica-memoria de Graves en una soap-opera familiar. La serie fue un éxito, pese a que la mayor parte de su trama se regodea en complejas intrigas palaciegas cuyo contexto histórico era imposible de explicar. Al usar el formato de soap-opera la adaptación de la BBC puso al día de las novelas de Graves. Yo, Claudio es una telenovela –en el sentido mexicano de la palabra– y eso le aseguró éxito económico. En 2005, Jacobi recordaba que Graves acompañó esta segunda adaptación con divertida malevolencia: “Yo he sido bueno con Claudio, Claudio es bueno conmigo. Claudio sabe que necesito el dinero”.

Las teleaudiencias mexicanas vimos el Claudio de Jacobi poco antes de 1980, gracias a Canal 13. En 1973 la Administración Echeverría rescató una compañía privada llamada “Corporación Mexicana de Radio y Televisión S.A. de C.V.” que tenía la concesión para transmitir por el canal 13 de VHF. La nueva empresa pública, “Canal 13”, se puso bajo el mando del senador tabasqueño Enrique González Pedrero (1930-2021), quien trató de convertirla en una alternativa a la televisión comercial. En 1976, el director fundador reportaba que: “la función de Canal 13 no sería la obtención de utilidades sino la realización de objetivos políticos, económicos y culturales; costos de oportunidad, promoción de valores sociales e incremento del sentido de la responsabilidad pública.” (Puedes consultar la visión de don Enrique sobre la TV pública mexicana en la Liga 3.) Estas ideas siguieron animando parte del proyecto bajo la Administración López Portillo, pese a que Canal 13 fue infiltrado por personajes provenientes de la TV privada.

Si te parece que estamos entrando al terreno de intrigas palaciegas como las de Claudio y Graves, lectora, no te equivocas. Tres ejemplos: Luis de Llano Palmer (1918-2012) entró al canal en 1977 como encargado de producción, proponiendo que la TV pública compitiese por las audiencias bajo el mismo modelo comercial de Televisa. Joaquín López Dóriga (n.1947) llegó en 1978 como director de noticias especiales y eliminó “Notitrece” adonde participaban personas como Elena Poniatowska, Renato Leduc ó Jorge Ibargüengoitia. A cambio, se incluyó a Chucho Salinas y Héctor Lechuga con “Cotorreando la Noticia”. Para fines del sexenio, la colonización de Canal 13 por el proyecto privado se completó con el nombramiento de Pedro Ferriz Santa Cruz (1921-2013) como director. En la aventura de Canal 13 hay mil anécdotas, una más truculenta que la otra: como una adonde Pedro Ferriz I organizaba seances para Margarita López Portillo para que los extraterrestres le aconsejaran qué hacer. El profesor de la UAM-Azcapotzalco, Antonio Zarur Osorio, hizo un recuento muy ordenado de todo lo anterior.  (Liga 4.)

Eventualmente, muchos de los cuadros privados de los que hablo retornarían a Televisa. Te preguntarás, lectora, ¿qué tiene que ver eso con esta kino-reseña? Yo, Claudio se estrenó en 1976 en Londres. Es probable que los derechos de transmisión en México se hayan comprado en la misma época del estreno. Canal 13 transmitió la serie entre 1977 y 1980. En ella, el carácter más impresionante es la Livia interpretada por Sian Phillips. Las novelas de Graves y el guion de Pullman nos muestran a la mujer de Augusto como una experta en intrigas y maestra en el uso de venenos. Livia/Phillips conspira y envenena para que el sucesor del príncipe sea un hijo de ella, fruto de un matrimonio previo: Tiberio. El joven Claudio es testigo (no mudo, sino tartamudo) de esas tragedias.

Ahora, lectora, analiza este plot que copio de la Wikipedia en Español: “El tema principal de esta telenovela se centra en las cosas impresionantes y a veces terribles que se pueden hacer por un hijo, empezando por los asesinatos cometidos … en favor [del] hijo …”. La madre-asesina es experta en venenos y se ha casado con el poderoso dueño de una farmacéutica. Intriga y envenena para asegurar que sea su hijo quien herede la compañía Lar-Creel –desplazando a un hijo previo del marido. Se trata de Cuna de Lobos, uno de los mayores éxitos de Televisa –estrenada en 1986. Una coincidencia fascinante entre Livia y Catalina Creel, ¿no te parece? Podemos apreciar cuánto interés produce en las audiencias un buen drama en que los ricos pelean sangrientamente por el poder.

Tristemente, la truculencia de la vida privada de los familiares de Claudio ha ocultado por dos largos milenios la complejidad de su persona y de la sociedad que le tocó gobernar.

La semana pasada, lectora, te conté cómo Graves y Sternberg retrataron en 1937 el ascenso al poder de Claudio. En el caos que siguió al asesinato de Calígula, el cojo-tartamudo es proclamado imperator por el Ejército, pero el Senado se rehúsa a reconocerlo. Claudio, dominando como puede su tartamudez, impuso sus condiciones a Senado y Ejército. Esa historia es inverosímil. Claudio gobernó casi catorce años, la población del imperio siguió creciendo y se fundaron prósperas colonias en todas las provincias. Bajo Claudio se ocupó definitivamente Britania. Es evidente que, pese a su discapacidad, el cojo-tartamudo tenía detrás una coalición social y política poderosa. Las versiones literarias y cinematográficas nos dejan ver muy poco de esto. Pero, aunque Ud no lo crea, querida lectora, tenemos evidencia arqueológica.

En 1528 se descubrió en Lyon (la Lugdunum romana) una tablilla de bronce con una larga inscripción. (Agrego su imagen.) Estaba en el sitio donde se erigía el Templo de las Tres Galias, construido en el año 12 por Druso el Mayor, el padre de Claudio. La inscripción contiene un discurso de Claudio ante el Senado romano. El emperador cojo-tartamudo argumenta a favor de conceder la ciudadanía a los galos –incluyendo el privilegio de ser electos a las magistraturas de la metrópoli y de ser senadores. El discurso se pronunció en el año 48 –a la mitad del reinado de Claudio– como respuesta a una petición de varios caudillos galos.

La propuesta no era democrática en el sentido moderno, pues recibirían la ciudadanía los ricos y terratenientes. Pero la idea sí era pluricultural. Claudio mismo recordó a los Padres Quirites que su familia era de origen sabino, no romana; y que recientemente ya se había dado la ciudadanía a la Galia Narbonensis. Lo más interesante de la Tabla Claudiana de Lyon es que recoge una versión verbatim de la sesión senatorial –incluyendo las interrupciones de los senadores, que consideraban tedioso oír los antecedentes que Claudio les presentaba. Estos detalles no fueron recogidos por Tácito –quien también registró el discurso. (Liga 5.)

En otras palabras: la Roma del principado era una entidad socio-política compleja y plural. El ejercicio del poder no se restringía a las habitaciones de la familia imperial… del mismo modo que la vida política inglesa de nuestros días no se limita a los chismes de la Familia Real… del mismo modo que en todo el mundo lo político es mucho más que la personalidad de las y los políticos más poderosos (ó que el discurso de una candidata).

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:

Liga 2:

https://www.smithsonianmag.com/smart-news/how-prince-philip-modernizedand-fought-preserve-monarchy-180977479/

Liga 3:

https://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1976ETV.html

Liga 4:

https://doi.org/10.24275/uam/azc/dcsh/gye/1993N04/Zarur

Liga 5:

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