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Opinión

Ver para pensar: El Dreyfus de Polanski

Federico Anaya Gallardo

En 2019, Roman Polanski decidió abordar el Affaire Dreyfus. En francés, la película se tituló J’Acusse siguiendo el exposé del periodista Emilio Zolá publicó en L’Aurore del 13 de Enero de 1898. En Castellano la película se llamó El oficial y el espía. En Inglés, An Officer and a Spy. Estos dos títulos siguen la novela del escritor y periodista británico Robert Harris que tiene ese título. De hecho, Harris escribió la novela a instancias de Polanski. Puedes verla en el servicio de streaming de Amazon Prime.

La versión de Polanski llegó al cinematógrafo casi treinta años después de la producida por Richard Dreyfuss y dirigida por Ken Russell (1991) y que te reseñé en este espacio la semana pasada, lectora. En una primera y superficial comparación notarás que la versión Dreyfuss es más “brillante” ó clara ó luminosa. En 1991, el Picquart interpretado por Dreyfuss viste casi siempre una casaca azul claro. En 2019, Picquart es interpretado por Jean Dujardin (n.1972) y casi siempre lleva casaca azul oscura. Te regalo dos imágenes para que aprecies la diferencia. Otro detalle: el Picquart histórico nunca llevó barba. La versión de Polanski trata de ser más rigurosa. Nuestro Richard Dreyfuss activista no sacrificó su piochita en el altar de la exactitud.

La mayor luminosidad del filme de 1991 corresponde, en mi opinión, a su intención didáctica. Por lo mismo, aunque la versión Dreyfuss es más corta (una hora y 28 minutos) que la versión Polanski (dos horas y 11 minutos), nos parece más larga.

La versión Dreyfuss procura educar a sus espectadores a través de mil pequeños detalles en la pantalla. Ya comenté la semana pasada acerca del águila mexicana a las puertas de la oficina de uno de los jefes del teniente coronel Picquart pero, inmediatamente después de esa escena, ya dentro de la oficina del general Raoul de Boisdeffre (interpretado por Oliver Reed), vemos que este está posando para un retrato que lo muestra con un cetro y una corona dorada de laureles –como un César. Boisdeffre era el jefe del Estado Mayor del Ejército. Ambos detalles, el águila mexicana y el retrato cesariano, son pistas para que unprofe de prepa use la película de Dreyfuss para educar a sus estudiantes acerca de los peligros del militarismo imperialista.

Otro ejemplo del didactismo de la versión Dreyfuss es que, más adelante, mientras Boisdeffre y otros dos generales están reunidos para construir “la verdad histórica” del Caso Dreyfus, vemos a Boisdeffre/Reed sentado comiendo pastelillos que le sirve el ministro civil de la guerra. Te regalo esa imagen, lectora.

En cambio, en la versión Polanski, al general Boisdeffre (interpretado por Didier Sandre) se muestra en su papel de mando dentro del Estado Mayor, aparentemente involucrado en las tareas de defensa nacional. Te regalo la imagen de Boisdeffre/Sandre trabajando sobre un mapa… el problema es que –si ponemos atención en esa escena– oiremos al general explicar que está planeando la visita del Zar ruso a París. El Boisdeffre de la vida real fue siempre un tipo más ligado a la diplomacia que a la administración del Ejército…

Por cierto, lectora: ¿qué te recuerda un general-diplomático que hace carrera haciendo amigos en Relaciones Exteriores y contactos con las potencias extranjeras? Cualquier parecido con las generaciones de oficiales de nuestra Escuela Superior de Guerra que luego han prosperado como agregados militares en nuestras embajadas, NO es una coincidencia. Lo bueno y lo malo del ejército francés parece ser un modelo constante de la principal fuerza armada de México.

La versión Polanski de Dreyfus es, en resumen, más oscura pero también más compleja. A mí me impresionó ver el modo en que, ya cerca del 1900, las policías de Occidente estaban apenas adaptándose a la explosión tecnológica y a la idea de “investigación científica”. Cuando el Picquart/Dreyfuss llega a la sección de contrainteligencia en el filme de 1991, sus oficinas son elegantes y cuentan con una bóveda bien vigilada. Cuando el Picquart/Dujardin de la peli de 2019 asume el mando, contrainteligencia militar está en un edificio abandonado, mal cuidado y adonde orejas é informantes se reúnen para beber. Polanski y su guionista nos dejan saber que el antecesor de Picquart al frente de una oficina tan importante era el coronel Jean Sandherr (1846-1897) quien sería el responsable de “escoger” a Alfred Dreyfus como el “culpable” del espionaje descubierto. ¿Por qué Sandherr escogió a Dreyfus? Sólo porque era judío. Simple y llano prejuicio. Luego, su equipo en la oficina de contrainteligencia se encargaría de ir cuadrando un expediente para sustentar la falsa acusación. Cualquier parecido con la manera en que se construyen “verdades históricas” en México es, de nuevo, una simple coincidencia histórica.

Pero la versión Polanski del Affaire Dreyfus nos abre a nuevos datos. Contrainteligencia militar estaba dirigida por un antisemita –el coronel Sandherr. Si revisamos los antecedentes de éste jefe militar francés, encontramos que su generación ó promoción (1864-1866) en la Escuela Militar de Saint-Cyr tomó el nombre de Promotion d’Oajaca en honor de la conquista de la capital de ese Estado de nuestra República por el general Bazaine en 1865. (Liga 1.)

Así las cosas, Sandherr era probablemente un imperialista orgulloso. Podemos imaginar que le costó digerir la derrota ante Prusia en 1870-1871. En Metz, luchó bajo el mando del héroe de su promoción saintcyriana (Bazaine) y luego de la derrota fue tomado prisionero. Como Sandherr era alsaciano, debió escoger nacionalidad. Se quedó con Francia. En 1873 formó en la primera promoción de la Escuela Superior de Guerra francesa. Ya como capitán “diplomado de Estado Mayor” estaba en Túnez cuando Francia arrebató ese país a los últimos beys musulmanes. Su encargo fue clasificar las tribus tunecinas de acuerdo a su mayor ó menor colaboración con los nuevos amos franceses. Con esa experiencia se le hizo parte del equipo de contrainteligencia del Ejército. Cualquier parecido con el estilo de “divide y vencerás” que los militares mexicanos usaron en las comunidades campesinas bajo el régimen priísta, al mismo tiempo que el capitán Fernando Gutiérrez Barrios –el mejor graduado de su promoción en el Colegio Militar, según presumían sus cercanos– ayudaba a fundar la Dirección Federal de Seguridad… es otra enervante coincidencia histórica.

El historiador Gérald Arboit (n.1969) nos dice que en la década previa al Affaire Dreyfus la contrainteligencia militar estaba obsesionada con la Revancha y confundía al enemigo exterior (Alemania) con el interior (los republicanos radicales y los socialistas). (Liga 2.) Arboit es investigador en la Sorbona y se especializa en Identidades, Relaciones Internacionales y Civilizaciones de Europa. Conduce un proyecto sobre gobernabilidad é inteligencia. El ensayo de Arboit que te recomiendo en la Liga 2 muestra cómo, durante las primeras décadas de la Tercera República, los servicios de inteligencia franceses estaban corroídos por el desorden, los intereses personales y la corrupción. Cualquier parecido con los militares mexicanos metidos a tareas de inteligencia y policía… es sólo otra histórica coincidencia.

Con lo anterior, regresemos a la versión Polanski del Affaire Dreyfus. Vemos a Sandherr unas pocas veces. La primera, viendo de lejos la degradación de Alfred Dreyfus –quien todo el tiempo gritó su inocencia frente a los cientos de militares que le rodeaban. Es Enero de 1894, y podemos imaginar que París sufría una helada. Pero sólo Sandherr tiembla. Y tiembla notoriamente. Más adelante, en un flashback, Picquart/Dujardin recuerda el momento en que Sandherr escogió a Dreyfus como culpable. Allí también le temblaban las manos. Finalmente, nos enteramos que Sandherr ha renunciado por enfermedad y que llama a su sucesor (Picquart/Dujardin) a su casa. Sandherr está postrado, los temblores son incontenibles y farfulla. Cara y manos están cubiertas de pústulas. De los ojos sale un líquido viscoso y verde.

Sandherr le entrega a Picquart un maletín con papel moneda y monedas de oro (le explica que son los fondos especiales de la oficina). También le da una lista de los “enemigos” de Francia que deben ser arrestados apenas se declare la guerra a Alemania –¡aparte de todos los judíos! Sandherr le advierte a Picquart de la decadencia de Francia, de cómo los extranjeros están destruyendo la buena sociedad y por qué debe vigilarse con rigor a “la judería”. Cualquier parecido con los altos mandos mexicanos que dirigieron la represión contra los comunistas entre 1965 y 1980 –y que siguen alucinando con la “subversión” de las normales rurales hasta hoy… es sólo otra histórica coincidencia.

Picquart se cuida mucho de no hacer contacto con el enfermo. Entiende qué mal le aflige. Sandherr moriría al poco de sífilis –en el estado de crazy monkey que la Europa decimonónica consideraba el “castigo divino” reservado a los lujuriosos y corruptos. Puedes ver, lectora, que la versión 2019 Polanski del Affaire Dreyfus también es didáctica, pero en un registro más profundo que la versión 1991 de Dreyfuss.

Cuando el alto mando del Ejército lo acusa de traición, el Picquart/Dreyfuss de 1991 dibuja con gis y carbón un crucifijo en la pared de su celda. El Picquart/Dujardin de 2019 respeta la fe católica de su familia, pero no nos muestra signos externos de piedad religiosa. El Picquart histórico, que nació católico, era conocido como agnóstico. Su grupo político fue el que finalmente separó Iglesia y Estado en Francia. Porque, lectora, no debemos olvidar que los dreyfusards (defensores de la racionalidad, la ética republicana, el laicismo y las reformas sociales) ganaron la batalla judicial y política. El Picquart histórico se convirtió en el ministro de la Secretaría de la Guerra que lo había perseguido. Y en esto, sólo tenemos una coincidencia mexicana a medias. El obradorismo ganó el gobierno federal, pero la Secretaría de Defensa Nacional no ha cambiado nada.

Adonde Richard Dreyfuss (1991) nos muestra a un hombre de fe que defiende el debido proceso y el honor desde su fe católica; Román Polanski (2019) nos ofrece un ciudadano en armas que defiende su República desde una estricta ética personal. Dos Picquarts. Dos tareas para nosotros: ¿cuál retrato es más fiel a la realidad? ¿cuál retrato nos ayuda más para lidiar con nuestros propios dilemas políticos en nuestra propia República?

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:
https://www.saint-cyr.org/medias/editor/files/1864-1866-49e-promotion-d-oajaca.pdf

Liga 2:
https://cf2r.org/historique/l-affaire-avant-l-affaire-le-discredit-du-colonel-vincent-chef-de-la-section-de-statistique-de-l-etat-major-de-l-armee/#_ftnref24

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